miércoles, octubre 07, 2020

Las 600.000 puertas de Marte

Observando capas geológica marcianas subterraneas gracias a sus cráteres.

Uno de los grandes sueños de los científicos planetarios es poder explorar todo tipo de formaciones geológicas marcianas, algo que ya estamos haciendo gracias a misiones como la de Curiosity, pero cuyo trabajo, aunque extraordinario, es una parte ínfima del total. Existen innumerables lugares del que nos gustaría poner la mano para estudiar y extraer muestras, y que hoy día están simplemente fuera de nuestro alcance, al situarse en terrenos demasiado abruptos para que un explorador robótico los alcance con seguridad. Podemos decir con seguridad que son tesoros a los que solos exploradores humanos podrán llegar algún día. Deberemos tener paciencia.

Hasta entonces, pero, tenemos a la Mars Reconnaissance Orbiter, su poderosa cámara HiRISE y aproximadamente unos 600.000 cráteres. Y es que estas heridas celestes son puertas de acceso al interior del planeta y capas geológicas que normalmente estarían escondidas para siempre. Bien lo descubrió el equipo de Opportunity, que gracias a aterrizar dentro de un pequeño cráter tuvo acceso de forma casi inmediata a las primeras evidencias de que el agua un día recorrió esa región.

Un ejemplo maravilloso de esta estrecha relación entre cráteres y estudios geológicos lo tenemos en estas imágenes, un cráter sin nombre de unos 6 kilómetros de diámetro, y que en su formación literalmente hizo saltar por los aires un estrato rocoso muy bien definido, perforándolo como si de un puñetazo cósmico se tratara. Un cataclismo y al mismo tiempo una oportunidad maravillosa, que la Mars Reconnaissance Orbiter no dejó escapar. 

Los colores, fruto de que la imagen incluye no solo luz visible sino también infrarrojo, corresponden a diferentes tipos de rocas, que fueron depositadas por el impacto, quizás una combinación de flujos de lava y sedimentos. Los azules en el infrarrojo a menudo corresponden a minerales como el olivino y el piroxeno que son comunes en la lava. Otras capas que contienen también olivino aparecen como amarillas, que en algunos lugares se han alterado parcial o totalmente a carbonato, dándole un color azul verdoso, y el azul claro puede corresponder a hierro o magnesio.

Nada de ello sería posible sin que un día, hace millones de años, un pequeño asteroide pusiera punto final a su existencia hundiéndose en un mar de fuego y destrucción. Un cataclismo que fue, a su vez, nuestra puerta al conocimiento escondido del planeta rojo.

Una visión más amplia, donde se observa el anillo rocoso dentro del cráter, una capa subterránea agujereada por el impacto y que quedó así a la vista.

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