sábado, febrero 18, 2017

Caminos orgánicos

Dawn detecta compuestos precursores de la vida alrededor del cráter Ernutet.

La Tierra ya no se percibe, como si ocurría antes, un extraño y casi exótico oasis de agua y vida en un Sistema Solar por lo demás desértico a todo elementos relacionado con ambos conceptos. Primero el líquido elemento, y después los elementos que se consideran los "bloques" primordiales de los que surgió la vida en nuestro planeta, desde la materia orgánica hasta las sales, diversos aminoácidos, los carbonatos o el amoniaco, hoy día sabemos que están ampliamente presentes, especialmente en los mundos exteriores, años antes considerados un erial gélido y vacío. Es por ello el creciente interés en lugares como Europa o Encélado, entre otros, como objetivos astrobiológicos. Si todas las piezas necesarias están juntas, como parece que así es, nada debería impedir que la vida hubiera florecido en ellos. O al menos eso pensamos.

Y Ceres no podía ser menos, aunque no fue hasta tiempos recientes cuanto finalmente Dawn pudo detectar una de las últimas piezas que le faltaban, una vez ya había confirmado elementos como el amoníaco, el agua helada, los carbonatos y las sales: Material orgánico alifático, compuestos de carbono de cadena abierta implicados en la química que genera la vida. El hallazgo se realizó dentro de una pequeña zona alrededor del cráter Ernutet, donde la sonda detectó ha detectado un material con longitudes de onda que parecen encajar con los grupos metilo (­CH3) y metileno (CH2), propios de la materia orgánica. Aún más importante, no parecen elementos traídos desde el exterior, "contaminación" externa, de meteoritos que lo hubieran transportado hasta ahí, sino nativos, posiblemente generados en su interior, donde el agua y calor están presentes.

"La presencia combinada en Ceres de este material orgánico, junto a los minerales hidratados con amoníaco, el hielo de agua, carbonatos y sales, supone un entorno químico muy complejo, lo que sugiere un ambiente favorable para la química prebiótica”, destaca la autora principal, María Cristina De Sanctis, del Instituto Nacional de Astrofísica de Roma, que descarta el origen exterior:"Es poco probable que este material se haya depositado ahí desde una fuente externa mediante un impacto, porque el calor extremo los habría destruido, y porque su distribución en la superficie no se corresponde con ese tipo de colisión".

Con este nuevo hallazgo, el primero completamente confirmado dentro del Cinturón de Asteroides, Ceres se convierte en uno de los objetos celestes con más potencial donde podría existir la vida, o al menos donde podemos hallar todos los elementos que parecen básicos para ella, una versión previa de lo que pudo ser nuestro planeta. Se habían detectado en otros asteroides, pero es la primera vez que todos ellos aparecen juntos en uno en concreto, y aún más curiosos, en el caso de los orgánicos, concentrados en zonas muy concretas de la superficie. ¿Quizás expulsados al exterior por algún proceso geológico o impacto externo?¿Pueden ser una muestra de lo que se esconde en su interior? Existe un ambiente propicio para la vida bajo su gélida y reseca superficie? Como suele ser habitual, una respuesta lleva a más preguntas. Así es el eterno camino del conocimiento. 
 
Los materiales orgánicos en Ceres se localizan principalmente en un área que cubre aproximadamente 1.000 kilómetros cuadrados alrededor del cráter Ernutet, especialmente en su borde sur y en un área justo al suroeste, además en zonas cubiertas por el material eyectado por el impacto. Hay otras pequeñas áreas ricas en orgánicos a varios kilómetros al oeste y al este. Se añade una zona muy pequeña en el cráter de Inamahari, a unos 400 kilómetros de distancia. 

El planeta enano Ceres alberga compuestos precursores de la vida

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