Así se presenta el panorama espacial para este nuevo año.
2020 llama a nuestra puerta, y con ello llega el momento de mirar en la distancia y destacar los eventos que la exploración espacial nos depara, y que ciertamente no son pocos. Marte regresa a primera plana con una oleada de nuevas sondas orbitales y vehículos de superficie, La Luna recibirá nuevas visitas, Japón vivirá el retorno de Hayabusa 2 y la NASA afronta un momento crítico con el que debería ser el primer vuelo del enorme y problemático SLS, así como el primer vuelo lunar de la Orion, su futura nave tripulada. Por su parte el sector privado también tiene marcado 2020 como fecha crítica, especialmente para Space X, que debe lanzar su propia nave tripulada, la Dragon 2, y cumplir etapas críticas con su ambiciosa Starship, con la que espera tener a La Luna y Marte a su alcance.
En definitiva, un año lleno de noticias. Vamos a resumir las más importantes:
- Chang´e 5: China no pone el freno en su programa lunar, y mientras su misión en la cara oculta sigue en activo, en algún momento de 2020 deberá lanzar la siguiente sonda de esta serie, que tiene como meta principal recoger y traer a la Tierra muestras lunares, así como desplegar toda una serie de instrumentos científicos, incluido un rover de superficie. A su éxito le deberá seguir otras 3, preparando el camino para objetivos aún más ambiciosos.
- Hayabusa 2: La que puede considerase la misión interplanetaria más ambiciosa de Japón, una de las más complejas de la historia y, sin lugar a dudas la que más lejos ha llegado en el estudio de los asteroides alcanzará la vecindad de nuestro planeta, lanzando una cápsula con el material recogido para su posterior recuperación. Posteriormente seguirá su camino, y con unas reservas de combustible que aún son significativas, iniciará el viaje hacia un nuevo asteroide.
- Hope: La exploración del planeta rojo cada vez atrae a más naciones, y en 2020 se unirá un nuevo miembro, los Emiratos Arabes Unidos, que lanzará, con ayuda de Japón, su propia sonda orbital marciana. Si alcanza su objetivo estudiará en profundidad su atmósfera, sus ciclos climáticos y su actividad meteorológica, aunque por evidentemente, siendo el primer intento interplanetario de este país (y del mundo árabe en general) el simple hecho de llegar ya se podrá considerar un éxito.
- XH-1: China mira hacia todos los rincones del Sistema Solar, y Marte está en la lista. En Agosto de 2020 deberá partir su primera misión marciana, que aspira tanto a colocar una sonda en órbita como un rover en la superficie.
- Mars 2020: Y seguimos en el planeta rojo. Este próximo año se abre lo que se llama "ventana de lanzamiento", que significa que tanto nosotros como Marte están en una posición adecuada para realizar un viaje entre ambos mundos, algo que ocurre cada dos años. Y en este caso muchos son los que sacarán provecho de ello. La NASA apunta a lo grande con esta especie de hermano de Curiosity, aunque solo en su aspecto externo, ya que sus objetivos son muy diferentes, con la busca de señales de vida como meta principal. En Julio debería iniciar su viaje.
- Rosalind Franklin: Y Europa también seguirá este camino con su propio vehículo de superficie, la segunda parte de la misión ExoMars, cuya sonda ya se encuentra en órbita desde hace varios años, y que afrontará ahora la etapa más crítica. Si logra aterrizar de una pieza (el recuerdo del fracaso de Schiaparelli sigue ahí) buscará vida, tanto pasada como presente, tomando muestras de hasta 2 metros de profundidad. Es ambicioso en sus objetivos, ya que su contrapartida de la NASA "solo" buscará señales químicas de antigua vida, mientras que la europea intentará detectara directamente si existe.
- Tiangong 3: Los múltiples frentes chinos también apuntan a su propia estación espacial, al estilo de la ISS. El primer módulo, su corazón, debería ser lanzada en 2020, aunque existe la posibilidad de que se retrase a 2021.
- Orion/Artemis 1: EEUU intenta recuperar su capacidad de enviar astronautas, evitando depender de otros. Por ello el primer vuelo del cohete SLS, así como de la cápsula tripulada Orion, previsto para finales de 2020, se presenta como un momento crítico a todos los niveles. En este primer vuelo, no tripulado, la nave realizará un viaje de ida y vuelta a La Luna, ya que precisamente uno de sus los objetivos es permitir el regreso a nuestro satélite. Por ello se la llama Artemis 1, como se conoce el proyecto de regreso lunar.
- Starship y Dragon 2: Space X tiene sus propios desafíos, siempre ambiciosos. Por un lado su cápsula tripulada deberá realizar el primer viaje a la órbita terrestre, siendo uno de los pilares básicos de EEUU, junto con la Orion, para recuperar su acceso al espacio. Por otro la aún más ambiciosa Starship, con la que Elon Musk espera realizar viajes, incluso tripulados, a La Luna y Marte, deberá afrontar su primera prueba de vuelo a gran altura y velocidad.
- OSIRIS-REx: Mientras la Hayabusa 2 regresa triunfante a casa, su "hermana" de la NASA afronta el mayor de los retos, la toma de muestras del asteroide Bennu, algo que deberá ocurrir en Julio de 2020.
No son las únicas, pero sin lugar a dudas las más importantes. Tendremos un año especialmente activo, sobre todo en el planeta rojo, que vivirá una nueva oleada de sondas exploradores. Las noticias, buenas y (esperemos que las menos) malas, nos darán mucho de que hablar.
Orion (Artemis 1) y SLS, las grandes y problemáticas apuestas de los EEUU y la NASA para recuperar los vuelos tripulados y apuntar a objetivos más lejanos.
Hope, la primera sonda interplanetaria de un país árabe, intentará llegar hasta el planeta rojo.
China busca crear su propia estación espacial, cuyo módulo central deberá lanzarse en 2020, aunque existe la posibilidad de que se retrase.
Marte también está dentro de los planes chinos, con su primera y ambiciosa misión al planeta rojo, que incluye sonda y rover de superficie.
La Chang´e 5 buscará enviar muestras de suelo lunar a la Tierra, repitiendo lo que lograron los soviéticos en los años 70 del siglo pasado.
Curiosity tendrá un hermano gemelo en 2021, y que se lanzará en 2020. Aunque su aspecto es muy similar, su objetivo es completamente diferente, ya que buscará las huellas químicas de antigua vida.
Rosalind Franklin es la apuesta europea por Marte, con objetivos parecidos al del coloso americano, pero incluso más ambiciosos, ya que extraerá muestras de hasta dos metros bajo tierra y buscará señales de vida no solo pasadas, sino también presentes.
Spaceflight Stories Expected for 2020
martes, diciembre 31, 2019
sábado, diciembre 28, 2019
Esperando a Betelgeuse
La gigante roja, con el brillo más bajo de las últimas décadas.
La constelación de Orión es posiblemente la más famosa y conocida de todas estas artificiales construcciones mentales que la Humanidad proyecta en el Firmamento. Y no es difícil entender el motivo, porque a diferencia de otras, cuya unión parece más forzada y necesita de la buena voluntad del observador, el cazador de la mitología griega se nos aparece de forma automática en nuestra mente. Su figura tan definida, con un cinturón de tres estrellas en línea en su centro, rodeada de otras cuatro de notable brillo. Todo ello magnificado con el hecho de que una de ellas tiene un color rojizo claramente apreciable para el ojo humano. En definitiva, un hermoso cuadro celeste.
Sin embargo la vida de las estrellas es compleja, y en último término también ellas llegan a su final, más o menos espectacular dependiendo de su masa. Y este es el caso de esa estrella rojiza ya mencionada, conocida como Betelgeuse, hermosa desde la distancia, pero que es en realidad la historia de una muerte inminente, hace tiempo dejó atrás su fase estable al agotar el hidrógeno interno, y que actualmente, hinchada hasta un tamaño centenares de veces al que tenía en el pasado, es un astro inestable que podría convertirse en supernova en cualquier momento.
Y recientemente estamos asistiendo a una de esas señales que nos recuerdan la naturaleza agoniza de lo que nos parece una hermosa estrella, ya que actualmente su brillo a disminuido de forma apreciable, alrededor de una magnitud, lo que es ciertamente mucho, y quedando muy cerca del resplandor de su vecina Aldebarán. Es habitual que este tipo de estrellas muestran variaciones de brillo, y seguramente terminará por recuperarse, pero la profundidad y duración de esta, la mayor en décadas, nos recuerda nuevamente que Betelgeuse es una estrella al final de su existencia, pulsando frenéticamente ante el caos interno que sufre.
Y cuando su corazón finalmente se detenga, se convertirá en una supernova que iluminará nuestros cielos, con un brillo espectacular, pero por suerte aún lo suficientemente lejos para quedar fuera de la zona letal, unos 50 años-luz alrededor de ella, donde cualquier hipotética vida quedará aniquilada ante la oleada de radiación. Puede ocurrir hoy, mañana o en unos cientos de miles de años. La escala de tiempo para estos eventos transcurre es diferente al de nuestra fugaz existencia. Pero cuando esto ocurra, será el evento astronómico más maravilloso que la Humanidad habrá presenciado.
Imaginando el brillo de Betelgeuse una vez convertida en supernova en nuestro firmamento
Betelgeuse es una supergigante roja, una estrella que una vez fuera de la secuencia principal se ha hinchado hasta adquirir dimensiones monstruosas, dentro de la cual cabrían las órbitas de la Tierra y Marte. Es la fase previa a la explosión.
Las fluctuaciones en su brillo son habituales, fruto de su naturaleza inestable, pero ahora afronta la disminución de brillo más notable en décadas.
Waiting for Betelgeuse: What’s Up with the Tempestuous Star?
La constelación de Orión es posiblemente la más famosa y conocida de todas estas artificiales construcciones mentales que la Humanidad proyecta en el Firmamento. Y no es difícil entender el motivo, porque a diferencia de otras, cuya unión parece más forzada y necesita de la buena voluntad del observador, el cazador de la mitología griega se nos aparece de forma automática en nuestra mente. Su figura tan definida, con un cinturón de tres estrellas en línea en su centro, rodeada de otras cuatro de notable brillo. Todo ello magnificado con el hecho de que una de ellas tiene un color rojizo claramente apreciable para el ojo humano. En definitiva, un hermoso cuadro celeste.
Sin embargo la vida de las estrellas es compleja, y en último término también ellas llegan a su final, más o menos espectacular dependiendo de su masa. Y este es el caso de esa estrella rojiza ya mencionada, conocida como Betelgeuse, hermosa desde la distancia, pero que es en realidad la historia de una muerte inminente, hace tiempo dejó atrás su fase estable al agotar el hidrógeno interno, y que actualmente, hinchada hasta un tamaño centenares de veces al que tenía en el pasado, es un astro inestable que podría convertirse en supernova en cualquier momento.
Y recientemente estamos asistiendo a una de esas señales que nos recuerdan la naturaleza agoniza de lo que nos parece una hermosa estrella, ya que actualmente su brillo a disminuido de forma apreciable, alrededor de una magnitud, lo que es ciertamente mucho, y quedando muy cerca del resplandor de su vecina Aldebarán. Es habitual que este tipo de estrellas muestran variaciones de brillo, y seguramente terminará por recuperarse, pero la profundidad y duración de esta, la mayor en décadas, nos recuerda nuevamente que Betelgeuse es una estrella al final de su existencia, pulsando frenéticamente ante el caos interno que sufre.
Y cuando su corazón finalmente se detenga, se convertirá en una supernova que iluminará nuestros cielos, con un brillo espectacular, pero por suerte aún lo suficientemente lejos para quedar fuera de la zona letal, unos 50 años-luz alrededor de ella, donde cualquier hipotética vida quedará aniquilada ante la oleada de radiación. Puede ocurrir hoy, mañana o en unos cientos de miles de años. La escala de tiempo para estos eventos transcurre es diferente al de nuestra fugaz existencia. Pero cuando esto ocurra, será el evento astronómico más maravilloso que la Humanidad habrá presenciado.
Imaginando el brillo de Betelgeuse una vez convertida en supernova en nuestro firmamento
Betelgeuse es una supergigante roja, una estrella que una vez fuera de la secuencia principal se ha hinchado hasta adquirir dimensiones monstruosas, dentro de la cual cabrían las órbitas de la Tierra y Marte. Es la fase previa a la explosión.
Las fluctuaciones en su brillo son habituales, fruto de su naturaleza inestable, pero ahora afronta la disminución de brillo más notable en décadas.
Waiting for Betelgeuse: What’s Up with the Tempestuous Star?
lunes, diciembre 23, 2019
Postales desde Marte
La belleza de Marte a través de los ojos de la ExoMars.
Su principal función es el estudio de la atmósfera del planeta y, cuando llegue, ofrecer cobertura de comunicaciones al rover que conforma la segunda parte de esta ambiciosa misión. Pero también dispone de un sistema óptico que, sin ser tan potente como el de la Mars Reconnaissance Orbiter, es capaz igualmente de ofrecernos maravillas para nuestro deleite.
Con el frio y nieve (en el hemisferio Norte) haciendo ya acto de presencia, quizás esta imagen es la mejor "postal de Navidad" que nos regala la ExoMars, tomada el pasado Octubre, donde la rojiza superficie y el blanco puro del hielo ofrecen una combinación realmente hermosa, magnificando la sensación de estar ante un planeta extraño pero al mismo tiempo similar al nuestro. Puede que, pese a todos nuestros sueños y esperanzas, Marte sea un lugar muerto desde el punto de vista biológico, pero viendo escenas como esta se comprende como seguimos aferrados a esa idea.
La panorámica, captada por la cámara CaSSIS, nos lleva al hemisferio Norte, actualmente en Verano, pero donde en latitudes altas, como es el caso de este cráter (73.95ºN), reciben pocas horas de luz solar, con zonas sombradas que actúan como trampas que capturan y mantienen depósitos helados permanentes de agua. Para cualquier explorador humano futuro, o incluso para posibles colonizadores, sería un lugar clave para reponer sus reservas del preciado líquido, además de disfrutar de unas escenas idílicas, con el Sol, más tenue que en la Tierra pero aún deslumbrante, convirtiendo las llanuras y paredes de los cráter en un mar de luz. Sería un maravilloso regalo navideño.
La ExoMars, actualmente en plena actividad y a la espera de la llegada del rover del mismo nombre.
Ice-filled crater
Su principal función es el estudio de la atmósfera del planeta y, cuando llegue, ofrecer cobertura de comunicaciones al rover que conforma la segunda parte de esta ambiciosa misión. Pero también dispone de un sistema óptico que, sin ser tan potente como el de la Mars Reconnaissance Orbiter, es capaz igualmente de ofrecernos maravillas para nuestro deleite.
Con el frio y nieve (en el hemisferio Norte) haciendo ya acto de presencia, quizás esta imagen es la mejor "postal de Navidad" que nos regala la ExoMars, tomada el pasado Octubre, donde la rojiza superficie y el blanco puro del hielo ofrecen una combinación realmente hermosa, magnificando la sensación de estar ante un planeta extraño pero al mismo tiempo similar al nuestro. Puede que, pese a todos nuestros sueños y esperanzas, Marte sea un lugar muerto desde el punto de vista biológico, pero viendo escenas como esta se comprende como seguimos aferrados a esa idea.
La panorámica, captada por la cámara CaSSIS, nos lleva al hemisferio Norte, actualmente en Verano, pero donde en latitudes altas, como es el caso de este cráter (73.95ºN), reciben pocas horas de luz solar, con zonas sombradas que actúan como trampas que capturan y mantienen depósitos helados permanentes de agua. Para cualquier explorador humano futuro, o incluso para posibles colonizadores, sería un lugar clave para reponer sus reservas del preciado líquido, además de disfrutar de unas escenas idílicas, con el Sol, más tenue que en la Tierra pero aún deslumbrante, convirtiendo las llanuras y paredes de los cráter en un mar de luz. Sería un maravilloso regalo navideño.
La ExoMars, actualmente en plena actividad y a la espera de la llegada del rover del mismo nombre.
Ice-filled crater
domingo, diciembre 22, 2019
El monarca de la cara oculta
Yutu 2 bate el récord de longevidad en la superficie de La Luna.
En 1971, en lo que se podría considerar los últimos coletazos de la carrera espacial entre las dos superpotencias, el rover soviético Lunokhod 2 se convertía en el explorador lunar móvil que duramente más tiempo había trabajado en la superficie lunar, unos 10 meses y medio. Nadie más superaría esta cifra durante décadas, en parte porque sobrevivir a las duras condiciones ambientales es una prueba extrema para cualquier vehículo, en parte porque La Luna quedó abandonada poco después, casi ignorada en beneficio de objetivos más atrayentes, como Marte, por lo que nadie pudo disputarle el trono.
Hasta que llegó China y su ambicioso programa espacial, que le llevó a alunizar en la cara oculta, algo nunca antes intentando. Y es en el marco de la misión de la Chang'e-4, que sigue activa en esa región desconocida de nuestro satélite, donde el rover Yutu 2 acaba de superar esta marca, con ya 11 meses en activo. No en distancia, ya que el rover soviético avanzó más de 10 kilómetro, mientras que el chino solo lleva recorridos unos 345 metros, aunque en su caso parece haber encontrado en las cercanías aquello que los científicos chinos estaban buscando cuando escogieron el cráter Von Karman, dentro de la cuenca de impacto Aitken, muestras de material que parecen proceder el manto lunar, lo que implica menos necesidad de avanzar.
Todo esto, y nunca se debe olvidar cuando hablamos de exploración lunar, que sus días y noches duran 14 días terrestres. Es decir, dos semanas de oscuridad que obliga a detener las actividades, y dos semanas de luz durante las cuales, en los días en que el Sol está más alto en el oscuro cielo selenita, igualmente el rover debe parar para protegerse de las altas temperaturas. No es sencillo trabajar en estas circunstancias, y más si te encuentras en el otro lado, fuera de la visión terrestre, y debes hacerlo de forma indirecta, utilizando una sonda como la Queqiao, lanzada precisamente para realizar la función de puente de comunicaciones.
No sabemos cuanto tiempo más Yutu-2 sobrevivirá a los cambios extremos de temperatura que debe soportar un mes detrás de otro, aunque de momento parece seguir funcionado a pleno rendimiento, mucho mejor que su predecesor. Aunque precisamente ese primer intento frustrado dio valiosas lecciones que fueron bien aprendidas.
La dura vida de la Chang´e-4 y Yutu 2, fuera de la vista de los terrestres.
Solo la presencia de la Quequiao permite mantener a ambas comunicadas con la Tierra.
El rover chino Yutu 2 bate el récord de tiempo de trabajo en la Luna
En 1971, en lo que se podría considerar los últimos coletazos de la carrera espacial entre las dos superpotencias, el rover soviético Lunokhod 2 se convertía en el explorador lunar móvil que duramente más tiempo había trabajado en la superficie lunar, unos 10 meses y medio. Nadie más superaría esta cifra durante décadas, en parte porque sobrevivir a las duras condiciones ambientales es una prueba extrema para cualquier vehículo, en parte porque La Luna quedó abandonada poco después, casi ignorada en beneficio de objetivos más atrayentes, como Marte, por lo que nadie pudo disputarle el trono.
Hasta que llegó China y su ambicioso programa espacial, que le llevó a alunizar en la cara oculta, algo nunca antes intentando. Y es en el marco de la misión de la Chang'e-4, que sigue activa en esa región desconocida de nuestro satélite, donde el rover Yutu 2 acaba de superar esta marca, con ya 11 meses en activo. No en distancia, ya que el rover soviético avanzó más de 10 kilómetro, mientras que el chino solo lleva recorridos unos 345 metros, aunque en su caso parece haber encontrado en las cercanías aquello que los científicos chinos estaban buscando cuando escogieron el cráter Von Karman, dentro de la cuenca de impacto Aitken, muestras de material que parecen proceder el manto lunar, lo que implica menos necesidad de avanzar.
Todo esto, y nunca se debe olvidar cuando hablamos de exploración lunar, que sus días y noches duran 14 días terrestres. Es decir, dos semanas de oscuridad que obliga a detener las actividades, y dos semanas de luz durante las cuales, en los días en que el Sol está más alto en el oscuro cielo selenita, igualmente el rover debe parar para protegerse de las altas temperaturas. No es sencillo trabajar en estas circunstancias, y más si te encuentras en el otro lado, fuera de la visión terrestre, y debes hacerlo de forma indirecta, utilizando una sonda como la Queqiao, lanzada precisamente para realizar la función de puente de comunicaciones.
No sabemos cuanto tiempo más Yutu-2 sobrevivirá a los cambios extremos de temperatura que debe soportar un mes detrás de otro, aunque de momento parece seguir funcionado a pleno rendimiento, mucho mejor que su predecesor. Aunque precisamente ese primer intento frustrado dio valiosas lecciones que fueron bien aprendidas.
La dura vida de la Chang´e-4 y Yutu 2, fuera de la vista de los terrestres.
Solo la presencia de la Quequiao permite mantener a ambas comunicadas con la Tierra.
El rover chino Yutu 2 bate el récord de tiempo de trabajo en la Luna
miércoles, diciembre 18, 2019
Cuando Marte se mueve
Descubierta la primera región sísmicamente activa del planeta.
InSight sigue su aventura de luces y sombras. Sombras por su sensor térmico, que debía perforar el terreno y registrar el calor que llega desde su núcleo, y aún hoy sus encargados siguen luchando desesperadamente por salvar, y luces por su instrumento para detectar seismos, por tenues que sean, y que está cumpliendo con total éxito su cometido, desvelando un mundo quizás no tan muerto como su pequeño tamaño podría sugerir. Ahora, a más de mil kilómetros de la sonda, conocemos una región donde han ocurrido varios de cierta intensidad, lo que indica algo más que un temblor puntual y aleatorio como otros ya detectados.
En concreto los temblores que detectó SEIS (Seismic Experiment for Interior Structures) tuvieron su punto de origen en la región conocida como Cerberus Fossae, a 1600 Kilómetros de distancia, donde se concentran una serie de fracturas tectónicas de la corteza. No fueron pequeños, entre 3 y 4 en la escala de Richter, que en la Tierra serían percibidos por la población, especialmente en edificios altos, por lo que no hablamos de sismos tenues que pueden explicarse por las fuertes variaciones térmicas, ráfagas de viento o el impacto de meteoritos. Aquí hablamos de algo más serio, de posible actividad sísmica de un nivel por encima de todo lo visto hasta ahora.
La detección, que muestra hasta que punto SEIS es sensible, se produjo gracias a lo que podríamos llamar las horas tranquilas de Marte. Algo que hemos aprendido es que el planeta rojo es notablemente agitado en este aspecto, pero que desde media tarde hasta después de medianoche se queda repentinamente en calma, las "horas del silencio" que le permite detectar movimientos sísmicos muy lejanos, y que quedarían ocultos fuera de esas horas. Quizás han ocurrido otros que simplemente se perdieron en el ruido. Como vemos, lejos de saberlo ya todo del planeta rojo, en realidad apenas estamos rascando la superficie, de forma real y metafórica.
La región de Cerberus Fossae, hogar de numerosas fracturas en la corteza del planeta y punto de origen de dos importantes seísmos.
SEIS, el detector de actividad sísmica de Marte.
Cerberus Fossae, primera zona sísmica activa confirmada en Marte
martes, diciembre 17, 2019
El 7º hermano
Asistiendo al nacimiento de un nuevo ciclón en el polo sur de Júpiter.
Juno sigue trabajando activamente estudiando el mayor planeta del Sistema Solar, una exploración extendida en el tiempo que le permite visualizar los cambios y ciclos que rigen el aparentemente caótico océano de nubes que conforman su superficie visible. Un lugar desafiante para la ciencia que tiene en sus polos unas de las estructuras más extrañas descubiertas precisamente por esta sonda, la nebulosa de ciclones que se arremolinan en sus polos, tanto en el norte como en el sur, y en ambos casos parecen responder a una estructura común: Un ciclón central con los demás moviéndose alrededor en una formación geométrica aparentemente estable. Ciertamente curioso.
¿Es algo permanente? Hasta ahora ambas formaciones se han mantenido estables y sólidas, cerrando el paso a cualquier otro ciclón que se aproximara. Pero recientemente, durante el sobrevuelo número 22, algo se abrió paso en el polo sur, un pequeño y nuevo ciclón cobró vida y se añadió a la "batalla" como el 7º miembro de la familia meridional, encajando en el conjunto con una precisión notable, creando una nueva forma geométrica: "Los datos del JIRAM (infrarrojo) indica que pasamos de un pentágono a un hexágono", explica Alessandro Mura, co-investigador de Juno."La nueva incorporación es más pequeña que sus seis hermanos más establecidos, aproximadamente del tamaño de Texas. Quizás los datos de futuros sobrevuelos muestren que está creciendo al mismo tamaño que sus vecinos".
Los datos de JIRAM, que captura las emisiones en infrarrojo que emergen desde las profundidades del planeta indican que su velocidad del viento es de unos 362 kph, comparable a la velocidad encontrada en sus seis colegas más antiguos.
"Estos ciclones son fenómenos climáticos nuevos que no se han visto ni predicho antes" explica Cheng Li, científico de Juno de la Universidad de California, Berkeley."La naturaleza está revelando una nueva física sobre los movimientos de los fluidos y cómo funcionan las atmósferas de los planetas gigantes. Estamos comenzando a comprenderlo a través de observaciones y simulaciones. Los futuros sobrevuelos nos ayudarán a refinar aún más nuestra comprensión al revelar cómo evolucionan los ciclones con el tiempo".
Los mundos gigantes del Sistema Solar son reinos extraños y sorprendentes, llenos de maravillas y misterio. Esta curiosa historia, la del pequeño ciclón nacido en el seno de una cerrada familia, es solo una de muchas.
Nunca se debe olvidar las gigantescas escalas en las que todo se mueve en Júpiter. EEUU (centro) y Texas (parte inferior derecha) nos ayudan a entenderlo.
Los ciclones del polo sur en luz visible.
NASA's Juno Navigators Enable Jupiter Cyclone Discovery
Juno sigue trabajando activamente estudiando el mayor planeta del Sistema Solar, una exploración extendida en el tiempo que le permite visualizar los cambios y ciclos que rigen el aparentemente caótico océano de nubes que conforman su superficie visible. Un lugar desafiante para la ciencia que tiene en sus polos unas de las estructuras más extrañas descubiertas precisamente por esta sonda, la nebulosa de ciclones que se arremolinan en sus polos, tanto en el norte como en el sur, y en ambos casos parecen responder a una estructura común: Un ciclón central con los demás moviéndose alrededor en una formación geométrica aparentemente estable. Ciertamente curioso.
¿Es algo permanente? Hasta ahora ambas formaciones se han mantenido estables y sólidas, cerrando el paso a cualquier otro ciclón que se aproximara. Pero recientemente, durante el sobrevuelo número 22, algo se abrió paso en el polo sur, un pequeño y nuevo ciclón cobró vida y se añadió a la "batalla" como el 7º miembro de la familia meridional, encajando en el conjunto con una precisión notable, creando una nueva forma geométrica: "Los datos del JIRAM (infrarrojo) indica que pasamos de un pentágono a un hexágono", explica Alessandro Mura, co-investigador de Juno."La nueva incorporación es más pequeña que sus seis hermanos más establecidos, aproximadamente del tamaño de Texas. Quizás los datos de futuros sobrevuelos muestren que está creciendo al mismo tamaño que sus vecinos".
Los datos de JIRAM, que captura las emisiones en infrarrojo que emergen desde las profundidades del planeta indican que su velocidad del viento es de unos 362 kph, comparable a la velocidad encontrada en sus seis colegas más antiguos.
"Estos ciclones son fenómenos climáticos nuevos que no se han visto ni predicho antes" explica Cheng Li, científico de Juno de la Universidad de California, Berkeley."La naturaleza está revelando una nueva física sobre los movimientos de los fluidos y cómo funcionan las atmósferas de los planetas gigantes. Estamos comenzando a comprenderlo a través de observaciones y simulaciones. Los futuros sobrevuelos nos ayudarán a refinar aún más nuestra comprensión al revelar cómo evolucionan los ciclones con el tiempo".
Los mundos gigantes del Sistema Solar son reinos extraños y sorprendentes, llenos de maravillas y misterio. Esta curiosa historia, la del pequeño ciclón nacido en el seno de una cerrada familia, es solo una de muchas.
El nuevo ciclón, que vemos brillar en el infrarrojo en la parte inferior derecha, integrado ya a la familia de ciclones del polo sur y formando una estructura geométrica junto con sus hermanos. La persistencia, tanto en el norte como en el sur, que tienes estos fenómenos meteorológicos en adoptar estas formaciones y mantenerlas puede ser una ventana para aprender de los mecanismos internos que rigen su turbulenta atmósfera.
Los ciclones del polo sur en luz visible.
NASA's Juno Navigators Enable Jupiter Cyclone Discovery
sábado, diciembre 14, 2019
El nido del ruiseñor
Así es el lugar escogido para la toma de muestras de OSIRIS-Rex.
La Hayabusa 2 ya esta camino de regreso a casa, llevando en su contenedor de muestras una preciada carga que los científicos de la JAXA y de todo el mundo esperan ya con expectación. Pero esta campaña de exploración de asteroides tenía más de una protagonista, y así, mientras la sonda japonesa ya está afrontando la parte final de su aventura, su contrapartida norteamericana se prepara para afrontar la siempre arriesgada y potencialmente peligrosa maniobra de toma de muestras, que implica acercarse lo suficiente a la superficie para ello. Y todo esto sin control alguno desde la Tierra, confiando en que la nave haga adecuadamente el trabajo por si misma.
OSIRIS-Rex lleva meses orbitando al asteroide Bennu, mapeándolo para conocer hasta el último rincón de este minúsculo mundo y así preparar el camino. Existían varios candidatos, cada uno de ellos estudiados en profundidad y en constante evaluación, de los que finalmente surgió el que tiene "mejor nota" y por ello es el elegido, el conocido como Nightingale, ruiseñor en nuestro idioma."Después de evaluar a fondo los cuatro candidatos, tomamos nuestra decisión final en función de qué sitio tiene la mayor cantidad de material de grano fino y qué tan fácilmente la sonda puede acceder a ese material con seguridad", explica Dante Lauretta, investigador principal. "De ellos, Nightingale cumple mejor con estos criterios y, en última instancia, garantiza el éxito de la misión".
Este punto está ubicado en un cráter del norte de 140 metros de ancho. El regolito es oscuro, y las imágenes muestran que el terreno es relativamente liso. Debido a que se encuentra muy al norte, las temperaturas son más bajas que en otras partes del asteroide y el material de la superficie está bien conservado. También se cree que el cráter es relativamente joven, y el regolito a quedado expuesto en tiempos recientes. Esto significa que el sitio probablemente permitiría una muestra prístina, dando al equipo una idea de la historia de Bennu.
No es un lugar falto de peligros, y por ello la OSIRIS-Rex tiene la capacidad no solo de realizar diversos intentos, sino de abortar definitivamente la maniobra y ganar altura si detectara que la situación es demasiado arriesgada para llevarla hasta su conclusión. En este caso regresaría a su órbita inicial y su equipo en tierra prepararía un nuevo intento en Osprey, el lugar de reserva seleccionado para tan circunstancia. Esperemos que no haga falta.
A lo largo de los próximos meses se seguirá estudiando ambos lugares para preparar todas las contingencias posibles, y a mediados de Agosto de 2020 llegará el momento de la verdad. El de Hayabusa 2 terminó con un triunfo absoluto, esperemos que OSIRIS-Rex también lo consiga.
Los cuatro lugares finalistas, de los que Nightingale es el elegido y Osprey el de reserva en caso de necesidad.
El largo camino a la superficie de Bennu.
NASA’s OSIRIS-REx in the Midst of Site Selection
La Hayabusa 2 ya esta camino de regreso a casa, llevando en su contenedor de muestras una preciada carga que los científicos de la JAXA y de todo el mundo esperan ya con expectación. Pero esta campaña de exploración de asteroides tenía más de una protagonista, y así, mientras la sonda japonesa ya está afrontando la parte final de su aventura, su contrapartida norteamericana se prepara para afrontar la siempre arriesgada y potencialmente peligrosa maniobra de toma de muestras, que implica acercarse lo suficiente a la superficie para ello. Y todo esto sin control alguno desde la Tierra, confiando en que la nave haga adecuadamente el trabajo por si misma.
OSIRIS-Rex lleva meses orbitando al asteroide Bennu, mapeándolo para conocer hasta el último rincón de este minúsculo mundo y así preparar el camino. Existían varios candidatos, cada uno de ellos estudiados en profundidad y en constante evaluación, de los que finalmente surgió el que tiene "mejor nota" y por ello es el elegido, el conocido como Nightingale, ruiseñor en nuestro idioma."Después de evaluar a fondo los cuatro candidatos, tomamos nuestra decisión final en función de qué sitio tiene la mayor cantidad de material de grano fino y qué tan fácilmente la sonda puede acceder a ese material con seguridad", explica Dante Lauretta, investigador principal. "De ellos, Nightingale cumple mejor con estos criterios y, en última instancia, garantiza el éxito de la misión".
Este punto está ubicado en un cráter del norte de 140 metros de ancho. El regolito es oscuro, y las imágenes muestran que el terreno es relativamente liso. Debido a que se encuentra muy al norte, las temperaturas son más bajas que en otras partes del asteroide y el material de la superficie está bien conservado. También se cree que el cráter es relativamente joven, y el regolito a quedado expuesto en tiempos recientes. Esto significa que el sitio probablemente permitiría una muestra prístina, dando al equipo una idea de la historia de Bennu.
No es un lugar falto de peligros, y por ello la OSIRIS-Rex tiene la capacidad no solo de realizar diversos intentos, sino de abortar definitivamente la maniobra y ganar altura si detectara que la situación es demasiado arriesgada para llevarla hasta su conclusión. En este caso regresaría a su órbita inicial y su equipo en tierra prepararía un nuevo intento en Osprey, el lugar de reserva seleccionado para tan circunstancia. Esperemos que no haga falta.
A lo largo de los próximos meses se seguirá estudiando ambos lugares para preparar todas las contingencias posibles, y a mediados de Agosto de 2020 llegará el momento de la verdad. El de Hayabusa 2 terminó con un triunfo absoluto, esperemos que OSIRIS-Rex también lo consiga.
Los cuatro lugares finalistas, de los que Nightingale es el elegido y Osprey el de reserva en caso de necesidad.
NASA’s OSIRIS-REx in the Midst of Site Selection
jueves, diciembre 12, 2019
La historia de dos gigantes
Conociendo las diferencias entre ambos exploradores.
En 2021 nuevamente veremos a dos rovers de la NASA recorriendo Marte. Y con un poco de suerte otros dos, europeo y chino respectivamente, deberán acompañarlos, lo que llevará a la increíble cifra de cuatro exploradores recorriendo el planeta rojo de forma simultánea. Pero el que destaca por encima de todos es el, por ahora, conocido como Mars 2020, la siguiente gran apuesta de la agencia espacial norteamericana, un hermano de Curiosity en muchos aspectos, que puede parecer a primera vista su gemelo, pero con sensibles diferencia. Vamos a conocerlas un poco en profundidad.
1) Objetivos: Curiosity llegó para coger el testigo de Spirit y Opportunity en la misión conocida como "siguiendo el agua". Es decir, buscar el rastro de este elemento, vital para la vida como la conocemos, y saber hasta que punto estuvo presente en los primeros tiempo del planeta, si se generó una potencial habitabilidad y como el clima fue cambiando con el tiempo hasta ser el planeta seco y frío que conocemos. La vida, presente o pasada, no está en sus objetivos y no está equipado para ello.
Mars 2020, por el contrario, si que esta centrado en esto último, concretamente en la detección de posibles huellas químicas de antigua vida hubiera dejado atrás. Será su meta principal, y no solo analizará muestras, sino que dejará otras selladas en recipientes para que futuras misiones puedan recuperarlas y llevarla a la Tierra.
2) Instrumentos: El futuro coloso es algo más grande y pesado que su predecesor, y en parte es por contar con diferentes instrumentos: Curiosity tiene un brazo robótico de 2.2 metro y maneja una torreta giratoria de 30 kilogramos equipada con una cámara científica, un analizador químico y un taladro. El de Mars 2020 tiene el mismo alcance, pero su torreta pesa más (45 kilogramos) porque lleva mayores instrumentos y un taladro más grande para extraer núcleos intactos de las rocas.
3) Ojos y oídos: Ambos están dotado de un amplio abanico de cámaras, pero mientras Curiosity dispone de 17 cámaras, cuatro de ellas en color, Mars 2020 dispondrá de 23, la mayor parte en color, y podrá obtener videos en alta definición. Y a diferencia de su hermano, llevará varios micrófonos para captar los sonidos de Marte, como el del viento.
4) Ruedas: Curiosity ha pasado malos tiempos recorriendo la superficie, que se demostró más exigente y capaz de ejercer una presión en sus ruedas superior a lo estimado, que se tradujo en la aparición de daños, como algunos agujeros en su estructura de aluminio. Se hizo necesario cambios en su forma de conducirlo para reducir el desgaste.
Mars 2020 sacará partido de la experiencia adquirida, y sus ruedas serán un poco más grandes y estrechas, con un recubrimiento un milímetro más grueso. Además, el patrón de estas ruedas será igualmente diferente, lo que le dará mucha más resistencia con las rocas afiliadas, sin perder su capacidad de cruzar terreno arenoso.
5) Cerebro: Curiosity no decide por si mismo donde ir, sino que espera pacientemente nuevos comandos llegados desde la Tierra, programados diariamente por sus navegantes terrestres, lo que retrasa su avance. La única actividad autónoma, aunque realmente valiosa, es su capacidad de auto-conducción, de buscar rutas alternativas si detecta obstáculos en la ruta que le han ordenado afrontar.
Mars 2020 llevará esta capacidad mucho más allá, y podrá calcular alternativas cinco veces más rápido que su hermano, lo que a su vez permitirá reducir los tiempos entre cada conducción y alcanzar los objetivos marcados mucho más rápido.
6) Aterrizaje: Curiosity fue una revolución en este sentido, con un sistema de "grúa aérea" revolucionaria y nunca utilizada hasta ese momento. Su hermano también lo utilizará, pero en una versión mejorada, dotada de lo que se conoce como el sistema TRN (Terrain-Relative Navigation). Así, mientras el primer tenía el punto de descenso ya marcado fuera lo que fuera lo que se encontrara en su camino, el segundo dispondrá de la capacidad de diseñar su trayectoria de forma autónoma y, en caso de necesidad, alterar la ruta de descenso para evitar potenciales peligros.
7) Compañeros: Mars 2020, a diferencia de su predecesor y de todos los anteriores viajeros, estará acompañado, al menos durante un tiempo, por un vehículo aéreo, un pequeño helicóptero que se convertirá en el primer objeto humano que literalmente vuele por los cielos marcianos.
Pronto el rover gigante, que se quedó solo con el fin de Opportunity, tendrá de nuevo compañía. Y con ella la exploración del planeta rojo dará un nuevo salto adelante.
El próximo gran rover de la NASA, basado en el diseño de Curiosity, pero con diferencias claves.
Ya desde su llegada mostrará esas diferencias, como la capacidad de corregir su trayectoria de descenso si detecta que el lugar inicialmente elegido no es seguro.
El helicóptero marciano, aunque lejos de ser la parte más importante de la misión, seguramente será la más mediática.
Two Rovers to Roll on Mars Again: Curiosity and Mars 2020
En 2021 nuevamente veremos a dos rovers de la NASA recorriendo Marte. Y con un poco de suerte otros dos, europeo y chino respectivamente, deberán acompañarlos, lo que llevará a la increíble cifra de cuatro exploradores recorriendo el planeta rojo de forma simultánea. Pero el que destaca por encima de todos es el, por ahora, conocido como Mars 2020, la siguiente gran apuesta de la agencia espacial norteamericana, un hermano de Curiosity en muchos aspectos, que puede parecer a primera vista su gemelo, pero con sensibles diferencia. Vamos a conocerlas un poco en profundidad.
1) Objetivos: Curiosity llegó para coger el testigo de Spirit y Opportunity en la misión conocida como "siguiendo el agua". Es decir, buscar el rastro de este elemento, vital para la vida como la conocemos, y saber hasta que punto estuvo presente en los primeros tiempo del planeta, si se generó una potencial habitabilidad y como el clima fue cambiando con el tiempo hasta ser el planeta seco y frío que conocemos. La vida, presente o pasada, no está en sus objetivos y no está equipado para ello.
Mars 2020, por el contrario, si que esta centrado en esto último, concretamente en la detección de posibles huellas químicas de antigua vida hubiera dejado atrás. Será su meta principal, y no solo analizará muestras, sino que dejará otras selladas en recipientes para que futuras misiones puedan recuperarlas y llevarla a la Tierra.
2) Instrumentos: El futuro coloso es algo más grande y pesado que su predecesor, y en parte es por contar con diferentes instrumentos: Curiosity tiene un brazo robótico de 2.2 metro y maneja una torreta giratoria de 30 kilogramos equipada con una cámara científica, un analizador químico y un taladro. El de Mars 2020 tiene el mismo alcance, pero su torreta pesa más (45 kilogramos) porque lleva mayores instrumentos y un taladro más grande para extraer núcleos intactos de las rocas.
3) Ojos y oídos: Ambos están dotado de un amplio abanico de cámaras, pero mientras Curiosity dispone de 17 cámaras, cuatro de ellas en color, Mars 2020 dispondrá de 23, la mayor parte en color, y podrá obtener videos en alta definición. Y a diferencia de su hermano, llevará varios micrófonos para captar los sonidos de Marte, como el del viento.
4) Ruedas: Curiosity ha pasado malos tiempos recorriendo la superficie, que se demostró más exigente y capaz de ejercer una presión en sus ruedas superior a lo estimado, que se tradujo en la aparición de daños, como algunos agujeros en su estructura de aluminio. Se hizo necesario cambios en su forma de conducirlo para reducir el desgaste.
Mars 2020 sacará partido de la experiencia adquirida, y sus ruedas serán un poco más grandes y estrechas, con un recubrimiento un milímetro más grueso. Además, el patrón de estas ruedas será igualmente diferente, lo que le dará mucha más resistencia con las rocas afiliadas, sin perder su capacidad de cruzar terreno arenoso.
5) Cerebro: Curiosity no decide por si mismo donde ir, sino que espera pacientemente nuevos comandos llegados desde la Tierra, programados diariamente por sus navegantes terrestres, lo que retrasa su avance. La única actividad autónoma, aunque realmente valiosa, es su capacidad de auto-conducción, de buscar rutas alternativas si detecta obstáculos en la ruta que le han ordenado afrontar.
Mars 2020 llevará esta capacidad mucho más allá, y podrá calcular alternativas cinco veces más rápido que su hermano, lo que a su vez permitirá reducir los tiempos entre cada conducción y alcanzar los objetivos marcados mucho más rápido.
6) Aterrizaje: Curiosity fue una revolución en este sentido, con un sistema de "grúa aérea" revolucionaria y nunca utilizada hasta ese momento. Su hermano también lo utilizará, pero en una versión mejorada, dotada de lo que se conoce como el sistema TRN (Terrain-Relative Navigation). Así, mientras el primer tenía el punto de descenso ya marcado fuera lo que fuera lo que se encontrara en su camino, el segundo dispondrá de la capacidad de diseñar su trayectoria de forma autónoma y, en caso de necesidad, alterar la ruta de descenso para evitar potenciales peligros.
7) Compañeros: Mars 2020, a diferencia de su predecesor y de todos los anteriores viajeros, estará acompañado, al menos durante un tiempo, por un vehículo aéreo, un pequeño helicóptero que se convertirá en el primer objeto humano que literalmente vuele por los cielos marcianos.
Pronto el rover gigante, que se quedó solo con el fin de Opportunity, tendrá de nuevo compañía. Y con ella la exploración del planeta rojo dará un nuevo salto adelante.
El próximo gran rover de la NASA, basado en el diseño de Curiosity, pero con diferencias claves.
Ya desde su llegada mostrará esas diferencias, como la capacidad de corregir su trayectoria de descenso si detecta que el lugar inicialmente elegido no es seguro.
El helicóptero marciano, aunque lejos de ser la parte más importante de la misión, seguramente será la más mediática.
Two Rovers to Roll on Mars Again: Curiosity and Mars 2020
martes, diciembre 10, 2019
El fantasma perdido
Se cumplen 20 años de la pérdida de la Polar Lander.
Nada es más agradable que hablar de éxitos, de triunfales aterrizajes en otro mundo y de hazañas de exploración que llegaron a buen puerto. Sin embargo, como sabemos, el camino del éxito se construye con los restos del fracaso, y en eso Marte tiene un amplio historial, aunque el décadas recientes hayan predominado los primeros de forma clara. Una época en general triunfal, especialmente para la NASA, que nació de las lecciones de un pasado menos luminoso.
La Mars Polar Lander, junto con la Mars Climate Orbiter, representó un gran esfuerzo para la agencia espacial estadounidense, un proyecto costoso y muy ambiciosos que quería, en 1998, seguir la senda abierta por el éxito, hasta cierto punto inesperado, por la Mars Pathfinder. Una apuesta para dar un salto adelante en la exploración del planeta rojo, pero que estuvo a punto de representar su final. La catastrófica pérdida de ambos puso patas arriba el programa marciano, haciendo abandonar todo gran proyecto, dejando a la NASA casi fuera de combate. El renacimiento llegaría en forma de sondas más modestas, como la Mars Odissey, y los igualmente modestos rovers Spirit y Opportunity. Solo con Curiosity llegaríamos de nuevo a este punto perdido 20 años antes.
Mientras que la causa de la pérdida de la Mars Climate Orbiter se terminó conociendo, sacando a la luz uno de los errores de planificación más ridículos de la historia, el destino de la Mars Polar Lander sigue sin ser conocido pasadas 2 décadas. Y en el sentido literal, ya que ni la Mars Surveyor ni la potente Mars Reconnaissance Orbiter, cuyos sistemas ópticos rastrearon la región hacia donde se dirigió en su descenso, la encontraron de forma definitiva, más allá de pistas no confirmadas. Aún hoy sigue siendo sin ser encontrada.
Que le pudo ocurrir después de que se cortaran las comunicaciones 10 minutos antes del momento previsto del contacto con la superficie sigue sin explicarse, aunque hoy día se considera probable que una falsa señal hiciera que sus impulsores se apagaran mucho antes de lo que deberían hacerlo, y se terminara estrellando como un meteorito, desintegrándose casi por completo. Aunque la señal de tal evento debería haber dejado un rastro visible, que no es el caso de momento. La búsqueda continúa.
Sería la Mars Phoenix la que tomaría el testigo, llevando algunos de los instrumentos que en su momento se perdieron. De ahí en nombre, como el ave mitológica que moría para renacer de sus cenizas, y que no fue elegido por casualidad. Que se recordara de esta forma tantos años después es un testimonio de que la gran herida causada en el corazón de todos aquellos que vivieron y participaron en ese proyecto. Una herida solo terminará de curarse del todo el día que sus restos sean encontrados. Hasta que ese día llegue seguirá siendo un fantasma incapaz de descansar en paz.
La Mars Polar Lander, cuyo fracaso retraso la exploración de Marte varias décadas.
La Phoenix, cuyo nombre es honor de la sonda perdida, y que lograría alcanzar el éxito donde esta última fracaso.
Veinte años sin noticias de la Mars Polar Lander
Nada es más agradable que hablar de éxitos, de triunfales aterrizajes en otro mundo y de hazañas de exploración que llegaron a buen puerto. Sin embargo, como sabemos, el camino del éxito se construye con los restos del fracaso, y en eso Marte tiene un amplio historial, aunque el décadas recientes hayan predominado los primeros de forma clara. Una época en general triunfal, especialmente para la NASA, que nació de las lecciones de un pasado menos luminoso.
La Mars Polar Lander, junto con la Mars Climate Orbiter, representó un gran esfuerzo para la agencia espacial estadounidense, un proyecto costoso y muy ambiciosos que quería, en 1998, seguir la senda abierta por el éxito, hasta cierto punto inesperado, por la Mars Pathfinder. Una apuesta para dar un salto adelante en la exploración del planeta rojo, pero que estuvo a punto de representar su final. La catastrófica pérdida de ambos puso patas arriba el programa marciano, haciendo abandonar todo gran proyecto, dejando a la NASA casi fuera de combate. El renacimiento llegaría en forma de sondas más modestas, como la Mars Odissey, y los igualmente modestos rovers Spirit y Opportunity. Solo con Curiosity llegaríamos de nuevo a este punto perdido 20 años antes.
Mientras que la causa de la pérdida de la Mars Climate Orbiter se terminó conociendo, sacando a la luz uno de los errores de planificación más ridículos de la historia, el destino de la Mars Polar Lander sigue sin ser conocido pasadas 2 décadas. Y en el sentido literal, ya que ni la Mars Surveyor ni la potente Mars Reconnaissance Orbiter, cuyos sistemas ópticos rastrearon la región hacia donde se dirigió en su descenso, la encontraron de forma definitiva, más allá de pistas no confirmadas. Aún hoy sigue siendo sin ser encontrada.
Que le pudo ocurrir después de que se cortaran las comunicaciones 10 minutos antes del momento previsto del contacto con la superficie sigue sin explicarse, aunque hoy día se considera probable que una falsa señal hiciera que sus impulsores se apagaran mucho antes de lo que deberían hacerlo, y se terminara estrellando como un meteorito, desintegrándose casi por completo. Aunque la señal de tal evento debería haber dejado un rastro visible, que no es el caso de momento. La búsqueda continúa.
Sería la Mars Phoenix la que tomaría el testigo, llevando algunos de los instrumentos que en su momento se perdieron. De ahí en nombre, como el ave mitológica que moría para renacer de sus cenizas, y que no fue elegido por casualidad. Que se recordara de esta forma tantos años después es un testimonio de que la gran herida causada en el corazón de todos aquellos que vivieron y participaron en ese proyecto. Una herida solo terminará de curarse del todo el día que sus restos sean encontrados. Hasta que ese día llegue seguirá siendo un fantasma incapaz de descansar en paz.
La Mars Polar Lander, cuyo fracaso retraso la exploración de Marte varias décadas.
La Phoenix, cuyo nombre es honor de la sonda perdida, y que lograría alcanzar el éxito donde esta última fracaso.
Veinte años sin noticias de la Mars Polar Lander
viernes, diciembre 06, 2019
Estallidos de polvo y luz
Captando la explosiva actividad de un cometa.
Son pequeños, minúsculos en algunos casos, pero su naturaleza gélida hace que, cuando alguno de ellos se acerca al Sol y las temperaturas se elevan, "despierten" de una forma espectacular, manifestando una actividad que puede parecer incluso absurdamente frenética si tenemos en cuenta su tamaño, dando lugar a los brillantes cuerpos celestes que conocemos, tan extensos en tamaño como vacíos en contenido. Por ello resultan tan interesantes observarlos, y en ocasiones sorprendernos cuando deciden desatarse por completo.
El telescopio espacial TESS tiene como meta el descubrimiento de nuevos planetas en otras estrellas, captando las ligeras fluctuaciones de brillo causadas por los tránsitos. Eso significa observar fijamente y en detalles regiones del firmamento durante un largo periodo de tiempo, para así permitir registrar dichas variaciones, pero en no pocas ocasiones otras "cosas" más cercanas, como asteroides y cometas de nuestro Sistema Solar pasan por delante de su campo de visión. No son una molestia, sino una oportunidad para ampliar los campos de investigación de esta misión con unos extras siempre bienvenidos. Y como es este caso, para ser testigos de un gran espectáculo.
46P/Wirtanen es un cometa de periodo corto, de poco más de cinco años, y que a finales de 2018 se aproximó al Sol. El equipo de misión de TESS ya conocía su llegada y que pasaría dentro del campo de visión del telescopio, por lo que tenían gran interés en ver que podrían extraer de esta oportunidad. Y como si conociera que era el protagonista, respondió con un repentino estallido de actividad.
"TESS pasa casi un mes observando una porción del cielo. Sin descansos diurnos o nocturnos y sin interferencia atmosférica, tenemos un conjunto de observaciones muy uniforme y de larga duración", dijo Tony Farnham, científico investigador del Departamento de Astronomía de la Universidad de Maryland. "A medida que los cometas orbitan alrededor del Sol, pueden pasar por el campo de visión de TESS. Wirtanen fue una alta prioridad para nosotros debido a su paso cercano a fines de 2018, por lo que decidimos usar su aparición en las imágenes de TESS para ver qué podríamos sacar de él. ¡Lo hicimos y quedamos muy sorprendidos!".
Los llamados estallidos son eventos conocidos en no pocos cometas, un aumento explosivo y de corta duración de su actividad cuyo origen sigue sin estar claro y que podrían tener diversas fuentes. Sean lo que sean, eso es lo que pasó el 26 de Septiembre, varios meses antes de su máxima aproximación al Sol. El brillo inicial se produjo en dos fases distintas, con un destello de una hora seguido de una segunda etapa, más gradual, y continuó creciendo durante otras 8 horas. Esta segunda fase probablemente fue causada por la propagación gradual del polvo expulsado por el estallido, resplandeciendo bajo la luz del Sol. Finalmente se desvaneció gradualmente durante un período de más de dos semanas.
Fue el inmenso y fugaz espectáculo de luz de un viajero diminuto, la escancia misma de lo que es un cometa, un pequeño gigante capaz de iluminar la oscuridad.
Wirtanen visto en los cielos terrestres durante su paso por el perihelio a finales de 2018.
Los cometas son pequeños, pero despliegan una actividad tremenda cuando se acercan al Sol, como pudo constatar la sonda Rosetta durante su exploración de Churyumov-Gerasimenko.
El cazaplaneta TESS, aunque también capaz de capturar otras presas.
NASA’s Exoplanet-Hunting Mission Catches a Natural Comet Outburst in Unprecedented Detail
Son pequeños, minúsculos en algunos casos, pero su naturaleza gélida hace que, cuando alguno de ellos se acerca al Sol y las temperaturas se elevan, "despierten" de una forma espectacular, manifestando una actividad que puede parecer incluso absurdamente frenética si tenemos en cuenta su tamaño, dando lugar a los brillantes cuerpos celestes que conocemos, tan extensos en tamaño como vacíos en contenido. Por ello resultan tan interesantes observarlos, y en ocasiones sorprendernos cuando deciden desatarse por completo.
El telescopio espacial TESS tiene como meta el descubrimiento de nuevos planetas en otras estrellas, captando las ligeras fluctuaciones de brillo causadas por los tránsitos. Eso significa observar fijamente y en detalles regiones del firmamento durante un largo periodo de tiempo, para así permitir registrar dichas variaciones, pero en no pocas ocasiones otras "cosas" más cercanas, como asteroides y cometas de nuestro Sistema Solar pasan por delante de su campo de visión. No son una molestia, sino una oportunidad para ampliar los campos de investigación de esta misión con unos extras siempre bienvenidos. Y como es este caso, para ser testigos de un gran espectáculo.
46P/Wirtanen es un cometa de periodo corto, de poco más de cinco años, y que a finales de 2018 se aproximó al Sol. El equipo de misión de TESS ya conocía su llegada y que pasaría dentro del campo de visión del telescopio, por lo que tenían gran interés en ver que podrían extraer de esta oportunidad. Y como si conociera que era el protagonista, respondió con un repentino estallido de actividad.
"TESS pasa casi un mes observando una porción del cielo. Sin descansos diurnos o nocturnos y sin interferencia atmosférica, tenemos un conjunto de observaciones muy uniforme y de larga duración", dijo Tony Farnham, científico investigador del Departamento de Astronomía de la Universidad de Maryland. "A medida que los cometas orbitan alrededor del Sol, pueden pasar por el campo de visión de TESS. Wirtanen fue una alta prioridad para nosotros debido a su paso cercano a fines de 2018, por lo que decidimos usar su aparición en las imágenes de TESS para ver qué podríamos sacar de él. ¡Lo hicimos y quedamos muy sorprendidos!".
Los llamados estallidos son eventos conocidos en no pocos cometas, un aumento explosivo y de corta duración de su actividad cuyo origen sigue sin estar claro y que podrían tener diversas fuentes. Sean lo que sean, eso es lo que pasó el 26 de Septiembre, varios meses antes de su máxima aproximación al Sol. El brillo inicial se produjo en dos fases distintas, con un destello de una hora seguido de una segunda etapa, más gradual, y continuó creciendo durante otras 8 horas. Esta segunda fase probablemente fue causada por la propagación gradual del polvo expulsado por el estallido, resplandeciendo bajo la luz del Sol. Finalmente se desvaneció gradualmente durante un período de más de dos semanas.
Fue el inmenso y fugaz espectáculo de luz de un viajero diminuto, la escancia misma de lo que es un cometa, un pequeño gigante capaz de iluminar la oscuridad.
Wirtanen visto en los cielos terrestres durante su paso por el perihelio a finales de 2018.
Los cometas son pequeños, pero despliegan una actividad tremenda cuando se acercan al Sol, como pudo constatar la sonda Rosetta durante su exploración de Churyumov-Gerasimenko.
El cazaplaneta TESS, aunque también capaz de capturar otras presas.
NASA’s Exoplanet-Hunting Mission Catches a Natural Comet Outburst in Unprecedented Detail
miércoles, diciembre 04, 2019
La luna que ardió en el cielo
Un brillante meteoro sobre Australia posiblemente era una miniluna terrestre.
El 22 de Agosto de 2016 una bola de fuego explotó sobre el desierto de este continente, aunque a suficiente altura como para no afectar a la superficie. No es un fenómeno poco habitual, ya que cada año se producen cientos de entradas en la atmósfera terrestre por parte de visitantes interplanetarios, desde objetos no más grandes que un grano de arena, hasta grandes rocas del orden de metros, de tamaño suficiente para generar grandes bolas de fuego, meteoros de un resplandor inusitado. Algunos son captados por cámaras de vigilancia, pero la mayoría ocurren sobre los océanos o zonas poco o nada habitadas, por lo que pasan inadvertidos. Así y todo vemos las suficientes como para tener una idea de su número.
El conocido como DN16082203 fue uno de ellos, observado sobre los cielos de Australia en 2016. Se podría considerar otro meteoro más, sin embargo la trayectoria y velocidad del objeto en su entrada en la atmósfera, y que pudo calcularse gracias a las numerosas imágenes recogidas por las cámaras del DFN (Australia's Desert Fireball), instaladas precisamente para intentar "cazar" este tipo de eventos, sugieren que no era un siempre objeto recién llegado desde las profundidades del espacio, sino que estaba en órbita alrededor de la Tierra hasta que finalmente fue fatalmente atraída hacia la atmósfera y se incineró en ella. Es decir, era una minúscula luna terrestre.
Aunque pueda parecer sorprendente, es un fenómeno recién descubierto y del que tenemos otros ejemplos. En 2006 se descubrió al pequeño asteroide 2006 RH120, de 2 o 3 metros de diámetro, en órbita alrededor de la Tierra, situación que se mantuvo durante 11 meses, hasta que finalmente se rompieron los lazos gravitatorios y este visitante siguió su camino. Se habían descubierto las minilunas, asteroides que quedaban atrapados en órbita terrestre temporalmente, convirtiéndose en lunas de nuestro planeta durante meses. Es la única conocida de momento, pero es seguro que esto ha ocurrido antes y seguirá ocurriendo en el futuro.
DN16082203 , junto con otro meteoro visto sobre Europa en 2014, son dos evidencias que esto es así, ya que todo indica que estaban en órbita terrestre hasta que ardieron en nuestros cielos. Eso implica ya tres las conocidas, aunque dos de ellas solo las descubrimos con su final, cuando esas desconocidas lunas ardieron en el cielo.
El final de DN160822_03 visto desde las diversas cámaras de la red de seguimiento de meteoros australiana.
2006 RH120, la "otra luna" de la Tierra durante 11 meses.
Scientists Spot Rare Minimoon Fireball Over Australia
El 22 de Agosto de 2016 una bola de fuego explotó sobre el desierto de este continente, aunque a suficiente altura como para no afectar a la superficie. No es un fenómeno poco habitual, ya que cada año se producen cientos de entradas en la atmósfera terrestre por parte de visitantes interplanetarios, desde objetos no más grandes que un grano de arena, hasta grandes rocas del orden de metros, de tamaño suficiente para generar grandes bolas de fuego, meteoros de un resplandor inusitado. Algunos son captados por cámaras de vigilancia, pero la mayoría ocurren sobre los océanos o zonas poco o nada habitadas, por lo que pasan inadvertidos. Así y todo vemos las suficientes como para tener una idea de su número.
El conocido como DN16082203 fue uno de ellos, observado sobre los cielos de Australia en 2016. Se podría considerar otro meteoro más, sin embargo la trayectoria y velocidad del objeto en su entrada en la atmósfera, y que pudo calcularse gracias a las numerosas imágenes recogidas por las cámaras del DFN (Australia's Desert Fireball), instaladas precisamente para intentar "cazar" este tipo de eventos, sugieren que no era un siempre objeto recién llegado desde las profundidades del espacio, sino que estaba en órbita alrededor de la Tierra hasta que finalmente fue fatalmente atraída hacia la atmósfera y se incineró en ella. Es decir, era una minúscula luna terrestre.
Aunque pueda parecer sorprendente, es un fenómeno recién descubierto y del que tenemos otros ejemplos. En 2006 se descubrió al pequeño asteroide 2006 RH120, de 2 o 3 metros de diámetro, en órbita alrededor de la Tierra, situación que se mantuvo durante 11 meses, hasta que finalmente se rompieron los lazos gravitatorios y este visitante siguió su camino. Se habían descubierto las minilunas, asteroides que quedaban atrapados en órbita terrestre temporalmente, convirtiéndose en lunas de nuestro planeta durante meses. Es la única conocida de momento, pero es seguro que esto ha ocurrido antes y seguirá ocurriendo en el futuro.
DN16082203 , junto con otro meteoro visto sobre Europa en 2014, son dos evidencias que esto es así, ya que todo indica que estaban en órbita terrestre hasta que ardieron en nuestros cielos. Eso implica ya tres las conocidas, aunque dos de ellas solo las descubrimos con su final, cuando esas desconocidas lunas ardieron en el cielo.
El final de DN160822_03 visto desde las diversas cámaras de la red de seguimiento de meteoros australiana.
2006 RH120, la "otra luna" de la Tierra durante 11 meses.
martes, diciembre 03, 2019
En fin de Vikram
Localizados los restos del módulo indio.
La búsqueda del explorador perdido acabó, y de la manera que era inevitable teniendo en cuenta el tiempo pasado desde su desaparición. Se había especulado que había llegado intacto a la superficie lunar, incluso se intento contactar con el, esfuerzo que resultaron infructuosos, por lo que era evidente que algo había ido terriblemente mal durante los minutos finales del descenso. Pero todos los esfuerzos por localizar al módulo, o lo que quedara de el, habían dado resultados negativos, lo que aumentaba el misterio. Hasta ahora.
Finalmente la LRO (Lunar Reconnaissance Orbiter) encontró los restos del primer intento de la India de alunizar. En realidad la potente cámara de la sonda ya había captado esta tenue presencia el pasado 26 de Septiembre, pero no fue detectada inicialmente por los expertos. Sin embargo esta misión permite descargarse las imágenes a los aficionados para que la estudien por su cuenta, aumentando por tanto las posibilidades de descubrir cosas inicialmente ignoradas, cosa que no es extraño teniendo en cuenta el gran caudal de imágenes que envía contantemente, y que crea un archivo tan grande que no siempre se pueden estudiar en profundidad o rápidamente. De ahí el valor de la ayuda que ofrecen gente de todo el mundo de forma altruista.
Fue uno de estos voluntarios, Shanmuga Subramanian, quién descubrió lo que era un píxel inusualmente brillante en una de ellas, informando rápidamente al equipo de misión, que rápidamente busco imágenes anteriores de la misma zona para compararlas. A eso se añadió nuevos barridos de la zona, el 14-15 de Octubre y el 11 de Noviembre. Todo ello permitió conformar el lugar donde descansa Vikram, así como lo que parecen restos del impacto, lo que confirma el fatídico alunizaje. Den hecho lo que Shanmuga descubrió fue precisamente uno de estos restos.
Se termina así el misterio de la sonda india, desaparecida cuando apenas estaba a un kilómetro de la superficie. La ISRO tiene ahora que mirar hacia adelante, aprender de lo ocurrido y quizás en el futuro intentarlo de nuevo.
Visión en detalle. El punto de impacto está cerca del centro de la imagen y destaca por los rayos oscuros y el halo exterior brillante, que se extienden a a unos 100 metros.
Mapa de la distribución de los restos, así como alteraciones del terreno aparentemente causadas por la caída de Vikram.
Vikram Lander Found
La búsqueda del explorador perdido acabó, y de la manera que era inevitable teniendo en cuenta el tiempo pasado desde su desaparición. Se había especulado que había llegado intacto a la superficie lunar, incluso se intento contactar con el, esfuerzo que resultaron infructuosos, por lo que era evidente que algo había ido terriblemente mal durante los minutos finales del descenso. Pero todos los esfuerzos por localizar al módulo, o lo que quedara de el, habían dado resultados negativos, lo que aumentaba el misterio. Hasta ahora.
Finalmente la LRO (Lunar Reconnaissance Orbiter) encontró los restos del primer intento de la India de alunizar. En realidad la potente cámara de la sonda ya había captado esta tenue presencia el pasado 26 de Septiembre, pero no fue detectada inicialmente por los expertos. Sin embargo esta misión permite descargarse las imágenes a los aficionados para que la estudien por su cuenta, aumentando por tanto las posibilidades de descubrir cosas inicialmente ignoradas, cosa que no es extraño teniendo en cuenta el gran caudal de imágenes que envía contantemente, y que crea un archivo tan grande que no siempre se pueden estudiar en profundidad o rápidamente. De ahí el valor de la ayuda que ofrecen gente de todo el mundo de forma altruista.
Fue uno de estos voluntarios, Shanmuga Subramanian, quién descubrió lo que era un píxel inusualmente brillante en una de ellas, informando rápidamente al equipo de misión, que rápidamente busco imágenes anteriores de la misma zona para compararlas. A eso se añadió nuevos barridos de la zona, el 14-15 de Octubre y el 11 de Noviembre. Todo ello permitió conformar el lugar donde descansa Vikram, así como lo que parecen restos del impacto, lo que confirma el fatídico alunizaje. Den hecho lo que Shanmuga descubrió fue precisamente uno de estos restos.
Se termina así el misterio de la sonda india, desaparecida cuando apenas estaba a un kilómetro de la superficie. La ISRO tiene ahora que mirar hacia adelante, aprender de lo ocurrido y quizás en el futuro intentarlo de nuevo.
Visión en detalle. El punto de impacto está cerca del centro de la imagen y destaca por los rayos oscuros y el halo exterior brillante, que se extienden a a unos 100 metros.
Mapa de la distribución de los restos, así como alteraciones del terreno aparentemente causadas por la caída de Vikram.
Vikram Lander Found