martes, abril 25, 2017

Los mundos del futuro

LHS 1140b, un nuevo exoplaneta con las mayores opciones de habitabilidad de todos los conocidos.

 "Es el más interesante que he visto en la última década", afirmaa Jason Dittmann, del Centro de Astrofísica  Harvard-Smithsonian (Cambridge, EE.UU.). "Es el objetivo perfecto para llevar a cabo una de las misiones más grandes de la ciencia: buscar evidencias de vida más allá de la Tierra". Un optimismo desbordante rodea al último de los exoplanetas descubiertos, uno más de los miles ya conocidos y una más de las no pocas supertierras (planetas rocosos mayores que el nuestro) localizadas en otras estrellas. Pero esta parece especial por varios motivos, hasta el punto de que se ve propulsado hasta el primero puesto en la selecta lista de mundos donde podrían existir condiciones adecuadas para la vida. Siempre hablando de posibilidades, pero en este caso parecen ser las más elevadas de cuantas conocemos. 

Descubierto por el observatorio MEarth, y posteriormente confirmado por el instrumento HARPS (High Accuracy Radial velocity Planet Searcher) del Observatorio La Silla, que delimitó su periodo, masa y la densidad, se estima que LHS 1140b tiene 1,4 veces la Tierra, pero con una masa unas siete veces mayor, lo que implica una densidad mucho más alta, quizás con un gran núcleo de hierro. Y más importante, está situado en plena zona habitable de su estrella, una pequeña enana roja.

Esto por si solo será intrigante, pero no es el primer exoplaneta que cumple este tipo de condiciones. Pero esta estrella, LHS 1140 gira más lentamente y emite menos radiación de alta energía. A diferencia de muchas otras enanas rojas, que parecen sufrir episodios de violenta actividad que ponen el jaque las opciones de habitabilidad de sus mundos rocoso, en este caso parece que tenemos un astro mucho más tranquilo. Y nada es más favorable para la vida que un ambiente estable. Es su falta lo que limita las opciones en otros casos, y su presencia en este caso lo que las aumenta. Nuevamente siempre hablando de posibilidades, porque también tiene elementos en contra, como que probablemente no entró en esta región hasta unos 40 millones de años después de la formación de la estrella. Una travesía que podría haber sellado su destino vital.

Pero a pesar de ello tiene suficientes puntos a favor para ponerse en cabeza de la lista de futuras observaciones para estudiar y analizar la composición química de se atmósfera, en caso de tenerla . Dos de los miembros europeos del equipo responsable de este hallazgo, Xavier Delfosse y Xavier Bonfils, ambos del CNRS y el IPAG, en Grenoble (Francia), no pueden ser más rotundos en este punto: "Para la futura caracterización de planetas en la zona habitable, el sistema LHS 1140 podría ser un objetivo aún más importante que Proxima b o TRAPPIST-1. ¡Este ha sido un año extraordinario para el descubrimiento de exoplanetas!".

A partir de 2018 empieza, con el lanzamiento del James Webb, una nueva era en la observación del Universo y la búsqueda de otros mundos como el nuestro, a la que se irán sumando colosos como el Extremely Large Telescope entre otros. Y podemos estar seguros que desde el momento en que habrán los ojos tendrán objetivos inmediatos a los que fijar su mirada. Quizás las transcendentales noticias que todos esperamos escuchar llegarán más pronto de lo que imaginamos.

Posición de LHS 1140b en el firmamento terrestre.

Un viaje simulado hasta LHS 1140b.

Los observatorios MEarth, en Mount Hopkins, Arizona, y Cerro Tololo, Chile. Una combinación de telescopios de 40 centímetros de abertura y dotados de cámaras CDD sensibles a la luz visible e infrarrojos. Cada noche, como vemos aquí, realizan un extraordinario baile autónomo en busca de variaciones en la luminosidad de las estrellas observadas, y que puedan delatar la presencia de un planeta.  

Un nuevo exoplaneta recién descubierto podría ser el mejor candidato para la búsqueda de señales de vida

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