martes, febrero 07, 2017

Paradojas marcianas

Los datos de Curiosity dibujan un escenario contradictorio.

Tenemos ante nuestro ojos no pocas evidencias de un antiguo Marte húmedo, en amplios periodos o quizás en fases más concretas, global o quizás en zonas limitadas, pero que el agua existió en la superficie, en grandes cantidades y formando ríos y lagos, como es el caso del que se extendió en Gale, resulta hoy una realidad difícilmente cuestionable. Pero al mismo tiempo esa misma realidad nos arroja a una paradoja, en que las piezas disponibles son incompatibles entre ellas. Nuevamente el planeta rojo nos recuerda que se trata de un mundo con una larga y complicada historia, y que desvelar su pasado no es tan sencillo como enviar unos pocas sondas interplanetarias.

Curiosity se desplaza actualmente por terrenos que están compuesto fundamentalmente por secuencias sedimentarias depositadas en el fondo de un antiguo lago, que contienen minerales como arcillas o sulfatos, lo que indica que la superficie, en tiempos remotos, estuvo en contacto con agua líquida. En realidad casi desde el día de su llegada no dejó nunca de encontrar señales de ello. Sin embargo algunos de los datos químicos extraídos por los análisis realizados por el rover representan un desafío, mostrando una realidad que, tal como la entendemos, no es compatible con lo que estamos viendo con nuestros ojos. Algo falla.

Para que Marte tuviera agua líquida en la superficie en el pasado remoto, especialmente si tenemos en cuenta que el resplandor solar era bastante más débil que actualmente, debería haber dispuesto de grandes cantidades de CO2 en la atmósfera. Y esa presencia masiva habría dando lugar a la formación de minerales carbonatos en grandes cantidades. Pero no es eso lo que encontró Curiosity en Gale. Bien al contrario, confirmó lo que las sondas orbitales también indicaban, y es que estos son muy escasos. Por tanto, el contenido de CO2 en la atmósfera posiblemente era muy bajo. Quizás el equivalente solo a unas decenas de milibares de presión atmosférica, entre 10 y 100 veces inferior al mínimo requerido para que la temperatura en superficie estuviera por encima del punto de congelación del agua líquida.

"No tenemos una respuesta definitiva a este problema", reconoce Alberto Fairén del Centro de Astrobiología (mixto del CSIC y el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial) y autor de este nuevo estudio. "Por un lado, los datos geomorfológicos y sedimentarios de Curiosity apuntan a la formación de un lago bajo un clima no muy frío hace 3.500 millones de años; pero por otro, la concentración de CO2 en esos mismos sedimentos revela una atmósfera demasiado tenue como para generar un efecto invernadero suficiente como mantener ese clima cálido". Toda una paradoja aparentemente irresoluble.

Aún así existen posibles salidas, potenciales explicaciones."Una es que todavía no hayamos desarrollado los modelos climáticos adecuados para explicar las condiciones ambientales de Marte al principio de su historia. En este caso, tenemos que continuar refinando nuestros modelos atmosféricos, porque es posible que se nos esté escapando algún factor importante que hubiera podido permitir temperaturas más altas a pesar de la baja concentración de CO2"."La segunda opción, más razonable, es que las secuencias sedimentarias de Gale se formaran en realidad en un clima muy frío. La alternativa de que fuera un lago glaciar, como ya hemos apuntado en estudios anteriores, está siendo considerada seriamente. Seguiremos atentos para intentar identificar huellas de procesos glaciares y periglaciares a lo largo del trayecto de Curiosity".

En este escenario tendríamos un Marte,al menos en la región de Gale, equivalente al océano Ártico o Groenlandia, con un lago que podría estar estacionalmente, o permanentemente, helado. Nada de esto impediría que pudiera haber agua en abundancia, con la formación de las arcillas y sulfatos concertada en momentos concretos o en masas acuáticas que se mantenían líquidas bajo su cubierta helada.

"Curiosity viajó a través de lechos de ríos, deltas, y cientos de metros verticales de lodo, lo que señala a un sistema hidrológico vigoroso capaz de suministrar el agua y los sedimentos necesarios para crear las rocas que estamos encontrando", explica Ashwin Vasavada, del equipo científico de Curiosity."El dióxido de carbono, en mezcla con otros gases, ha sido el principal candidato para producir el efecto de calentamiento necesario para general tan sistema. Pero este sorprendente resultado podría dejarlo fuera de la carrera".

"Este trabajo plantea una contradicción que nace de los datos de Curiosity y que deberemos responder con más investigaciones en el futuro", señala Fairén. "Por eso precisamente es un gran avance: la ciencia es una serie de preguntas, no un catálogo de respuestas". Esta extraña paradoja marciana, las señales de un mundo húmedo pero sin las señales de los elementos químicos que se esperarían encontrar de haber existido una atmósfera suficientemente densa para generar el calor necesario, es un ejemplo de ello. Aún hay muchas, muchísimas cosas que explicar en el planeta rojo. Su exploración, a pesar de todas las misiones ya enviadas, apenas acaba de comenzar.

Los datos de Curiosity han revelado un sistema hidrológico antaño muy activo y vigoroso. Eso hizo asumir igualmente un clima más cálido, a pesar de que el Sol, hace 3500 millones de años, era más tenue que en la actualidad. Una atmósfera densa con gigantescas cantidades de Co2, capaz de atrapar el calor solar, era la explicación más plausible, pero la ausencia de minerales carbonatos desafía esa idea. ¿Quizás debeamos imaginar algo más parecido a los ambientes árticos de la Tierra?

Gale y la inmensa montaña de sedimentos erosionados por el viento que se eleva en su interior. Está proporcionando un caudal inmenso sobre el antiguo Marte, pero también generando nuevas preguntas. 

Datos contradictorios de Curiosity sobre un antiguo lago marciano 

NASA's Curiosity Rover Sharpens Paradox of Ancient Mars

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