jueves, agosto 31, 2017

Un rostro estelar

Presentada la mejor imagen de la superficie de otra estrella.

Hoy día, a diferencia de la imagen que prevaleció desde los albores de la Humanidad, y en cierta forma aún presente dentro de la imagen más romántica que podamos tener de ellas, sabemos que también son como el Sol, solo que mucho más lejos de nosotros. O siendo más precisos, que el Sol es como ellas, una estrella de una inmensa ciudad galáctica formada por varios cientos de miles de millones de luminosos habitantes. Conocemos sus distancias, las diferentes clases según sus temperaturas superficiales, los sistemas planetarios de muchas de ellas, su composición química, su historia, nacimiento y muerte. Pero pese a todo ello seguimos sin poder verlas con claridad. Ver algo equivalente a lo que obtenemos al sacar imágenes de la nuestra, con toda su complejidad y actividad superficial bien evidente a nuestros ojos, aún queda muy lejos.

Pero poco a poco nos aproximamos. En este caso de la mano del VLT (Very Large Telescope) y su interferómetro, que se utilizó para mapear la superficie de Antares y medir los movimientos del material superficie. Como resultado se construyó la mejor imágen hasta la fecha de la superficie y atmósfera de una estrella, dejando el Sol aparte. Aunque se trata de una supergigante roja de 700 veces el tamaño de nuestra estrella, se encuentra a 550 años-luz de La Tierra, por lo que a todos los efectos sigue siendo poco menos que un punto de luz en la distancia. Ahora, sin embargo, tenemos algo más que ver. Es todo un logro, a la espera de que el James Webb y otros colosos de el definitivo salto adelante.

En este caso, además, tiene un valor extra, ya que Antares es una estrella que está viviendo una última y agónica fase de su vida, expulsando grandes cantidades de material en su errático comportamiento. Actualmente se estima que tiene unas 12 masas solares, pero se cree que antes de entrar en su fase final, tenía unas 15. Es decir, que lleva lanzadas al espacio profundo el equivalente de 3 estrellas como la nuestra. Entender los mecanismos implicados en este proceso era el objetivo de dichas observaciones."Durante la última mitad del siglo, ha sido complicado saber cómo pierden su masa de una forma tan rápida estrellas que, como Antares, están en la fase final de su evolución", afirmó Keiichi Ohnaka, autor principal del artículo."El VLTI es la única instalación que podía permitirnos medir directamente los movimientos del gas en la atmósfera de Antares, un paso crucial para aclarar este problema. El próximo desafío es identificar qué es lo que está impulsando los movimientos turbulentos".

Y con resultados interesantes. Los astrónomos detectaron gas turbulento y de baja densidad mucho más alejado de la estrella que lo predicho y concluyeron que el movimiento no podría ser resultado de la convección, y que para explicarlo, sería necesario un proceso nuevo y actualmente desconocido. Por cada cosa que descubrimos, se generan nuevos misterios, así funciona la ciencia."En el futuro, esta técnica de observación se puede aplicar a diferentes tipos de estrellas para estudiar sus superficies y atmósferas con un detalle sin precedentes. Hasta ahora, esto se había limitado solo al Sol", concluye Ohnaka. "Nuestro trabajo lleva a la astrofísica estelar a una nueva dimensión y abre una ventana completamente nueva para observar estrellas".

Eso es ya trabajo de los astrónomos profesionales y estudiosos de las estrellas. Para los simples mortales queda que tenemos ante nosotros el rostro de una estrella, de uno de esos "puntos de luz" en la Bóveda Celeste que ahora adquiere una nueva dimensión.
 
Una ilustración de la estrella supergigante roja Antares a partir de estos datos.

Utilizando el interferómetro del VLT (VLTI, Very Large Telescope Interferometer) de ESO, que permitió combinar el trabajo de 3 de los telescopios auxiliares con el instrumento conocido como AMBER, permitió generar este mapa del movimiento del material en la superficie de Antares En rojo, las regiones del material que se está alejando de nosotros y, en azul, las áreas en las que el material se está acercando, todo fruto del efecto Doppler. La región vacía alrededor de la estrella muestra donde no fue posible medir la velocidad.

La mejor imagen de la superficie y la atmósfera de una estrella

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