viernes, mayo 01, 2020

El rastro de Borisov

Calculando el agua expulsada por el primer cometa interestelar conocido.

En tiempos pasados, cuando nuestros conocimiento sobre su naturaleza era más escaso, se les llamaba "bolas de nievo sucia", concentrando en esta definición la idea de que contenían tanto hielos como compuestos orgánicos. Todo ello cierto, como también que en realidad eran cuerpos mucho más complejos que todo eso, pero lo básico está ahí. Por ello, cuando despiertan y se aproximan al Sol dejan detrás suyo un rastro que es posible medir y analizar. Se hace siempre que un cometa se hace visible, pero en el caso de Borisov es algo especial, ya que es el primer que sabemos llega desde otra estrella.

Entre todos los observatorios que centraron su atención en el fugaz visitante fue el telescopio orbital Swift, que observan el Cosmos en el espectro ultravioleta. Eso le permitió detectar como, en el momento en que cruzó la frontera de los 370 millones de kilómetros del Sol, el hielo de agua empezó su sublimación, convirtiéndose en gas sin pasar por la fase líquida, algo que se detectó por la presencia de hidróxilo, el resultado de la fragmentación de las moléculas de agua por efecto de la luz solar. Este se hizo claramente visible en su aproximación, y alcanzó su pico días antes de pasar por el perihelio.

Cuanta agua dejó Borisov en su camino por el Sistema Solar? Unos 230 millones de litros, un pico de 30 litros por segundo en los momentos de máxima actividad, con una rápida disminución al alejarse, a un ritmo mucho más rápido que en cualquier otro cometa observado antes, algo que podría estar relacionado con su morfología, rotación y proceso de fragmentación, esto último observado por el Hubble a partir de Marzo. En todo caso no son cifras espectaculares, lo que nos recuerda que estamos hablan de cuerpos muy pequeños.

Estas mediciones permitieron otros hallazgos, como una estimación de su tamaño, que debía rondar los 750 metros de diámetro, y que al menos un 55% de su superficie estuvo activa, expulsando materia, lo que es, de media, 10 veces más que los cometas nacidos en el Sistema Solar. Eso se añade a otras diferencias, como una mayor producción de Monóxido de carbono, aunque en general, especialmente con su composición química, comparte más parecidos que diferencias. Entre ellas el rastro de agua que dejó tras el, la misma agua que, al menos en parte, quizás convirtió a nuestro mundo en lo que es hoy día.

Monitorizando los rastros de agua de Borisov.

NASA’s Swift Mission Tallied Water From Interstellar Comet Borisov

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