Un asteroide nos visita por sorpresa.
Debemos aumentar los ojos que vigilen el cielo, y invertir en tecnologías que permitan afrontar este tipo de amenazas, siempre aparentemente lejana pero que han demostrado, una y otra vez, que pueden surgir casi de la nada. Y no porque aparezcan repentinamente, sino porque no tenemos suficiente capacidad de rastreo del espacio profundo para verlos a tiempo, no ya tanto los de tamaño kilométrico, que podemos considerar con bastante seguridad que los tenemos "cazados", sino aquellos del orden de los centenares de metros, suficiente pequeños para ser pasados por alto, y suficientemente grandes para provocar grandes daños en caso de impacto.
El pasado 25 de Julio vivimos otros de esos avisos. Ese día el asteroide 2019 OK, de un centenar de metros de diámetro, paso a solo 65.000 Kilómetros de distancia de La Tierra. Cerca, demasiado cerca, especialmente porque apenas se descubrió unos días antes. Es decir, que de haber llevado una trayectoria de colisión y ser más potencialmente mortífero, no habría tenido tiempo para nada. Un nuevo aviso.
Más indicativo de que debemos seguir desarrollando las tecnologías necesarias para aumentar nuestras capacidades de detección y identificación de estos pequeños asteroides, es que en realidad ya se había detectado semanas antes, pero nadie lo identifico como tal, dado lo diminuto de su brillo y la aparente poca velocidad a la que se movía con respecto a las estrellas de fondo. Una incapacidad a la hora de reconocer la amenaza del que se ha tomado buena nota y que se espera pueda desarrollarse nuevos software para los telescopios presentes y futuros dedicados a estas tareas.
La baja velocidad aparente camufló a 2019 OK, aunque no fue la única causa de su invisibilidad. Viaja en una órbita altamente elíptica, llevándola desde la órbita de Venus hasta más allá de la de Marte. Esto significa que el tiempo que pasa cerca de la Tierra y es detectable con las capacidades actuales es relativamente corto. Nuevamente una indicación de que debemos mejorar.
2019 OK ya es historia, y no pasará de nuevo cerca de nosotros hasta dentro de 200 años. No es una amenaza en un futuro previsible, pero el pequeño susto que significó detectarlo ya a las puertas de casa una roca de 100 metros de diámetro y las enseñanzas que extraigamos de ello quizás ayude que deje de serlo para siempre.
La órbita, ahora conocida de 2019OK.
El SONEAR (Southern Observatory for Near-Earth Asteroids Research), el primero en detectarlo de forma definitiva, unos días antes del encuentro.
La misión AIM y el telescopio Flyeye, alguna de las grandes apuestas para el futuro.
Asteroid´s surprise close approach illustrates need for more eyes on the sky
hola tengo curiosidad acerca de las coordenadas galacticas como estaria ubicada nuestra galaxia en los ejes SGX SGY y SGZ?
ResponderEliminarNo sabía que actualizabas el blog. Eras referencia en Twitter para mi hasta que no volviste a tuitear. Un saludo y gracias por seguir compartiendo tus pasiones.
ResponderEliminarMuy bueno, y ame voy poniendo al día. Esta interesante tu sitio web. Te felicito.
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