Vivimos bajo la luz de una estrella, la más cercana a nosotros y la única que podemos ver en todo su esplendor...poco mas de 8 minutos-luz nos separan del Sol, un astro único para todos los que vivimos en este planeta, pero simplemente una integrante más de una grán familia compuesta por varios cientos de millones de estrellas. Tantas que entre ellas podemos encontrar de cualquier tipo, tamaño y edad...y evidentemente, entre ellas, "gemelas" de la nuestra, Enanas amarillas que se encuentran en diversas fases de su ciclo vital. Como es la protagonista de nuesta historia, Chi Cygni.
Si dijéramos que Cgi Cygni es un astro gigantesco, rojizo y que "late" en un ciclo de 408 días durante el cual su diámetro pasa de 480 a 770 Millones de Kilómetros posiblemente lo primero que pensariamos es que bien poco se parece al Sol...lo que es cierto y falso al mismo tiempo: En la actualidad su aspecto es muy diferente, pero solo porque ambos son astros parecidos en momentos diferentes de su vida...El Sol en la mitad de ella, Cgi Cygni a las puertas de su final. Y es que esta estrella hinchada y agonizante és, posiblemente, la viva imagen del nuestra estrella dentro de unos 5.000 Millones de Años, cuando el combustible, el Hidrógeno de su nucleo, se agote y el "motor" empieze a renquear.
Ahora, por primera vez, se consiguio fotografiar estos dramáticos cambios con un detalle nunca alcanzado...utilizando la técnica de la interferometría (que consiste en combinar la luz proveniente de varios telescopios) y observándola en el espectro infrarrojo se consiguió superar los dos principales obstáculos que impedian conseguir imagenes tan precisas...uno es la gran distancia que nos separa de ella (unos 500 Años-Luz) y la otra es que, como otras estrellas variables en sus últimas etapas, se encuentra escondida tras una compacta nube de polvo.
El "latido" de Cgi Cygni, con la expansión y contracción de sus capas mas externas, hace que, ademas de su diametro, su aspecto cambie notablemente...así, cuando se encuentra en su fase mas "pequeña" su rostro adquiere un aspecto motedado, con toda una serie de puntos brillantes, posiblemente gránulos como los que vemos en el Sol aunque mucho mas grandes. Pero al expandirse esto cambia, tornándose mas fría y oscura.
El conseguir captar estas fluctuaciones de forma directa es todo un logro, tanto técnico como cientifico...nos acerca un poco más a la plena compresión de las ultimas etapas de las estrellas de masa solar, y con ello miramos hacia un futuro lejano, hacia el destino al que algún día nuestro querido Sol también deberá hacer frente.
Recreacción del movimiento pulsante de Cgi Cygni, los latidos finales de una estrella agonizante...y posiblemente una visión de nuestro propio futuro.
La larga vida de las Enanas amarillas como el Sol...su nacimiento por el colapso de grandes nubes de gas y polvo, una larga vida vida de estabilidad, el agotamiento del Hidrógeno de su núcleo, en una fase llena de convulsiones donde se expande cientos de veces su diámetro, y finalmente, tras expulsar la mayor parte de su materia, reducida a una Enana Blanca no mayor que la Tierra, su antiguo núcleo, que, carente ya de actividad nuclear, esta destinado a irse enfirandose a lo largo de cientos de Miles de millones de años hasta llegar al final de su camino, como Enana Negra. Puesto que el Universo solo tiene unos 15.000 Millones de años aún ninguna alcanzó este punto.
Así será la muerte del Sol
Acojonante es decir poco.
ResponderEliminarUno se pregunta como estarán las cosas por esa época... ¿nos habremos extinguido? ¿Habrá petado el planeta? ¿emigrado a otro sistema? Quiza hayamos convertido el propio planeta en una nave... O desarrollado la tecnologia para inyectarle hidrogeno al sol...
la muerte da demasiado miedo...
Sin duda en ese tiempo habremos tenido margen de sobra para colonizar otros sistemas planetarios. La muerte del sol no será la de la humanidad, que además será tan distinta de la de hoy que resulta imposible imaginársela.
ResponderEliminarEn la serie Cosmos de Carl Sagan había un capítulo bastante bonito dedicado a imaginar cómo sería el final del sol y de la vida en la Tierra, aunque ver en vivo la muerte de una estrella similar tiene un impacto distinto y en ciertos aspectos más intenso.