sábado, enero 07, 2017

Ese lejano planeta azul

Mars Reconnaissance Orbiter nos regala otra maravillosa imagen de nuestro mundo.

Que una sonda interplanetaria mire hacia casa no es algo extraño. Tenemos no pocos ejemplos de ello, desde posiciones no muy alejadas de la Tierra hasta desde los mismos límites del Sistema Solar, pasando por la superficie de otros mundos, en ruta de salida o sobrevolándola de nuevo mientras buscan en impulso necesario para alcanzar sus metas. Pero no importa que estas continúen llegando de forma más o menos regular. Cada una de ellas esta cargada de esa mágica que solo la imágen de saber que nos estamos viendo a nosotros mismos, rodeados de una oscura inmensidad que nos recuerda que no somos el centro de nada, solo un pequeño lugar más, por maravilloso que sea, dentro de un Universo basto y hostil. O como mínimo indiferente a nuestra existencia.

Marte es uno de nuestros compañeros planetarios, visible a simple vista la mayor parte del tiempo (excepto cuando se sitúa, desde nuestro punto de vista, detrás del Sol) y un objetivo evidente para cualquiera que tenga un telescopio, ya que en los momentos de máxima aproximación es sencillo distinguir algunas características de su superficie, como los casquetes polares. Y evidentemente, esto puede ocurrir a la inversa. En realidad incluso más sencillo, siendo la Tierra más grande, reflejar más luz solar y tener una gran luna que la acompaña. Para hacerlos una idea, nuestro planeta sería, para un hipotético marciano, lo mismo que Venus es para nosotros.

Aún estamos lejos del día en que la Humanidad ponga el pie en el planeta rojo y pueda disfrutar de sus cielos, y de una estrella azulada emergiendo entre las luces de su amanecer o de su anochecer. Pero tenemos ya una notable flota de exploradoras robóticas desplegadas en el, y algunas de ellas ya nos han regalado la vista con fotografías de la Tierra. Sobretodo de la Mars Reconnaissance Orbiter. Y no es extraño, siendo, y con diferencia, la que está dotada de una mayor potencia óptica. Algo que demostró de nuevo el 20 de Noviembre del pasado año. 

No fue una mirada causal, ni un capricho. No se suele tener mucho tiempo libre en su siempre densa agenda de actividades. En realidad tenía un objetivo, y es calibrar los datos de HiRISE, sacando partido de que el espectro luminoso de la Tierra y La Luna es bien conocido, suficiente para utilizarlo como elemento de referencia. Y en el proceso se consiguieron imágenes dignas de verse, y ahora publicada en una maravillosa imágen. Ciertamente no deja de ser una combinación de las mejores, tomadas en las longitudes del espectro Infrarrojo, rojo y azul-verde, representadas aquí en rojo, verde y azul (lo que dota a la vegetación de un tono rojizo), y la luminosidad de La Luna está calibrada de forma independiente, ya que esta resplandece mucho menos que nuestro planeta. 

Pero eso no le quita valor, ni belleza, al resultado final. Es la imágen de nuestro mundo desde otro, la visión de una sonda ya veterana, que miró hacia nosotros, hacia el planeta que le vio nacer, hacia el lugar donde envía sus imágenes y datos, hacia el hogar al que nunca más podrá regresar.

No es la primera vez que Mars Reconnaissance Orbiter nos mira desde Marte. El 3 de Octubre de 2007 nos mostró nuestro hermoso, pequeño y azulado hogar en el espacio.

Una veterana con una década sus espaldas y el sistema óptico más potente de todas las sondas actualmente en órbita marciana. 

Earth and Its Moon, as Seen From Mars

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