sábado, octubre 13, 2012

En tierras arenosas

Nuevos modelos informáticos permiten reconstruir el accidentado aterrizaje de la Hyugens.

El examen de los datos que envía una sonda exploradora son estudiados una y otra vez, y con en el tiempo, a medida que los avances tecnológicos, especialmente en el terreno informático, permiten una comprensión más profunda. No es un capricho, y no son pocos los descubrimientos que se realizan años después, ofreciendo así nueva luz sobre los datos enviados por un vehículo cuya actividad llegó a su final mucho tiempo atrás.

Y si se trata de una misión única, que significó el primer aterrizaje de la Humanidad en el mundo más extraño del Sistema Solar y que posiblemente no se repetirá hasta dentro de varás décadas, si es que se repite algún día, los científicos siguen intentando extraer hasta la última gota de información posible, incluso cuando ya han pasado 7 años desde el momento en que se hizo el silencio. La Hyugens, en cierta manera, nos sigue llamando desde la superficie de Titán.

Fue a las 09:06 UTC de un 14 de enero de 2005 cuando, después de haber viajado durante 7 años acoplada a la Cassini y haberse separado de ella poco después de su entrada en órbita alrededor de Saturno, la pequeña Hyugens, de apenas 1.2 metros de diámetro y 319 Kilogramos de masa, se adentraba en la atmósfera de Titán. Se iniciaba un viaje histórico que tendría su punto culminante a las 11:27 UT, con el aterrizaje y la transmisión de los primeros datos e imágenes. Sería una visita breve, ya que a las 13:37 UT la Cassini desapareció detrás del horizonte de Titán y se cortó la comunicación con su compañera de la superficie, pero cuyas imágenes y datos son, sin lugar a dudas, uno de los mayores tesoros científicos de la exploración espacial.

Ahora, 7 años después de ese día para la historia, científicos de la ESA han podido reconstruir la secuencia del impacto con la superficie, comparando todos los datos de telemetría que se recibieron de la Hyugens en ese momento con nuevos modelos informáticos y simulaciones reales con maquetas, descubriendo que el aterrizaje resultó más accidentado de lo que se había pensado inicialmente.

Así, en esta nueva visión de los acontecimientos, la Hyugens colisionó contra el suelo con un ángulo de 10º con dirección de avance, dejando trás de si un pequeño cráter de 12 centímetros de profundidad, para posteriormente deslizarse unos 30-40 centímetros sobre la superficie antes de detenerse. La nave siguió vibrando hasta 10 segundos después del aterrizaje.

Una inesperada punta de aceleración indica de durante los primeros instantes chocó contra una pequeña roca (que en Titán son de agúa helada) que sobresalía unos 2 Centímetros por encima de la superficie y que podría haber quedado hundida en el terreno, lo que indicaría una consistencia parecida al de la arena húmeda, algo que concuerda con la idea de que la zona era el cauce de un antiguo río de Metano aunque descartando que, al menos en ese momento, el terreno estuviera impregnada por grandes cantidades de dicho líquido.

De hecho los instrumentos detectaron la presencia de una pequeña nube de polvo formada por aerosoles orgánicos, que se levantó por el aterrizaje y que permaneció en el aire durante unos 4 segundos antes de precipitarse de nuevo, lo que indica cierta sequedad del terreno. Parece evidente que el Metano hace tiempo que no fluía por la zona, aunque las señales de una presencia relativamente reciente eran evidentes.

Otro resultado de estos análisis es que la superficie es relativamente dura en un primer momento, aunque con una ligera presión esta resistencia se rompe, encontrando por debajo un material mucho más suave. Buscando una analogía terrestre, sería parecido a la nieve helada.

Hyugens duerme para siempre en las frías y oscuras llanuras de Titán, posiblemente cubierto ya de una fina capa de hielo, pero su legado, aquellos preciosos datos que durante las poco más de 2 horas que permaneció activo nos pudo enviar, fue y sigue siendo nuestra mejor ventana a un mundo extraordinario.

La Hyugens, tanto en su parte superior como en la inferior. En esta última vemos sobresalir el GCMS (Gas Chromatograph Mass Spectrometer), ideado para medir la composición atmosférica, que quedó en contacto directo con la superficie y cuya temperatura se cree que provocó un cierto grado de vaporozación del hielo presente.

La zona donde aterrizó la sonda, señalada en una imagen por radar de la Cassini.

La primera y única imagen de la superficie. En primer término la zona iluminada por la propia sonda, mientras que en la parte superior se observa lo que parece el límite entre el arenoso cauce del río y el terreno circundante, mucho menos suave.

Una comparativa con un equivalente terrentre muestra las evidentes semejazas, aunque con la diferencia que las rocas de Titán son de agua congelada y el líquido Metano líquido.

La aceleración de delata, según estos recientes estudios, la característica de "arena mojada" de la superfice y la colisión con una piedra de cierto tamaño.

La Cassini durante la fase final de su ensableaje. La Hyugens se encuentra dentro del disco dorado que vemos acoplado en el lado izquierdo de la sonda.

Titan’s Surface the “Consistency of Soft, Damp Sand”

El primer aterrizaje en Titán fue movidito


Bouncing on Titan

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