Presentada la mejor imagen de la superficie de otra estrella.
Hoy día, a diferencia de la imagen que prevaleció desde los albores de la Humanidad, y en cierta forma aún presente dentro de la imagen más romántica que podamos tener de ellas, sabemos que también son como el Sol, solo que mucho más lejos de nosotros. O siendo más precisos, que el Sol es como ellas, una estrella de una inmensa ciudad galáctica formada por varios cientos de miles de millones de luminosos habitantes. Conocemos sus distancias, las diferentes clases según sus temperaturas superficiales, los sistemas planetarios de muchas de ellas, su composición química, su historia, nacimiento y muerte. Pero pese a todo ello seguimos sin poder verlas con claridad. Ver algo equivalente a lo que obtenemos al sacar imágenes de la nuestra, con toda su complejidad y actividad superficial bien evidente a nuestros ojos, aún queda muy lejos.
Pero poco a poco nos aproximamos. En este caso de la mano del VLT (Very Large Telescope) y su interferómetro, que se utilizó para mapear la superficie de Antares y medir los movimientos del material superficie. Como resultado se construyó la mejor imágen hasta la fecha de la superficie y atmósfera de una estrella, dejando el Sol aparte. Aunque se trata de una supergigante roja de 700 veces el tamaño de nuestra estrella, se encuentra a 550 años-luz de La Tierra, por lo que a todos los efectos sigue siendo poco menos que un punto de luz en la distancia. Ahora, sin embargo, tenemos algo más que ver. Es todo un logro, a la espera de que el James Webb y otros colosos de el definitivo salto adelante.
En este caso, además, tiene un valor extra, ya que Antares es una estrella que está viviendo una última y agónica fase de su vida, expulsando grandes cantidades de material en su errático comportamiento. Actualmente se estima que tiene unas 12 masas solares, pero se cree que antes de entrar en su fase final, tenía unas 15. Es decir, que lleva lanzadas al espacio profundo el equivalente de 3 estrellas como la nuestra. Entender los mecanismos implicados en este proceso era el objetivo de dichas observaciones."Durante la última mitad del siglo, ha sido complicado saber cómo
pierden su masa de una forma tan rápida estrellas que, como Antares,
están en la fase final de su evolución", afirmó Keiichi Ohnaka, autor principal del artículo."El VLTI es la única instalación que podía permitirnos medir
directamente los movimientos del gas en la atmósfera de Antares, un paso
crucial para aclarar este problema. El próximo desafío es identificar
qué es lo que está impulsando los movimientos turbulentos".
Y con resultados interesantes. Los astrónomos detectaron gas turbulento y de baja densidad mucho más
alejado de la estrella que lo predicho y concluyeron que el movimiento
no podría ser resultado de la convección, y que para explicarlo, sería necesario un proceso nuevo y actualmente desconocido. Por cada cosa que descubrimos, se generan nuevos misterios, así funciona la ciencia."En el futuro, esta técnica de observación se puede aplicar a
diferentes tipos de estrellas para estudiar sus superficies y atmósferas
con un detalle sin precedentes. Hasta ahora, esto se había limitado
solo al Sol", concluye Ohnaka. "Nuestro trabajo lleva a la
astrofísica estelar a una nueva dimensión y abre una ventana
completamente nueva para observar estrellas".
Eso es ya trabajo de los astrónomos profesionales y estudiosos de las estrellas. Para los simples mortales queda que tenemos ante nosotros el rostro de una estrella, de uno de esos "puntos de luz" en la Bóveda Celeste que ahora adquiere una nueva dimensión.
Una ilustración de la estrella supergigante roja Antares a partir de estos datos.
Utilizando el interferómetro del VLT (VLTI, Very Large Telescope Interferometer)
de ESO, que permitió combinar el trabajo de 3 de los telescopios auxiliares con el instrumento conocido como AMBER, permitió generar este mapa del movimiento del material en la superficie de Antares En rojo, las regiones del
material que se está alejando de nosotros y, en azul, las áreas en las
que el material se está acercando, todo fruto del efecto Doppler. La región vacía alrededor de la
estrella muestra donde no fue
posible medir la velocidad.
La mejor imagen de la superficie y la atmósfera de una estrella
jueves, agosto 31, 2017
miércoles, agosto 30, 2017
Exploradores en aguas agitadas
Siguiendo una eyección de masa coronal a través del Sistema Solar.
Como las olas del mar, que avanzan y retroceden, también la exploración espacial avanza por impulsos, con momentos de expansión y otros donde esta entre en una fase más pausada, muchas veces siguiendo los vientos que soplan en cada momento. Actualmente estamos viviendo en la cima de la ola, un momento donde tenemos presencia de sondas tanto en Venus y Marte, como en Júpiter y Saturno, además de las lejanas Voyager y la más reciente y famosa New Horizons. Pronto llegará la hora de que las aguas retrocedan de nuevo, con el final de Cassini, el inevitable de Juno y la reciente despedida de Rosetta. Deberemos esperar hasta ver otra vez nada igual.
Este momento de esplendor, además de aumentar de forma exponencial nuestro conocimiento sobre los habitantes del Sistema Solar, también han ofrecido, en ocasiones de forma inesperada, la posibilidad de estudiar el Sol, no tanto directamente sino a partir de las tormentas que esta desata de forma periódica. Como olas en el océano, las partículas cargadas que estar proyectan hacia el espacio profundo se extienden hasta más allá de Plutón, en lo que conocemos como Viento Solar. Y las diferentes sondas en activo se convierten en observatorios meteorológicos improvisados, completando con sus datos los que se obtienen en la propia Tierra. Nada de estos sería posible sin una presencia tan numerosa, como es sencillo deducir.
Y eso el lo que ocurrió un 14 de Octubre de 2014, cuando una potente erupción solar desató un temporal que alcanzó a nada menos que 10 sondas, desde la Venus Express a la Voyager 2, pasando por la New Horizons, Cassini, Mars Express, Maven y Mars Odyssey, además de Curiosity. La Tierra estaba fuera de la "línea de fuego", pero mientras varios observatorios orbitales (Proba-2 de la ESA, SOHO de la ESA/NASA y el Observatorio de Dinámica Solar de la NASA) se limitaron a ver como esta estallaba con toda su fuerza, la presencia de nuestras enviadas en otros mundos permitió obtener datos únicos, extremadamente valiosos para los estudiosos del Sol, cuyo comportamiento esta lejos de ser comprendido en toda su extensión. "Las velocidades de estas eyecciones a distancia del Sol no es algo que se entienda demasiado bien, especialmente en el Sistema Solar exterior", reconoce Olivier Witasse de la ESA, que ha dirigido el estudio."Gracias a la sincronización precisa de numerosas mediciones in situ podemos comprender mejor el proceso e incorporar nuestros resultados a los modelos".
Esta combinación ofreció notables resultados. Así, a partir de una velocidad máxima inicial de unos 1.000 km/s calculados en el Sol, tres días después Mars Express midió una fuerte caída, hasta los 647 km/s, y al cabo de cinco días esta había descendido hasta los 550 km/s en los datos de Rosetta. A partir de entonces, fue más gradual, registrándose por Cassini una velocidad a 450–500 km/s, un mes después de la eyección.
Tanto Curiosity, como Mars Odyssey, Rosetta y Cassini mostraron una reducción repentina en el número de rayos cósmicos galácticos, un efecto ya conocido, fruto que cuando pasa una eyección, genera una especie de burbuja protectora, desviándolos temporalmente. En Marte se observó un descenso de alrededor del 20 % durante un periodo de 35 horas terrestres, mientras que Rosetta captó algo semejante, en este caso con una reducción del 17 % y una duración de 60 horas, y en Cassini fue mucho menor, aunque también más prolongado en el tiempo. Todo esto muestra su ralentización y dispersión por una región más amplia.
"La comparación del descenso en los efectos de los rayos cósmicos galácticos debido a la misma eyección en tres lugares con una gran separación entre sí es toda una novedad. Aunque en el pasado ya se habían observado estos fenómenos desde distintas astronaves, no es común que las circunstancias permitan incluir una región tan amplia tanto dentro como fuera del Sistema Solar, como sucede en esta ocasión"."Por último, volviendo a la observación prevista inicialmente del paso del cometa Siding Spring por Marte, los resultados muestran la importancia de tener en cuenta el contexto de la meteorología espacial para comprender cómo estos fenómenos solares pueden influir e incluso enmascarar los signos del cometa en la atmósfera de un planeta".
Vivimos tiempos extraordinarios, una etapa de esplendor que permitió algo que hasta hace unos años habría sido imposible. Pero también es un recordatorio de que estamos llegamos lentamente a su final, como ejemplifica que varias de esas sondas ya no estén entre nosotros, y otras estén a un paso de decirnos adiós. Disfrutemos del momento.
La zona afectada por la tormenta y las diversas sondas afectadas, que permitieron tomar datos únicos.
Uno de los efectos de la tormenta, una disminución de los rayos cósmico galácticos, algo detectado por diversas sondas, más extenso en el tiempo y menos pronunciado a medida que esta se alejaba y dispersaba.
El inicio de la tormenta visto por el observatorio SOHO.
Seguimiento de una eyección de masa coronal a través del Sistema Solar
Como las olas del mar, que avanzan y retroceden, también la exploración espacial avanza por impulsos, con momentos de expansión y otros donde esta entre en una fase más pausada, muchas veces siguiendo los vientos que soplan en cada momento. Actualmente estamos viviendo en la cima de la ola, un momento donde tenemos presencia de sondas tanto en Venus y Marte, como en Júpiter y Saturno, además de las lejanas Voyager y la más reciente y famosa New Horizons. Pronto llegará la hora de que las aguas retrocedan de nuevo, con el final de Cassini, el inevitable de Juno y la reciente despedida de Rosetta. Deberemos esperar hasta ver otra vez nada igual.
Este momento de esplendor, además de aumentar de forma exponencial nuestro conocimiento sobre los habitantes del Sistema Solar, también han ofrecido, en ocasiones de forma inesperada, la posibilidad de estudiar el Sol, no tanto directamente sino a partir de las tormentas que esta desata de forma periódica. Como olas en el océano, las partículas cargadas que estar proyectan hacia el espacio profundo se extienden hasta más allá de Plutón, en lo que conocemos como Viento Solar. Y las diferentes sondas en activo se convierten en observatorios meteorológicos improvisados, completando con sus datos los que se obtienen en la propia Tierra. Nada de estos sería posible sin una presencia tan numerosa, como es sencillo deducir.
Y eso el lo que ocurrió un 14 de Octubre de 2014, cuando una potente erupción solar desató un temporal que alcanzó a nada menos que 10 sondas, desde la Venus Express a la Voyager 2, pasando por la New Horizons, Cassini, Mars Express, Maven y Mars Odyssey, además de Curiosity. La Tierra estaba fuera de la "línea de fuego", pero mientras varios observatorios orbitales (Proba-2 de la ESA, SOHO de la ESA/NASA y el Observatorio de Dinámica Solar de la NASA) se limitaron a ver como esta estallaba con toda su fuerza, la presencia de nuestras enviadas en otros mundos permitió obtener datos únicos, extremadamente valiosos para los estudiosos del Sol, cuyo comportamiento esta lejos de ser comprendido en toda su extensión. "Las velocidades de estas eyecciones a distancia del Sol no es algo que se entienda demasiado bien, especialmente en el Sistema Solar exterior", reconoce Olivier Witasse de la ESA, que ha dirigido el estudio."Gracias a la sincronización precisa de numerosas mediciones in situ podemos comprender mejor el proceso e incorporar nuestros resultados a los modelos".
Esta combinación ofreció notables resultados. Así, a partir de una velocidad máxima inicial de unos 1.000 km/s calculados en el Sol, tres días después Mars Express midió una fuerte caída, hasta los 647 km/s, y al cabo de cinco días esta había descendido hasta los 550 km/s en los datos de Rosetta. A partir de entonces, fue más gradual, registrándose por Cassini una velocidad a 450–500 km/s, un mes después de la eyección.
Tanto Curiosity, como Mars Odyssey, Rosetta y Cassini mostraron una reducción repentina en el número de rayos cósmicos galácticos, un efecto ya conocido, fruto que cuando pasa una eyección, genera una especie de burbuja protectora, desviándolos temporalmente. En Marte se observó un descenso de alrededor del 20 % durante un periodo de 35 horas terrestres, mientras que Rosetta captó algo semejante, en este caso con una reducción del 17 % y una duración de 60 horas, y en Cassini fue mucho menor, aunque también más prolongado en el tiempo. Todo esto muestra su ralentización y dispersión por una región más amplia.
"La comparación del descenso en los efectos de los rayos cósmicos galácticos debido a la misma eyección en tres lugares con una gran separación entre sí es toda una novedad. Aunque en el pasado ya se habían observado estos fenómenos desde distintas astronaves, no es común que las circunstancias permitan incluir una región tan amplia tanto dentro como fuera del Sistema Solar, como sucede en esta ocasión"."Por último, volviendo a la observación prevista inicialmente del paso del cometa Siding Spring por Marte, los resultados muestran la importancia de tener en cuenta el contexto de la meteorología espacial para comprender cómo estos fenómenos solares pueden influir e incluso enmascarar los signos del cometa en la atmósfera de un planeta".
Vivimos tiempos extraordinarios, una etapa de esplendor que permitió algo que hasta hace unos años habría sido imposible. Pero también es un recordatorio de que estamos llegamos lentamente a su final, como ejemplifica que varias de esas sondas ya no estén entre nosotros, y otras estén a un paso de decirnos adiós. Disfrutemos del momento.
La zona afectada por la tormenta y las diversas sondas afectadas, que permitieron tomar datos únicos.
Uno de los efectos de la tormenta, una disminución de los rayos cósmico galácticos, algo detectado por diversas sondas, más extenso en el tiempo y menos pronunciado a medida que esta se alejaba y dispersaba.
El inicio de la tormenta visto por el observatorio SOHO.
Seguimiento de una eyección de masa coronal a través del Sistema Solar
martes, agosto 29, 2017
Un cielo en movimiento
Curiosity nos lleva por un viaje entre las nubes de Marte.
No es una imagen que solamos relacionar con el planeta rojo y su extremadamente tenue atmósfera, ya que ante lo que parece un desierto helado y estéril solemos asumir por ello, como suele ocurrir en los desiertos terrestres, un cielo despejado, completamente vacío, solo alterado por las ocasionales tormentas de polvo que los fuertes vientos generados en las épocas más cálidas del año desatan cada cierto tiempo. Pero la realidad es mucho más compleja, y los exploradores que actualmente trabajan en la superficie, Opportunity y Curiosity, en no pocas ocasiones las ven cruzado velozmente sobre ellas. Finas, tenues, siendo necesario aumentar la resolución de las imágenes para desvelar su presencia, pero ahí están, recordando porque pese a todo es el mundo más parecido a la Tierra que conocemos.
En esta ocasión es Curiosity quién nos lleva de nuevo por un hermoso viaje por las nubes de Marte, captadas por su Navcam, y que forman parte de una nueva temporada donde estas hacen acto de presencia, y que tiene su origen en la órbita marciana, mucho más elíptica que la terrestres, y donde los cambios de distancia con el Sol, por tanto, tiene un efecto mucho más directo en el clima que en nuestro caso. En años anteriores marcianos, cinturones de nubes han aparecido cerca del ecuador coincidiendo con el paso por el Afelio, algo que ahora se repite, aunque en esta ocasión están apareciendo relativamente pronto, dos meses antes de llegar a este punto.
"Es probable que las nubes estén compuestas de cristales de hielo de agua, que se condensan alrededor de granos de polvo en suspensión en las partes más frías de la atmósfera", explica John Moores, miembro del equipo científico de Curiosity, de la Universidad de York en Toronto, Canadá. "Estas formas se crean cuando los cristales caen y se evaporan en los patrones conocidos como "rayas de caída" o "colas de yegua". Mientras que el rover no tiene una manera de determinar a que altura se encuentra, en La Tierra tales nubes se forman en altitudes altas".
Un mundo hostil, un lugar ahora árido y helado, pero donde allí donde miremos, encontramos elementos que nos resultan familiares. Quizás ecos lejanos de tiempos mejores, más acogedores, más terrestres. Los mismos que una y otra vez no dejan de atraernos hacia ahora sus rojas llanuras.
Secuencia forma a partir de 8 imágenes tomadas en un lapso de cuatro minutos a primera hora de la mañana del 1.758 día marciano de la misión, (17 de julio de 2017), apuntando hacia el horizonte Sur. Han sido procesados para hacer hincapié en los cambios debido al movimiento de las nubes, así como los cambios en la iluminación.
Las tenues nubes de Marte, tal cual las observó Curiosity, y cuya aparición está ligada a la aproximación del planeta a su punto más alejado del Sol.
Watch Martian Clouds Scoot, Thanks to NASA's Curiosity
No es una imagen que solamos relacionar con el planeta rojo y su extremadamente tenue atmósfera, ya que ante lo que parece un desierto helado y estéril solemos asumir por ello, como suele ocurrir en los desiertos terrestres, un cielo despejado, completamente vacío, solo alterado por las ocasionales tormentas de polvo que los fuertes vientos generados en las épocas más cálidas del año desatan cada cierto tiempo. Pero la realidad es mucho más compleja, y los exploradores que actualmente trabajan en la superficie, Opportunity y Curiosity, en no pocas ocasiones las ven cruzado velozmente sobre ellas. Finas, tenues, siendo necesario aumentar la resolución de las imágenes para desvelar su presencia, pero ahí están, recordando porque pese a todo es el mundo más parecido a la Tierra que conocemos.
En esta ocasión es Curiosity quién nos lleva de nuevo por un hermoso viaje por las nubes de Marte, captadas por su Navcam, y que forman parte de una nueva temporada donde estas hacen acto de presencia, y que tiene su origen en la órbita marciana, mucho más elíptica que la terrestres, y donde los cambios de distancia con el Sol, por tanto, tiene un efecto mucho más directo en el clima que en nuestro caso. En años anteriores marcianos, cinturones de nubes han aparecido cerca del ecuador coincidiendo con el paso por el Afelio, algo que ahora se repite, aunque en esta ocasión están apareciendo relativamente pronto, dos meses antes de llegar a este punto.
"Es probable que las nubes estén compuestas de cristales de hielo de agua, que se condensan alrededor de granos de polvo en suspensión en las partes más frías de la atmósfera", explica John Moores, miembro del equipo científico de Curiosity, de la Universidad de York en Toronto, Canadá. "Estas formas se crean cuando los cristales caen y se evaporan en los patrones conocidos como "rayas de caída" o "colas de yegua". Mientras que el rover no tiene una manera de determinar a que altura se encuentra, en La Tierra tales nubes se forman en altitudes altas".
Un mundo hostil, un lugar ahora árido y helado, pero donde allí donde miremos, encontramos elementos que nos resultan familiares. Quizás ecos lejanos de tiempos mejores, más acogedores, más terrestres. Los mismos que una y otra vez no dejan de atraernos hacia ahora sus rojas llanuras.
Secuencia forma a partir de 8 imágenes tomadas en un lapso de cuatro minutos a primera hora de la mañana del 1.758 día marciano de la misión, (17 de julio de 2017), apuntando hacia el horizonte Sur. Han sido procesados para hacer hincapié en los cambios debido al movimiento de las nubes, así como los cambios en la iluminación.
Las tenues nubes de Marte, tal cual las observó Curiosity, y cuya aparición está ligada a la aproximación del planeta a su punto más alejado del Sol.
Watch Martian Clouds Scoot, Thanks to NASA's Curiosity
lunes, agosto 28, 2017
Crónicas de una despedida (19): Un círculo que se cierra
Titán, el auténtico motor de la Cassini y quién le dará el empujón final hacia su destrucción.
Se aproxima el instante en que será lanzada hacia la atmósfera de Saturno, evitando así que en un futuro, ya fuera de servicio, se estrellara en el futuro en alguna de sus lunas. Es el destino inevitable para una sonda que está ya agotando sus reservas de combustible, y por tanto a punto de perder su capacidad de maniobras y orientarse de forma adecuada para realizar su tarea científica, además y sobretodo para comunicarse con la Tierra. Después de 13 años tarde o temprano debía ocurrir.
Sin embargo Cassini se mantuvo operativa mucho más de lo que nunca podría haber podido hacerlo de depender por completo de su propia capacidad. Todo esto gracias a la protagonista de esta historia. Todo gracias a Titán, el auténtico motor de esta misión histórica, que la sonda sobrevoló de forma cercana nada menos que 127 ocasiones. Ningún otro mundo del Sistema Solar puede presumir de haber recibido tal cantidad de visitas, en buena parte por el inmenso valor que tiene por si mismo, un lugar donde lo alienígena y lo familiar se dan la mano de una forma sorprendente, pero también para que actuara como el motor de Cassini, una inmenso así como inagotable.
Y por motivos evidentes. Debido a su tamaño, mayor que Mercurio, tiene una gravedad significativa, tanta que un solo sobrevuelo cercano tiene más capacidad de alterar la velocidad y trayectoria de Cassini que los 90 minutos de encendido del impulsor principal que fueron necesarios para lograr que entrara en órbita alrededor de Saturno. Y los ingenieros encargados de trazar las diferentes trayectorias han sabido sacar buen provecho. Permitió enviar a Cassini a órbitas de alta inclinación, para poder así estudiar mejor los polos del planeta, y después hacerla regresar al plano orbital, tan lejos como distante Jápeto o tan cerca como para cruzar por la parte interior de los anillos. Este fue consecuencia del sobrevuelo del 22 de Abril, el último de estos 127 encuentros, pasando a menos de 1000 Kilómetros.
Representó la última ocasión de explorar zonas de su superficie, que concluyó así con el 67% del total de la superficie explorada, suficiente para tener una visión global de Titán, pero no para responder a muchas preguntas, como la fuente del metano atmosférico, la posible existencia de volcanes, del que se tienen posibles indicios pero no observaciones directa, las dinámicas atmosféricas, que siguen sin ser exactamente lo que los modelos actuales señalan que deberían ser, o la naturaleza la enigmática "isla mágica", una estructura aparecida en uno de sus mares, que desapareció tan repentinamente como hizo acto de presencia. Era uno de los objetivos de este paso final, pero no se encontró nada. Existen varias hipótesis más o menos plausibles para explicarla, pero quedara como otro de los misterios por resolver.
Con Titán empezó la gran aventura de Cassini, y con Titán llegará su esperado, aunque no por ello menos triste final. El 11 de Septiembre se aproximarán por última vez, un encuentro lejano pero suficiente para enviarla al encuentro de su destino, hacia las nubes de Saturno, allí donde descansarán sus cenizas para la eternidad. En cierta forma será forma hermosa, poética si esta son las palabras, de cerrar una de las historias más maravillosas de la historia de la exploración espacial.
La última exploración de la superficie de Titán mediante radar, realizada el 22 de Abril. La despedida de esta luna maravillosa.
La gigantesca Titán, la segunda mayor luna del Sistema Solar y mayor que Mercurio. Su campo gravitatorio fue el motor de la misión Cassini.
Y de Titán llegará el impulso final. El círculo se cierra.
Cassini Prepares to Say Goodbye to a True Titan
Se aproxima el instante en que será lanzada hacia la atmósfera de Saturno, evitando así que en un futuro, ya fuera de servicio, se estrellara en el futuro en alguna de sus lunas. Es el destino inevitable para una sonda que está ya agotando sus reservas de combustible, y por tanto a punto de perder su capacidad de maniobras y orientarse de forma adecuada para realizar su tarea científica, además y sobretodo para comunicarse con la Tierra. Después de 13 años tarde o temprano debía ocurrir.
Sin embargo Cassini se mantuvo operativa mucho más de lo que nunca podría haber podido hacerlo de depender por completo de su propia capacidad. Todo esto gracias a la protagonista de esta historia. Todo gracias a Titán, el auténtico motor de esta misión histórica, que la sonda sobrevoló de forma cercana nada menos que 127 ocasiones. Ningún otro mundo del Sistema Solar puede presumir de haber recibido tal cantidad de visitas, en buena parte por el inmenso valor que tiene por si mismo, un lugar donde lo alienígena y lo familiar se dan la mano de una forma sorprendente, pero también para que actuara como el motor de Cassini, una inmenso así como inagotable.
Y por motivos evidentes. Debido a su tamaño, mayor que Mercurio, tiene una gravedad significativa, tanta que un solo sobrevuelo cercano tiene más capacidad de alterar la velocidad y trayectoria de Cassini que los 90 minutos de encendido del impulsor principal que fueron necesarios para lograr que entrara en órbita alrededor de Saturno. Y los ingenieros encargados de trazar las diferentes trayectorias han sabido sacar buen provecho. Permitió enviar a Cassini a órbitas de alta inclinación, para poder así estudiar mejor los polos del planeta, y después hacerla regresar al plano orbital, tan lejos como distante Jápeto o tan cerca como para cruzar por la parte interior de los anillos. Este fue consecuencia del sobrevuelo del 22 de Abril, el último de estos 127 encuentros, pasando a menos de 1000 Kilómetros.
Representó la última ocasión de explorar zonas de su superficie, que concluyó así con el 67% del total de la superficie explorada, suficiente para tener una visión global de Titán, pero no para responder a muchas preguntas, como la fuente del metano atmosférico, la posible existencia de volcanes, del que se tienen posibles indicios pero no observaciones directa, las dinámicas atmosféricas, que siguen sin ser exactamente lo que los modelos actuales señalan que deberían ser, o la naturaleza la enigmática "isla mágica", una estructura aparecida en uno de sus mares, que desapareció tan repentinamente como hizo acto de presencia. Era uno de los objetivos de este paso final, pero no se encontró nada. Existen varias hipótesis más o menos plausibles para explicarla, pero quedara como otro de los misterios por resolver.
Con Titán empezó la gran aventura de Cassini, y con Titán llegará su esperado, aunque no por ello menos triste final. El 11 de Septiembre se aproximarán por última vez, un encuentro lejano pero suficiente para enviarla al encuentro de su destino, hacia las nubes de Saturno, allí donde descansarán sus cenizas para la eternidad. En cierta forma será forma hermosa, poética si esta son las palabras, de cerrar una de las historias más maravillosas de la historia de la exploración espacial.
La gigantesca Titán, la segunda mayor luna del Sistema Solar y mayor que Mercurio. Su campo gravitatorio fue el motor de la misión Cassini.
Y de Titán llegará el impulso final. El círculo se cierra.
Cassini Prepares to Say Goodbye to a True Titan
miércoles, agosto 09, 2017
Cerrado por vacaciones
Llega el Verano, el calor y la hora de tomarse un descanso. Nos vemos a finales de mes, con las pilas cargadas, con nuevas noticias, eventos a destacar y renovadas ganas de seguir adelante con este ya veterano Blog.
Espero que nos rencontremos todos entonces, que ya se que estáis ahí aunque no comentéis demasiado :)
lunes, agosto 07, 2017
En la era de los exploradores
Curiosity cumple 5 años en el planeta rojo.
Las 05:17 GMT del 6 de Agosto de 2012. Una hora cualquiera de un día cualquiera, pero que para muchos de los que seguimos los acontecimientos desde la distancia, y sobretodo para los directamente implicados en el proyecto, que afrontaban la casi insoportable tensión de ver como el trabajo de años y años, el de toda una vida para no pocos de ellos el resultado de tantos esfuerzos y luchas para sacarlo adelante, fue un momento de liberación. El largo viaje a Marte había concluido, y los conocidos como "7 minutos de terror", el tiempo que más o menos suele tardar una sonda en cruzar la atmósfera del planeta y alcanzar la superficie, había concluido.
Y el alivio y euforia no era para menos, ya que el mismo tamaño del vehículo, el mayor jamás enviado al planeta rojo, había obligado a un ejercicio de imaginación para lograr que aterrizara suavemente y de una pieza, desarrollando un complejo sistema de aterrizaje nunca utilizado antes. No existía alternativa, y por ello fue un viaje hacia lo desconocido, donde no había punto medio, funcionaba perfectamente y Curiosity aterrizaba de una pieza o fallaba cualquier elementos del conjunto y todo terminaba con un costoso montón de metal esparcido sobre la superficie. Lo que le ocurrió recientemente a la Schiaparelli es un recordatorio de que estamos hablando de maniobras de precisión extrema y llena de riesgos. No son sencillas, es la pericia de la gente que hay detrás la que que transmite esa falsa sensación. Pero no es así y ellos lo saben mejor que nadie.
Pero a esa hora, a las 05:17 GMT del 6 de Agosto de 2012, todo los temores se disiparon. Después de cruzar como un meteoro la atmósfera y desplegar el paracaídas para recudir a 322 kilómetros por hora la velocidad, el rover y su sistema de descenso se separó de este y siguió su viaje, esta vez mediante unos retrocohetes, que lo fueron frenando hasta situarse a unas decenas de metros del suelo. En ese momento un sistema de cables, un hito de la tecnología conocido como "sky crane", depositó al rover en la superficie, mientras que la plataforma con los impulsores cortaba los cables y se alejaba rápidamente, estrellándose lejos de Curiosity. Precisamente que eso no sucediera y que ambas terminaran chocando con resultados catastróficos era quizás el mayor de los temores del equipo. Pero nada de eso sucedió. Todo funcionó como un reloj. Se había hecho historia.
Y como si Marte recompensara todos esos esfuerzo, Curiosity cumplió sus objetivos en pocas semanas, revelando que en la cercana área denominada Yellowknife Bay había encontrado lo que se buscaba: Indicios claros de que ahí, en tiempos remotos, no solo había existido una gran masa de agua, un gran lago, sino que en el se habían dado condiciones ambientales suficientemente favorables para soportar algún tipo de vida microbiana. No significaba necesariamente que esta hubiera existido, pero si habían las condiciones para ello. Y ese era la meta de esta misión, no encontrar vida, cosa para la cual no estaba diseñado, sino hallar ambientes que hubieran sido propicios para ello. Misión cumplida.
Evidentemente eso no significó en absoluto su final, solo un comienzo espectacular. Desde entonces, lentamente, afrontado problemas como el inesperado desgaste de sus ruedas y que han hecho necesario adaptar la ruta y el movimiento para reducir los daños, no deja de enviarnos imágenes maravillosas, sigue profundizando en el conocimiento de como fue el ambiente en tiempos pasados, mostrando que su evolución fue más compleja que la de un simple y tranquilo lago, confirmado la presencia del elusivo metano, incluido varios enigmáticos picos en su concentración que desaparecieron tan rápido como hicieron acto de presencia. Y mientras tanto, poco a poco, está ya ascendiendo por las laderas de Aeolis Mons.
En unos años su corazón "atómico", su generador termoeléctrico de radioisótopos, finalmente dejará de ser capaz de suministrar la energía necesaria para mantenerlo en activo, primero poco a poco, desconectándose instrumentos tras instrumentos, y finalmente llegará el día en que simplemente ya no será capaz de despertar. Pero antes de que esto ocurra queda mucho por hacer, ya que ahora, en su lento ascenso, está cruzando capas que son como libros de la historia marciana, desde puntos donde presumiblemente desembocaban los antiguos ríos hasta señales de la retirara de las aguas. Mucho queda por descubrir, por encontrar, por aprender, por explorar. Hace 5 años se hizo historia, una que aún tiene muchas páginas por delante. Que así sea.
Un momento para recordar, 7 minutos llenos de tensión y triunfo.
El largo recorrido por Curiosity a lo largo de estos 5 años (terrestres) de actividad.
Cinco años de la vertiginosa llegada del rover Curiosity a Marte
Five Years Ago and 154 Million Miles Away: Touchdown!
Las 05:17 GMT del 6 de Agosto de 2012. Una hora cualquiera de un día cualquiera, pero que para muchos de los que seguimos los acontecimientos desde la distancia, y sobretodo para los directamente implicados en el proyecto, que afrontaban la casi insoportable tensión de ver como el trabajo de años y años, el de toda una vida para no pocos de ellos el resultado de tantos esfuerzos y luchas para sacarlo adelante, fue un momento de liberación. El largo viaje a Marte había concluido, y los conocidos como "7 minutos de terror", el tiempo que más o menos suele tardar una sonda en cruzar la atmósfera del planeta y alcanzar la superficie, había concluido.
Y el alivio y euforia no era para menos, ya que el mismo tamaño del vehículo, el mayor jamás enviado al planeta rojo, había obligado a un ejercicio de imaginación para lograr que aterrizara suavemente y de una pieza, desarrollando un complejo sistema de aterrizaje nunca utilizado antes. No existía alternativa, y por ello fue un viaje hacia lo desconocido, donde no había punto medio, funcionaba perfectamente y Curiosity aterrizaba de una pieza o fallaba cualquier elementos del conjunto y todo terminaba con un costoso montón de metal esparcido sobre la superficie. Lo que le ocurrió recientemente a la Schiaparelli es un recordatorio de que estamos hablando de maniobras de precisión extrema y llena de riesgos. No son sencillas, es la pericia de la gente que hay detrás la que que transmite esa falsa sensación. Pero no es así y ellos lo saben mejor que nadie.
Pero a esa hora, a las 05:17 GMT del 6 de Agosto de 2012, todo los temores se disiparon. Después de cruzar como un meteoro la atmósfera y desplegar el paracaídas para recudir a 322 kilómetros por hora la velocidad, el rover y su sistema de descenso se separó de este y siguió su viaje, esta vez mediante unos retrocohetes, que lo fueron frenando hasta situarse a unas decenas de metros del suelo. En ese momento un sistema de cables, un hito de la tecnología conocido como "sky crane", depositó al rover en la superficie, mientras que la plataforma con los impulsores cortaba los cables y se alejaba rápidamente, estrellándose lejos de Curiosity. Precisamente que eso no sucediera y que ambas terminaran chocando con resultados catastróficos era quizás el mayor de los temores del equipo. Pero nada de eso sucedió. Todo funcionó como un reloj. Se había hecho historia.
Y como si Marte recompensara todos esos esfuerzo, Curiosity cumplió sus objetivos en pocas semanas, revelando que en la cercana área denominada Yellowknife Bay había encontrado lo que se buscaba: Indicios claros de que ahí, en tiempos remotos, no solo había existido una gran masa de agua, un gran lago, sino que en el se habían dado condiciones ambientales suficientemente favorables para soportar algún tipo de vida microbiana. No significaba necesariamente que esta hubiera existido, pero si habían las condiciones para ello. Y ese era la meta de esta misión, no encontrar vida, cosa para la cual no estaba diseñado, sino hallar ambientes que hubieran sido propicios para ello. Misión cumplida.
Evidentemente eso no significó en absoluto su final, solo un comienzo espectacular. Desde entonces, lentamente, afrontado problemas como el inesperado desgaste de sus ruedas y que han hecho necesario adaptar la ruta y el movimiento para reducir los daños, no deja de enviarnos imágenes maravillosas, sigue profundizando en el conocimiento de como fue el ambiente en tiempos pasados, mostrando que su evolución fue más compleja que la de un simple y tranquilo lago, confirmado la presencia del elusivo metano, incluido varios enigmáticos picos en su concentración que desaparecieron tan rápido como hicieron acto de presencia. Y mientras tanto, poco a poco, está ya ascendiendo por las laderas de Aeolis Mons.
En unos años su corazón "atómico", su generador termoeléctrico de radioisótopos, finalmente dejará de ser capaz de suministrar la energía necesaria para mantenerlo en activo, primero poco a poco, desconectándose instrumentos tras instrumentos, y finalmente llegará el día en que simplemente ya no será capaz de despertar. Pero antes de que esto ocurra queda mucho por hacer, ya que ahora, en su lento ascenso, está cruzando capas que son como libros de la historia marciana, desde puntos donde presumiblemente desembocaban los antiguos ríos hasta señales de la retirara de las aguas. Mucho queda por descubrir, por encontrar, por aprender, por explorar. Hace 5 años se hizo historia, una que aún tiene muchas páginas por delante. Que así sea.
Cinco años de la vertiginosa llegada del rover Curiosity a Marte
Five Years Ago and 154 Million Miles Away: Touchdown!
domingo, agosto 06, 2017
Post Vintage (240): La última batalla por la Luna
Mientras Amstrong y Collins, tras su histórica misión, se preparaban para despegar desde el Mar de la Tranquilidad, la última esperanza del programa lunar soviético se estrellaba en el Mare Crisium.
Fue el final trágico de una ambiciosa misión, que pretendía alunizar, recoger muestras del terreno y llevarlas a la Tierra, y también el final de las esperanzas soviéticas de vencer a los EEUU en la carrera lunar. Visto en perspectiva, fue el momento en que la URSS perdió definitivamente la carrera espacial frente a la potencia norteamericana. Esta es la historia de la sonda Luna 15.
Su odisea, como todo lo que rodeaba la carrera espacial en los años 60, estuvo marcada por el enfrentamiento político entre las dos superpotencias, que convertían los logros espaciales en una forma de enfrentamiento incruento, donde cada una buscaba superar a la otra por motivos de prestigio. Una lucha que, a partir de la segunda mitad de la década, y con los ojos puestos en la Luna, estaba empezando a decantarse hacia el lado estadounidense, algo que sabían los dirigentes soviéticos: Los EEUU se habían avanzado al lograr que un vehículo tripulado orbitara nuestro satélite (Apolo 8), derrotando el proyecto Zond L1,que buscaba hacer lo mismo con una Soyuz modificada, y ahora se dirigían hacia una victoria absoluta con el Apolo 11, que pondría al hombre en la Luna antes que el programa N1-L3 lograra ningún progreso.
Ante estas perspectivas la URSS decidió apostarlo todo por las sondas automáticas, que ya le habían reportado considerables éxitos durante buena parte de su lucha con los Norteamericanos. Con ellas había conseguido ser la primera en alcanzar otro mundo (Luna 2), en conseguir un alunizaje suave (Luna 9) y en poner en órbita lunar el primer satélite artificial (Luna 10), y con ellas esperaban como mínimo mitigar el éxito propagandístico ya inevitable de la NASA y los Apolo.
Ese debía ser el objetivo de las llamadas genéricamente Ye-8-5, adelantarse al Apolo 11 y traer muestras de roca lunar antes que ellos. No sería lo mismo que conseguir un aterrizaje tripulado ni impediría la sensación de victoria por parte estadounidense, pero al menos permitiría a la URSS ser la primera en traer material de otro mundo, con el cual esperaban, incluso, hacer un desfile en Moscu y maquillar así lo que no dejaba de ser una derrota evidente.
Tras varios intentos fallidos, finalmente una de ellas, denominada Luna 15, despegó hacia nuestro satélite el 13 de Julio de 1969, solo tres días antes de que lo hiciera el Apolo 11. Se iniciaba así una carrera entre ambos ingenios, el punto culminante en este enfrentamiento espacial, aunque la luminosidad mediática del segundo, y su triunfo final, eclipsaría el ultimo y desesperado esfuerzo soviético por ganar la Luna. Pero no pasaría por alto para las autoridades occidentales, que solo pudieron hacer suposiciones sobre su objetivo. ¿Quizás entrar en órbita lunar? Aterrizar en ella y traer muestras (que era la respuesta correcta)? Tal vez pretendía espiar al Apolo 11? O incluso intentar interferir en sus comunicaciones? La falta de información dejó campo libre a la imaginación.
Luna 15 tardó cuatro días en alcanzarla, más tiempo de lo habitual debido a que su gran masa hizo que a duras penas el cohete lanzador pudiera darle el impulso necesario. Esto ocurrió el 17 de Julio, cuando el Apolo 11 ya hacia un día que había despegado de la Tierra. Sin embargo, debido a problemas en las operaciones de frenado no sería hasta el 20 cuando la sonda se situaba en la órbita correcta para intentar el alunizaje, es decir, en el mismo momento que Amstrong y Aldrin se preparaba para descender hacia la superficie.
Discrepancias entre los datos previstos y las distancias reales dieron lugar a un fatídico error de cálculo de unos 3 Kilómetros, que significó el final de Luna 15.
El programa de exploración lunar soviético siguió durante algún tiempo más, al mismo tiempo que se negaba que hubiera había nunca la intención de enviar un vuelo tripulado (cosa que ahora sabemos que no es cierta), y los sucesores de esta desdichada sonda lograrían, finalmente, traer muestras de material de nuestro satélite...serían éxitos tardíos, que llegaron cuando la Luna ya había empezado a caer en el olvido y que ya no pudieron cambiar el signo de los tiempos. La URSS había perdido la carrera espacial y los EEUU tomaban definitivamente la delantera, a pesar de los éxitos conseguidos en Venus con las sondas Venera durante la década de los 70, y que, en parte, sirvieron para compensar tanto los éxitos estadounidenses en Marte como sus propios fracasos en la exploración del planeta rojo.
El 21 de Julio de 1969 marcó el punto final de una era. Mientras el módulo Eagle, con Amstrong y Collins, despegaba rumbo a la inmortalidad, en un punto no muy lejano, en una llanura cercana llamada Mare Crisium, los sueños soviéticos llegaban a su final. Los restos de la que fue la inesperada compañera de vuelo del Apolo 11 descansan aun allí, como un recordatorio de la lucha entre dos titanes, que llevaron a la Humanidad a la Luna posiblemente antes de tiempo. El propio olvido en que cayo nuestro satélite tras ello y la singularidad de los vuelos de los Apolo, que marcaron el principio y el final de la presencia humana sin que nadie llegara tras ellos, son el más claro ejemplo de ello.
El lanzamiento del Luna 15 al mismo tiempo que el Apolo 11 generó innumerables especulaciones en Occidente, favorecida por la falta de información soviética.
Recordando al Luna 15
Luna 15 - Welcome to the NSSDC
Fue el final trágico de una ambiciosa misión, que pretendía alunizar, recoger muestras del terreno y llevarlas a la Tierra, y también el final de las esperanzas soviéticas de vencer a los EEUU en la carrera lunar. Visto en perspectiva, fue el momento en que la URSS perdió definitivamente la carrera espacial frente a la potencia norteamericana. Esta es la historia de la sonda Luna 15.
Su odisea, como todo lo que rodeaba la carrera espacial en los años 60, estuvo marcada por el enfrentamiento político entre las dos superpotencias, que convertían los logros espaciales en una forma de enfrentamiento incruento, donde cada una buscaba superar a la otra por motivos de prestigio. Una lucha que, a partir de la segunda mitad de la década, y con los ojos puestos en la Luna, estaba empezando a decantarse hacia el lado estadounidense, algo que sabían los dirigentes soviéticos: Los EEUU se habían avanzado al lograr que un vehículo tripulado orbitara nuestro satélite (Apolo 8), derrotando el proyecto Zond L1,que buscaba hacer lo mismo con una Soyuz modificada, y ahora se dirigían hacia una victoria absoluta con el Apolo 11, que pondría al hombre en la Luna antes que el programa N1-L3 lograra ningún progreso.
Ante estas perspectivas la URSS decidió apostarlo todo por las sondas automáticas, que ya le habían reportado considerables éxitos durante buena parte de su lucha con los Norteamericanos. Con ellas había conseguido ser la primera en alcanzar otro mundo (Luna 2), en conseguir un alunizaje suave (Luna 9) y en poner en órbita lunar el primer satélite artificial (Luna 10), y con ellas esperaban como mínimo mitigar el éxito propagandístico ya inevitable de la NASA y los Apolo.
Ese debía ser el objetivo de las llamadas genéricamente Ye-8-5, adelantarse al Apolo 11 y traer muestras de roca lunar antes que ellos. No sería lo mismo que conseguir un aterrizaje tripulado ni impediría la sensación de victoria por parte estadounidense, pero al menos permitiría a la URSS ser la primera en traer material de otro mundo, con el cual esperaban, incluso, hacer un desfile en Moscu y maquillar así lo que no dejaba de ser una derrota evidente.
Tras varios intentos fallidos, finalmente una de ellas, denominada Luna 15, despegó hacia nuestro satélite el 13 de Julio de 1969, solo tres días antes de que lo hiciera el Apolo 11. Se iniciaba así una carrera entre ambos ingenios, el punto culminante en este enfrentamiento espacial, aunque la luminosidad mediática del segundo, y su triunfo final, eclipsaría el ultimo y desesperado esfuerzo soviético por ganar la Luna. Pero no pasaría por alto para las autoridades occidentales, que solo pudieron hacer suposiciones sobre su objetivo. ¿Quizás entrar en órbita lunar? Aterrizar en ella y traer muestras (que era la respuesta correcta)? Tal vez pretendía espiar al Apolo 11? O incluso intentar interferir en sus comunicaciones? La falta de información dejó campo libre a la imaginación.
Luna 15 tardó cuatro días en alcanzarla, más tiempo de lo habitual debido a que su gran masa hizo que a duras penas el cohete lanzador pudiera darle el impulso necesario. Esto ocurrió el 17 de Julio, cuando el Apolo 11 ya hacia un día que había despegado de la Tierra. Sin embargo, debido a problemas en las operaciones de frenado no sería hasta el 20 cuando la sonda se situaba en la órbita correcta para intentar el alunizaje, es decir, en el mismo momento que Amstrong y Aldrin se preparaba para descender hacia la superficie.
Nuevos problemas, esta vez con los datos del radar, obligaron a retrasar 18 horas el intento de alunizaje, a pesar de que ello significara que el Apolo 11, ahora ya en la superficie, lograría una amplia ventaja y volvería a casa mucho antes. Inicialmente ya se esperaba que lo hiciera dos horas después, pero ahora el retraso sería mucho mayor. Así y todo, el 21 de Julio, se dio la orden al vehículo de iniciar el descenso. Y pocos minutos después se estrellaba fatalmente en el Mare Crisium, cerca del Mare Tranquillitatis y del Apolo 11, cuyos sismógrafos detectaron el impacto, para sorpresa de Armstrong y Aldrin, que en ese momento se encontraban en su interior en un merecido descanso.Evidentemente estaban al corriente de la presencia de Luna 15, pero su colisión contra la superficie lunar, y tan cerca de ellos, les pilló por sorpresa.
Discrepancias entre los datos previstos y las distancias reales dieron lugar a un fatídico error de cálculo de unos 3 Kilómetros, que significó el final de Luna 15.
El programa de exploración lunar soviético siguió durante algún tiempo más, al mismo tiempo que se negaba que hubiera había nunca la intención de enviar un vuelo tripulado (cosa que ahora sabemos que no es cierta), y los sucesores de esta desdichada sonda lograrían, finalmente, traer muestras de material de nuestro satélite...serían éxitos tardíos, que llegaron cuando la Luna ya había empezado a caer en el olvido y que ya no pudieron cambiar el signo de los tiempos. La URSS había perdido la carrera espacial y los EEUU tomaban definitivamente la delantera, a pesar de los éxitos conseguidos en Venus con las sondas Venera durante la década de los 70, y que, en parte, sirvieron para compensar tanto los éxitos estadounidenses en Marte como sus propios fracasos en la exploración del planeta rojo.
El 21 de Julio de 1969 marcó el punto final de una era. Mientras el módulo Eagle, con Amstrong y Collins, despegaba rumbo a la inmortalidad, en un punto no muy lejano, en una llanura cercana llamada Mare Crisium, los sueños soviéticos llegaban a su final. Los restos de la que fue la inesperada compañera de vuelo del Apolo 11 descansan aun allí, como un recordatorio de la lucha entre dos titanes, que llevaron a la Humanidad a la Luna posiblemente antes de tiempo. El propio olvido en que cayo nuestro satélite tras ello y la singularidad de los vuelos de los Apolo, que marcaron el principio y el final de la presencia humana sin que nadie llegara tras ellos, son el más claro ejemplo de ello.
El lanzamiento del Luna 15 al mismo tiempo que el Apolo 11 generó innumerables especulaciones en Occidente, favorecida por la falta de información soviética.
Mare Crisium y Mare Tranquillitatis se encuentran muy cerca uno de otro, y ambos fueron testigos del punto culminante de la carrera espacial, con dos vehículos de las dos superpotencias llegando al mismo tiempo en una carrera contra el tiempo.
Recordando al Luna 15
Luna 15 - Welcome to the NSSDC
viernes, agosto 04, 2017
Sueños duplicados
El próximo objetivo de la New Horizons podría ser binario.
Recientemente asistimos a una intensa campaña de observación de MU69, aprovechando que en rápida sucesión protagonizó 3 ocultaciones estelares. Numerosos equipos se desplegaron en las zonas del planeta donde esto sería visible y con grandes dosis de paciencia y esfuerzo, pudieron captar esos fugaces instantes en que este remoto habitante del Cinturón de Kuiper eclipso diversas estrellas de fondo. El objetivo, extraer información sobre su tamaño, forma, órbita y entorno que lo rodea, cualquier cosa que pudiera ayudar al equipo de la New Horizons a planificar mejor su sobrevuelo, que hasta entonces era un salto a lo desconocido. Y los resultados de tal esfuerzo ya están viendo la luz.
Y uno de los más recientes, así como más notables, es que los datos reunidos abren la posibilidad de que MU69 no sea un solo objeto, sino en realidad dos, lo que se conoce como cuerpo binaria, quizás orbitando uno muy cerca de otro o incluso en contacto directo una con otra. Otras opciones serían que sea un objeto formado por dos lóbulos extremadamente diferenciados, o un gran fragmento arrancado del cuerpo original."Este nuevo hallazgo es simplemente espectacular. La forma de MU69 es realmente provocativa, y podría significar otra primicia para New Horizons ir a un objeto binario en el Cinturón de Kuiper", explicó Alan Stern, investigador principal de esta misión.
Otra información extraída de estas ocultaciones es el probable tamaño de MU69, que rodaría los 30 Kilómetros de diámetro, o en el caso de ser realmente dos cuerpos independientes, cada miembro tendría unos 15-20 kilómetros de diámetro.
Los cuerpos binarios, así como los binarios de contacto, no son unos desconocidos para la astronomía moderna, pues existen ejemplos de asteroides y cometas de esta clase, pero si MU69 lo fuera, representará la primera vez que podemos estudiar de cerca uno perteneciente a Kuiper, lo que sería el epílogo perfecto para una New Horizons que culminaría así por todo lo alto su ya histórica aventura. Sea cual sea la realidad última que se encuentre, los próximos 17 meses se prometen frenéticos para el equipo de Stern, preparando lo mejor posible el encuentro con un cuerpo celeste mucho más desconocido de lo que era Plutón en su momento. Cuerpo o cuerpos. Deberemos esperar al 1 de Enero de 2019 para saberlo.
MU69 ocultando una estrella de fondo, durante el tercero de estos "eclipses". El estudio de la curva de luz estelar permite ahora extraer datos sobre la naturaleza de este lejano habitante de Kuiper.
La posible imagen de MU69 según lo que sabemos ahora. Una binaria, quizás orbitando una alrededor de otra, o quizás en contacto directo.
El cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko es un ejemplo de cuerpo binario, en este caso conectados por un puente de restos.
New Horizons' Next Target Just Got a Lot More Interesting
Recientemente asistimos a una intensa campaña de observación de MU69, aprovechando que en rápida sucesión protagonizó 3 ocultaciones estelares. Numerosos equipos se desplegaron en las zonas del planeta donde esto sería visible y con grandes dosis de paciencia y esfuerzo, pudieron captar esos fugaces instantes en que este remoto habitante del Cinturón de Kuiper eclipso diversas estrellas de fondo. El objetivo, extraer información sobre su tamaño, forma, órbita y entorno que lo rodea, cualquier cosa que pudiera ayudar al equipo de la New Horizons a planificar mejor su sobrevuelo, que hasta entonces era un salto a lo desconocido. Y los resultados de tal esfuerzo ya están viendo la luz.
Y uno de los más recientes, así como más notables, es que los datos reunidos abren la posibilidad de que MU69 no sea un solo objeto, sino en realidad dos, lo que se conoce como cuerpo binaria, quizás orbitando uno muy cerca de otro o incluso en contacto directo una con otra. Otras opciones serían que sea un objeto formado por dos lóbulos extremadamente diferenciados, o un gran fragmento arrancado del cuerpo original."Este nuevo hallazgo es simplemente espectacular. La forma de MU69 es realmente provocativa, y podría significar otra primicia para New Horizons ir a un objeto binario en el Cinturón de Kuiper", explicó Alan Stern, investigador principal de esta misión.
Otra información extraída de estas ocultaciones es el probable tamaño de MU69, que rodaría los 30 Kilómetros de diámetro, o en el caso de ser realmente dos cuerpos independientes, cada miembro tendría unos 15-20 kilómetros de diámetro.
Los cuerpos binarios, así como los binarios de contacto, no son unos desconocidos para la astronomía moderna, pues existen ejemplos de asteroides y cometas de esta clase, pero si MU69 lo fuera, representará la primera vez que podemos estudiar de cerca uno perteneciente a Kuiper, lo que sería el epílogo perfecto para una New Horizons que culminaría así por todo lo alto su ya histórica aventura. Sea cual sea la realidad última que se encuentre, los próximos 17 meses se prometen frenéticos para el equipo de Stern, preparando lo mejor posible el encuentro con un cuerpo celeste mucho más desconocido de lo que era Plutón en su momento. Cuerpo o cuerpos. Deberemos esperar al 1 de Enero de 2019 para saberlo.
MU69 ocultando una estrella de fondo, durante el tercero de estos "eclipses". El estudio de la curva de luz estelar permite ahora extraer datos sobre la naturaleza de este lejano habitante de Kuiper.
La posible imagen de MU69 según lo que sabemos ahora. Una binaria, quizás orbitando una alrededor de otra, o quizás en contacto directo.
El cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko es un ejemplo de cuerpo binario, en este caso conectados por un puente de restos.
New Horizons' Next Target Just Got a Lot More Interesting
jueves, agosto 03, 2017
En el planeta de los vientos
Una gigantesca tormenta en Neptuno sorprende a los astrónomos.
Se les conoce como "gigantes helados", mundo parecidos pero al mismo tiempo con notables diferencias de composición y estructura interna con respecto a los "gigantes gaseosos" Júpiter y Saturno. De ahí que se engloben bajo esa denominación para diferenciarlos. Son también los grandes desconocidos del Sistema Solar, los planetas menos explorados por la Humanidad, solo visitados por la Voyager 2 en 1986 y 1989 respectivamente. Y si ciertamente hizo un trabajo espléndido y nos entregó una valiosa carga de información científica sobre ambos mundos y sus lunas, una sola misión de sobrevuelo fugaz resultó del todo insuficiente para conocerlos en su totalidad. Siguen siendo mundos por explorar.
A falta de proyectos para regresar a ellos, algún tipo de misión que implicara algo parecido a lo que representó Cassini para Saturno, o la Galileo (y ahora Juno) para Júpiter, que por ahora son solo simples ideas y buenos propósitos, los astrónomos han tenido que conformarse desde entonces con estudiarlos desde la distancia, mediante observatorios terrestres. El progreso en las tecnologías de observación permiten hacer un más que notable trabajo, lo que permite, aunque lentamente, hemos seguido avanzando por el camino abierto por la Voyager 2, revelando hasta que punto son mundos dinámicos, cambiantes, mucho más que lo que esa mítica sonda llegó a entrever. Tanto que una y otra vez nos sorprenden.
En esta ocasión el azulado Neptuno, con la aparición de un gigantesco sistema tormentoso, de unos 9.000 Kilómetros de longitud, o lo que es lo mismo, 1/3 del diámetro del planeta. Y los sorprendió tanto por sus dimensiones como por el lugar donde se hizo presente, en latitudes muy bajas, casi en el ecuador, ya que "normalmente, esta zona es muy tranquila y sólo vemos nubes brillantes en las bandas de latitudes medias, por lo que tener una nube tan enorme asentada justo en el ecuador es espectacular", explica Ned Molter, quién fue el primero en detectar lo que estaba ocurriendo a través del Observatorio WM Keck en Maunakea, Hawai.
"Históricamente, en ocasiones se han visto nubes muy brillantes en Neptuno, pero usualmente en latitudes más cercanas a los polos, alrededor de 15 a 60 grados al norte o al sur. Nunca antes se ha visto una nube o tan cerca del ecuador, ni ha sido tan brillante" comenta el profesor Imke de Pater del Departamento de Astronomía de la UC Berkeley.
Su origen, y especialmente que mantiene cohesionada la tormenta a pesar de abarcar una extensión tan amplia en un planeta que presenta drásticos cambios en los vientos dominantes según la latitud, es un misterio. Algo debe mantenerla unida y evitar que se disgregue. Una opción sería la presencia de un enorme sistema de vórtice oscuro de alta presión (como el que pudo ver la Voyager 2 en 1989 ), ya que provocan una corriente de aire ascendente, que al enfriarse pueden favorecer la formación de grandes nubes, en este caso de metano. Pero de momento no se tiene constancia de la presencia de algo así. Una explicación alternativa sería que estamos ante una enorme nube conectiva, algo de lo que se tiene constancia en otros planetas, como por ejemplo Saturno en 2010, pero en este caso se esperaría una duración mucho más limitada en el tiempo, quizás no mayor de una semana, y no los varios meses que lleva activa. "Esto demuestra que hay cambios extremadamente drásticos en la dinámica de la atmósfera de Neptuno, y tal vez este es un evento climático estacional que puede ocurrir cada pocas décadas o así".
Neptuno es el "planeta del los vientos", donde estos alcanzan velocidades supersónicos, hasta 1.500 kilómetros por hora, que dejan en poca cosa los mayores huracanes de La Tierra. Lo que es si es otro misterio, ya que estando tan lejos del Sol es imposible que sea este quién alimenta una climatología tan desatada, por lo que debe contar con una fuente de calor interno que inyecte la energía necesaria para ello. Un mundo caótico, extraño, rodeado de tormentas gigantescas, azules cielos y oscuros vórtices que parecen puertas a un abismo insondable. Un lugar extraño, sorprendente y que, como ocurre con el más calmando pero no por ello menos interesante Urano, nos recuerda constantemente con fenómenos tan espectaculares como este, que sigue esperando nuestro regreso, y que hacerlo merecerá la pena.
La Voyager 2 nos abrió las puertas de Neptuno y sus lunas, pero su fugaz paso dejó muchos más interrogantes que respuestas, un mundo lleno de misterios por explorar tal como Cassini hizo en Saturno. Lo que vemos desde La Tierra, una y otra vez, no deja de recordarlo.
Sorprendente sistema tormentoso en pleno ecuador de Neptuno
New Storm Makes Surprise Appearance on Neptune
Se les conoce como "gigantes helados", mundo parecidos pero al mismo tiempo con notables diferencias de composición y estructura interna con respecto a los "gigantes gaseosos" Júpiter y Saturno. De ahí que se engloben bajo esa denominación para diferenciarlos. Son también los grandes desconocidos del Sistema Solar, los planetas menos explorados por la Humanidad, solo visitados por la Voyager 2 en 1986 y 1989 respectivamente. Y si ciertamente hizo un trabajo espléndido y nos entregó una valiosa carga de información científica sobre ambos mundos y sus lunas, una sola misión de sobrevuelo fugaz resultó del todo insuficiente para conocerlos en su totalidad. Siguen siendo mundos por explorar.
A falta de proyectos para regresar a ellos, algún tipo de misión que implicara algo parecido a lo que representó Cassini para Saturno, o la Galileo (y ahora Juno) para Júpiter, que por ahora son solo simples ideas y buenos propósitos, los astrónomos han tenido que conformarse desde entonces con estudiarlos desde la distancia, mediante observatorios terrestres. El progreso en las tecnologías de observación permiten hacer un más que notable trabajo, lo que permite, aunque lentamente, hemos seguido avanzando por el camino abierto por la Voyager 2, revelando hasta que punto son mundos dinámicos, cambiantes, mucho más que lo que esa mítica sonda llegó a entrever. Tanto que una y otra vez nos sorprenden.
En esta ocasión el azulado Neptuno, con la aparición de un gigantesco sistema tormentoso, de unos 9.000 Kilómetros de longitud, o lo que es lo mismo, 1/3 del diámetro del planeta. Y los sorprendió tanto por sus dimensiones como por el lugar donde se hizo presente, en latitudes muy bajas, casi en el ecuador, ya que "normalmente, esta zona es muy tranquila y sólo vemos nubes brillantes en las bandas de latitudes medias, por lo que tener una nube tan enorme asentada justo en el ecuador es espectacular", explica Ned Molter, quién fue el primero en detectar lo que estaba ocurriendo a través del Observatorio WM Keck en Maunakea, Hawai.
"Históricamente, en ocasiones se han visto nubes muy brillantes en Neptuno, pero usualmente en latitudes más cercanas a los polos, alrededor de 15 a 60 grados al norte o al sur. Nunca antes se ha visto una nube o tan cerca del ecuador, ni ha sido tan brillante" comenta el profesor Imke de Pater del Departamento de Astronomía de la UC Berkeley.
Su origen, y especialmente que mantiene cohesionada la tormenta a pesar de abarcar una extensión tan amplia en un planeta que presenta drásticos cambios en los vientos dominantes según la latitud, es un misterio. Algo debe mantenerla unida y evitar que se disgregue. Una opción sería la presencia de un enorme sistema de vórtice oscuro de alta presión (como el que pudo ver la Voyager 2 en 1989 ), ya que provocan una corriente de aire ascendente, que al enfriarse pueden favorecer la formación de grandes nubes, en este caso de metano. Pero de momento no se tiene constancia de la presencia de algo así. Una explicación alternativa sería que estamos ante una enorme nube conectiva, algo de lo que se tiene constancia en otros planetas, como por ejemplo Saturno en 2010, pero en este caso se esperaría una duración mucho más limitada en el tiempo, quizás no mayor de una semana, y no los varios meses que lleva activa. "Esto demuestra que hay cambios extremadamente drásticos en la dinámica de la atmósfera de Neptuno, y tal vez este es un evento climático estacional que puede ocurrir cada pocas décadas o así".
Neptuno es el "planeta del los vientos", donde estos alcanzan velocidades supersónicos, hasta 1.500 kilómetros por hora, que dejan en poca cosa los mayores huracanes de La Tierra. Lo que es si es otro misterio, ya que estando tan lejos del Sol es imposible que sea este quién alimenta una climatología tan desatada, por lo que debe contar con una fuente de calor interno que inyecte la energía necesaria para ello. Un mundo caótico, extraño, rodeado de tormentas gigantescas, azules cielos y oscuros vórtices que parecen puertas a un abismo insondable. Un lugar extraño, sorprendente y que, como ocurre con el más calmando pero no por ello menos interesante Urano, nos recuerda constantemente con fenómenos tan espectaculares como este, que sigue esperando nuestro regreso, y que hacerlo merecerá la pena.
La Voyager 2 nos abrió las puertas de Neptuno y sus lunas, pero su fugaz paso dejó muchos más interrogantes que respuestas, un mundo lleno de misterios por explorar tal como Cassini hizo en Saturno. Lo que vemos desde La Tierra, una y otra vez, no deja de recordarlo.
Sorprendente sistema tormentoso en pleno ecuador de Neptuno
New Storm Makes Surprise Appearance on Neptune
miércoles, agosto 02, 2017
El camino ardiente
Las Voyager fueron sondas pioneras en muchos aspectos, tanto en exploración como tecnológicamente.
Seguimos celebrando los 40 años del lanzamiento de estas míticas exploradoras, aún hoy en activo y que siguen explorando la frontera misma del Sistema Solar. Detrás de ellas han venido otras sondas, mejores en todo los aspectos, pero que en realidad "solo" han seguido el camino que ellas abrieron. Fueron las primeras en explorar realmente los mundos exteriores, desvelando a los asombrados ojos de los astrónomos las extraordinarios lunas que los acompañaban, marcando futuros objetivos para las sondas que seguirían su estela, mientras que los avances tecnológicos que las hicieron posible, y en que buena parte explica su larga vida, siguen siendo utilizadas hoy día. En realidad fueron las primeras en muchos aspectos. Y que mejor momento para ver su increíble lista de logros.
Las Voyager fueron las primeras sondas en:
- Sobrevolar los 4 grandes planetas exteriores (Voyager 2)
- Descubrir numerosas lunas en todos ellos (Ambas)
- Explorar Urano y Neptuno (Voyager 2)
- Obtener imágenes de los anillos de Júpiter, Urano y Neptuno (Voyager 2)
- Observar los volcanes de Io (Voyager 1)
- Detectar descargas eléctricas en la atmósfera de Júpiter (Voyager 1)
- Reunir evidencias de un océano de agua en Europa (Ambas)
- Detectar una atmósfera rica en Nitrógeno en Titán, la 1ª fuera de la Tierra (Voyager 1)
Y al llegar a las fronteras del Sistema Solar, las primeras en:
- Alcanzar el espacio interestelar (Voyager 1)
- Medir la intensidad de los rayos cósmicos más allá de la heliosfera (Voyager 1)
- Medir el campo magnético interestelar. (Voyager 1)
- Medir la densidad del medio interestelar (Voyager 1)
- Medir la zona conocida como Choque de Terminación, donde el viento solar reduce su velocidad por debajo de la del sonido (Voyager 2)
Todo ella dejando un gran legado tecnológico, ya que fueron las primeras sondas en:
- Ser ampliamente protegidas contra la radiación, estableciendo además el estándar todavía en uso para las misiones espaciales de hoy día.
- Ser protegidas de posibles descargas electrostáticas externas.
- Disponer de sistema informático programable para el control de la orientación de la nave.
- Disponer de un sistema autónomo de protección de fallos, capaz de detectarlos y tomar acciones para corregirlos.
- Utilizar el código Reed-Solomon,un algoritmo que reduce los errores en la transmisión y almacenamiento de datos, y que sigue siendo ampliamente utilizado hoy en día
- Enlazarse diversas antenas terrestres para poder recibir más cantidad de datos (Voyager 2, para su encuentro con Urano), además de impulsar la construcción del complejo de antenas del Goldstone Deep Space Communications Complex, que aún hoy son pilar fundamental para la exploración planetaria.
Y estableciendo récords difícilmente superables, como:
- Ser la vehículo con mayor tiempo de actividad continua (Voyager 2)
- Ser el objeto humano más lejos de la Tierra (Voyager 1)
En muchos aspectos las Voyager representan lo mejor de nosotros mismos. Sondas que rompieron barreras, que llegaron donde nunca nadie había llegado nadie. Y como podemos ver, en el más amplio sentido de la palabra. Crearon un camino hacia las estrellas que aún hoy día resplandece en la oscuridad, ardiendo con el fuego de los sueños que las hicieron posible.
Aunque las Pioneer 10 y 11 habían visitado ya Júpiter y Saturno, sus limitados instrumentos apenas llegaron a vislumbrar las maravillas que escondían. Fueron las Voyager quienes nos descubrieron sus increíbles lunas llenas de misterios y posibilidades (excepto Encélado, donde se escaparon sus geisers), la inmensidad de sus anillos. Y la Voyager 2 visitaría por primera vez (y por ahora la última) Urano y Neptuno. Nos abrieron las puertas de un Sistema Solar hasta entonces desconocido.
Nadie está tan lejos de nosotros como la Voyager 1, más que las Pioneer, que salieron de la Tierra antes, pero se mueven más lentamente. Y a diferencia de ellas, esta sigue en activo.
Las Voyager representaron un esfuerzo tecnológico sin precedente, tanto las propias sondas, que se equiparon con tecnologías punta, como del sistema de seguimiento en tierra, que debieron crecer y adaptarse para poder seguir vehículos a distancias sin precedentes. En ambos casos, un legado que aún es la base de la exploración espacial actual.
First and Farthest: How the Voyagers Blazed Trails
Seguimos celebrando los 40 años del lanzamiento de estas míticas exploradoras, aún hoy en activo y que siguen explorando la frontera misma del Sistema Solar. Detrás de ellas han venido otras sondas, mejores en todo los aspectos, pero que en realidad "solo" han seguido el camino que ellas abrieron. Fueron las primeras en explorar realmente los mundos exteriores, desvelando a los asombrados ojos de los astrónomos las extraordinarios lunas que los acompañaban, marcando futuros objetivos para las sondas que seguirían su estela, mientras que los avances tecnológicos que las hicieron posible, y en que buena parte explica su larga vida, siguen siendo utilizadas hoy día. En realidad fueron las primeras en muchos aspectos. Y que mejor momento para ver su increíble lista de logros.
Las Voyager fueron las primeras sondas en:
- Sobrevolar los 4 grandes planetas exteriores (Voyager 2)
- Descubrir numerosas lunas en todos ellos (Ambas)
- Explorar Urano y Neptuno (Voyager 2)
- Obtener imágenes de los anillos de Júpiter, Urano y Neptuno (Voyager 2)
- Observar los volcanes de Io (Voyager 1)
- Detectar descargas eléctricas en la atmósfera de Júpiter (Voyager 1)
- Reunir evidencias de un océano de agua en Europa (Ambas)
- Detectar una atmósfera rica en Nitrógeno en Titán, la 1ª fuera de la Tierra (Voyager 1)
Y al llegar a las fronteras del Sistema Solar, las primeras en:
- Alcanzar el espacio interestelar (Voyager 1)
- Medir la intensidad de los rayos cósmicos más allá de la heliosfera (Voyager 1)
- Medir el campo magnético interestelar. (Voyager 1)
- Medir la densidad del medio interestelar (Voyager 1)
- Medir la zona conocida como Choque de Terminación, donde el viento solar reduce su velocidad por debajo de la del sonido (Voyager 2)
Todo ella dejando un gran legado tecnológico, ya que fueron las primeras sondas en:
- Ser ampliamente protegidas contra la radiación, estableciendo además el estándar todavía en uso para las misiones espaciales de hoy día.
- Ser protegidas de posibles descargas electrostáticas externas.
- Disponer de sistema informático programable para el control de la orientación de la nave.
- Disponer de un sistema autónomo de protección de fallos, capaz de detectarlos y tomar acciones para corregirlos.
- Utilizar el código Reed-Solomon,un algoritmo que reduce los errores en la transmisión y almacenamiento de datos, y que sigue siendo ampliamente utilizado hoy en día
- Enlazarse diversas antenas terrestres para poder recibir más cantidad de datos (Voyager 2, para su encuentro con Urano), además de impulsar la construcción del complejo de antenas del Goldstone Deep Space Communications Complex, que aún hoy son pilar fundamental para la exploración planetaria.
Y estableciendo récords difícilmente superables, como:
- Ser la vehículo con mayor tiempo de actividad continua (Voyager 2)
- Ser el objeto humano más lejos de la Tierra (Voyager 1)
En muchos aspectos las Voyager representan lo mejor de nosotros mismos. Sondas que rompieron barreras, que llegaron donde nunca nadie había llegado nadie. Y como podemos ver, en el más amplio sentido de la palabra. Crearon un camino hacia las estrellas que aún hoy día resplandece en la oscuridad, ardiendo con el fuego de los sueños que las hicieron posible.
Aunque las Pioneer 10 y 11 habían visitado ya Júpiter y Saturno, sus limitados instrumentos apenas llegaron a vislumbrar las maravillas que escondían. Fueron las Voyager quienes nos descubrieron sus increíbles lunas llenas de misterios y posibilidades (excepto Encélado, donde se escaparon sus geisers), la inmensidad de sus anillos. Y la Voyager 2 visitaría por primera vez (y por ahora la última) Urano y Neptuno. Nos abrieron las puertas de un Sistema Solar hasta entonces desconocido.
Nadie está tan lejos de nosotros como la Voyager 1, más que las Pioneer, que salieron de la Tierra antes, pero se mueven más lentamente. Y a diferencia de ellas, esta sigue en activo.
Las Voyager representaron un esfuerzo tecnológico sin precedente, tanto las propias sondas, que se equiparon con tecnologías punta, como del sistema de seguimiento en tierra, que debieron crecer y adaptarse para poder seguir vehículos a distancias sin precedentes. En ambos casos, un legado que aún es la base de la exploración espacial actual.
First and Farthest: How the Voyagers Blazed Trails
martes, agosto 01, 2017
De 1977 a la eternidad
Las Voyager cumplen 40 años aún en activo y comunicándose con La Tierra de forma diaria.
El 20 de Agosto y el 5 de Septiembre de 1977 se iniciaba una de las aventuras más extraordinarias de la historia de la exploración espacial, una destinada a extenderse durante décadas, y que aún hoy sigue adelante. Ninguno de los exploradores posteriores, como el aparentemente inagotable Opportunity, se aproximan a esta hazaña ni pueden tener esperanzas reales de hacerlo algún día. Pero eso no es algo que nadie se imaginaba en su momento. Sus objetivos eran Júpiter y Saturno, y a partir de ese punto un "ya veremos" con pocas expectativas. Pero las Voyager hicieron pedazos toda las previsiones. Y siguen haciéndolo.
"Creo que pocas misiones pueden igualar los logros de las Voyager durante sus cuatro décadas de exploración" explica Thomas Zurbuchen, administrador asociado de la Dirección de Misiones Científicas (SMD) de la NASA. "Nos han educado en las maravillas desconocidas del universo y verdaderamente han inspirado a la humanidad para continuar explorando nuestro sistema solar y más allá". Nos abrieron las puertas del los mundos gigantes, apenas entreabiertas por las Pioneer, desde los volcanes de Io a los primeros indicios de un océano bajo Europa, pasando por la complejidad asombrosa de Titán, los criovolcanes de Tritón, las blancas nubes del azulado Neptuno o la extraña Miranda. La Voyager 1 se "sacrificaría" sobrevolando la gran luna de Saturno, lo que la lanzaría fuera del plano donde orbitan los planetas, mientras que sería tarea de la Voyager 2 seguir hasta Urano y Neptuno.
A todos los efectos las Voyager podría haber terminado su viaje aquí y consideradas un éxito completo, incluso superior a lo esperado. Pero ambas seguían en plena forma, y de forma imprevista se abrieron las puertas a una nueva, inesperada y emocionante posibilidad: Alcanzar los límites de la Helioesfera, ahí donde el viento solar finalmente se detiene, y saltar, por primera vez, al espacio interestelar. Tal como explica Ed Stone, científico del proyecto Voyager,"ninguno de nosotros sabía, cuando las lanzamos hace 40 años, que hoy seguirían funcionando y continuando en este viaje pionero. La cosa más emocionante que encuentren en los próximos cinco años es probable que sea algo que no sabíamos que estaba ahí fuera para ser descubierto".
Su supervivencia es todo un homenaje a aquellos que, hace ya 5 décadas, iniciaron su diseño y construcción, algunos de los cuales ya no están entre nosotros, aunque su espíritu, como se suele decir, viaja con ellas. Robustas, preparadas para soportar los intensos campos de radiación de Júpiter, lo que las hizo estar listas para cualquier cosa que viniera después, con sistemas redundantes y con capacidad autónoma para cambiar de uno a otro según las circunstancias, y con tres generadores termoeléctricos de radioisótopos alimentados por plutonio-238 para obtener la energía necesaria, las Voyager eran lo mejor de lo mejor en su tiempo, fruto de una dedicación y esfuerzo que aún hoy día sigue dando sus frutos. Aunque el tiempo, lentamente, también se agota para estas infatigables viajeras, al ritmo en que sus generadores se van debilitando.
Sin embargo, después de tanto tiempo, los ingenieros están aprendiendo cómo operar sus instrumentos bajo restricciones de potencia cada vez más estrictas, sacando partida hasta del último vatio y eliminando cualquier gasto superfluo de energía, como es el caso de las cámaras, que ya no son útiles, y en ambas sondas permanecen desactivadas desde principio de los 90. No solo eso, sino que en una especie de arqueología tecnológica, y para maximizar la vida útil, también consultan documentos escritos hace decenios que describen comandos y software, además de la experiencia de los ex ingenieros de la misión."La tecnología tiene muchas generaciones de antigüedad, y se necesita a alguien con experiencia de diseño de los años 1970 para entender cómo funciona la nave y qué actualizaciones se pueden hacer para que puedan seguir operando hoy y en el futuro", explica Suzanne Dodd, del JPL.
Todo esto hace posible que ambas Voyager aunque tengan unos años más de plena actividad, aunque, a medida que la energía disponible vaya descendiendo de forma inevitable, los instrumentos deberán ir siendo desconectados uno a uno. En 2030 se desconectará el último de ellos. Y poco después ya no serán capaces de emitir una señal de radio lo suficientemente potente para ser captada desde la Tierra. Llegará el silencio, y con con el inicio de un viaje eterno a través de la galaxia. Y en el interior de cada una de ellas sendos discos chapados en Oro con información, imágenes, sonidos y saludos en distintos idiomas de los habitantes de un pequeño punto azul pálido para posibles civilizaciones que un día pudieran encontrarlas. O conservar hasta más allá de su final el recuerdo de una civilización ya desaparecida hace tiempo.
Todo esto, evidentemente, es pura especulación, proyectando nuestros sueños en un futuro tan lejano que parece casi impensable. El presente es que ambas cumplen 40 años en activo, aún comunicándose con nosotros cada día, enviando datos desde los límites de nuestro mundo, de nuestro sistema planetario, de nuestra realidad. Y eso es maravilloso.
20 de Agosto de 1977, despegue de la Voyager 2, que se adelantó al de la Voyager 1, aunque esta última la adelantó al seguir una trayectoria diferente.
Las Voyager 1 y 2 abrieron las puertas del Sistema Solar Exterior, hasta ese momento casi desconocido. Era el objetivo principal de la misión, y ese se completó con total éxito, incluso llegando más lejos de lo esperado. Pero la historia continuaría.
La tenue señal de radio de la Voyager 1, "vista" por el National Radio Astronomy Observatory en 2013. La señal de origen humano más lejana de nuestro planeta.
Un punto azul pálido. El 14 de Febrero de 1990 la Voyager 1 utilizó por última vez sus cámaras para mirar hacia atrás y lograr un mosaico de fotografías que abarcara la mayor parte de los planetas del Sistema Solar, incluida la Tierra. Después de este momento se desconectarían para siempre para ahorrar energía.
La Voyager 1 fue la primera en alcanzar el medio interestelar, mientras que la Voyager 2 podría alcanzarlo en cualquier momento.
NASA's Voyager Spacecraft Still Reaching for the Stars After 40 Years
Las Voyager cumplen 40 años de viaje llamando a la Tierra a diario
El 20 de Agosto y el 5 de Septiembre de 1977 se iniciaba una de las aventuras más extraordinarias de la historia de la exploración espacial, una destinada a extenderse durante décadas, y que aún hoy sigue adelante. Ninguno de los exploradores posteriores, como el aparentemente inagotable Opportunity, se aproximan a esta hazaña ni pueden tener esperanzas reales de hacerlo algún día. Pero eso no es algo que nadie se imaginaba en su momento. Sus objetivos eran Júpiter y Saturno, y a partir de ese punto un "ya veremos" con pocas expectativas. Pero las Voyager hicieron pedazos toda las previsiones. Y siguen haciéndolo.
"Creo que pocas misiones pueden igualar los logros de las Voyager durante sus cuatro décadas de exploración" explica Thomas Zurbuchen, administrador asociado de la Dirección de Misiones Científicas (SMD) de la NASA. "Nos han educado en las maravillas desconocidas del universo y verdaderamente han inspirado a la humanidad para continuar explorando nuestro sistema solar y más allá". Nos abrieron las puertas del los mundos gigantes, apenas entreabiertas por las Pioneer, desde los volcanes de Io a los primeros indicios de un océano bajo Europa, pasando por la complejidad asombrosa de Titán, los criovolcanes de Tritón, las blancas nubes del azulado Neptuno o la extraña Miranda. La Voyager 1 se "sacrificaría" sobrevolando la gran luna de Saturno, lo que la lanzaría fuera del plano donde orbitan los planetas, mientras que sería tarea de la Voyager 2 seguir hasta Urano y Neptuno.
A todos los efectos las Voyager podría haber terminado su viaje aquí y consideradas un éxito completo, incluso superior a lo esperado. Pero ambas seguían en plena forma, y de forma imprevista se abrieron las puertas a una nueva, inesperada y emocionante posibilidad: Alcanzar los límites de la Helioesfera, ahí donde el viento solar finalmente se detiene, y saltar, por primera vez, al espacio interestelar. Tal como explica Ed Stone, científico del proyecto Voyager,"ninguno de nosotros sabía, cuando las lanzamos hace 40 años, que hoy seguirían funcionando y continuando en este viaje pionero. La cosa más emocionante que encuentren en los próximos cinco años es probable que sea algo que no sabíamos que estaba ahí fuera para ser descubierto".
Su supervivencia es todo un homenaje a aquellos que, hace ya 5 décadas, iniciaron su diseño y construcción, algunos de los cuales ya no están entre nosotros, aunque su espíritu, como se suele decir, viaja con ellas. Robustas, preparadas para soportar los intensos campos de radiación de Júpiter, lo que las hizo estar listas para cualquier cosa que viniera después, con sistemas redundantes y con capacidad autónoma para cambiar de uno a otro según las circunstancias, y con tres generadores termoeléctricos de radioisótopos alimentados por plutonio-238 para obtener la energía necesaria, las Voyager eran lo mejor de lo mejor en su tiempo, fruto de una dedicación y esfuerzo que aún hoy día sigue dando sus frutos. Aunque el tiempo, lentamente, también se agota para estas infatigables viajeras, al ritmo en que sus generadores se van debilitando.
Sin embargo, después de tanto tiempo, los ingenieros están aprendiendo cómo operar sus instrumentos bajo restricciones de potencia cada vez más estrictas, sacando partida hasta del último vatio y eliminando cualquier gasto superfluo de energía, como es el caso de las cámaras, que ya no son útiles, y en ambas sondas permanecen desactivadas desde principio de los 90. No solo eso, sino que en una especie de arqueología tecnológica, y para maximizar la vida útil, también consultan documentos escritos hace decenios que describen comandos y software, además de la experiencia de los ex ingenieros de la misión."La tecnología tiene muchas generaciones de antigüedad, y se necesita a alguien con experiencia de diseño de los años 1970 para entender cómo funciona la nave y qué actualizaciones se pueden hacer para que puedan seguir operando hoy y en el futuro", explica Suzanne Dodd, del JPL.
Todo esto hace posible que ambas Voyager aunque tengan unos años más de plena actividad, aunque, a medida que la energía disponible vaya descendiendo de forma inevitable, los instrumentos deberán ir siendo desconectados uno a uno. En 2030 se desconectará el último de ellos. Y poco después ya no serán capaces de emitir una señal de radio lo suficientemente potente para ser captada desde la Tierra. Llegará el silencio, y con con el inicio de un viaje eterno a través de la galaxia. Y en el interior de cada una de ellas sendos discos chapados en Oro con información, imágenes, sonidos y saludos en distintos idiomas de los habitantes de un pequeño punto azul pálido para posibles civilizaciones que un día pudieran encontrarlas. O conservar hasta más allá de su final el recuerdo de una civilización ya desaparecida hace tiempo.
Todo esto, evidentemente, es pura especulación, proyectando nuestros sueños en un futuro tan lejano que parece casi impensable. El presente es que ambas cumplen 40 años en activo, aún comunicándose con nosotros cada día, enviando datos desde los límites de nuestro mundo, de nuestro sistema planetario, de nuestra realidad. Y eso es maravilloso.
20 de Agosto de 1977, despegue de la Voyager 2, que se adelantó al de la Voyager 1, aunque esta última la adelantó al seguir una trayectoria diferente.
Las Voyager 1 y 2 abrieron las puertas del Sistema Solar Exterior, hasta ese momento casi desconocido. Era el objetivo principal de la misión, y ese se completó con total éxito, incluso llegando más lejos de lo esperado. Pero la historia continuaría.
La tenue señal de radio de la Voyager 1, "vista" por el National Radio Astronomy Observatory en 2013. La señal de origen humano más lejana de nuestro planeta.
Un punto azul pálido. El 14 de Febrero de 1990 la Voyager 1 utilizó por última vez sus cámaras para mirar hacia atrás y lograr un mosaico de fotografías que abarcara la mayor parte de los planetas del Sistema Solar, incluida la Tierra. Después de este momento se desconectarían para siempre para ahorrar energía.
NASA's Voyager Spacecraft Still Reaching for the Stars After 40 Years
Las Voyager cumplen 40 años de viaje llamando a la Tierra a diario