sábado, enero 25, 2020

Aquellos que caminan en la luz

Cuanta atrás para el lanzamiento de la Solar Orbiter

La sonda Parker sigue adelante con sus zambullidas en el duro entorno de nuestra estrella, cada vez más cerca, cada vez más duro, pero pronto dejará de estar sola en su viaje. Es una misión diferente, con otros objetivos y capacidades, realizando aproximaciones más moderadas al fuego solar, "solo" algo más cerca que Mercurio, pero la base última es la misma, conocer como funciona esa esfera que nos ilumina, la más cerca estrella alrededor de la cual orbitamos y de la que dependemos.

En Febrero despegará, desde Cabo Cañaveral, la sonda Solar Orbiter, un proyecto de la Agencia Espacial Europea con la colaboración de la NASA, iniciando así su largo viaje. Una vez desplegados sus paneles solares y instrumentos, tendrá por delante una serie de rápidos encuentros con Venus (dos veces) y la Tierra (en una ocasión), hasta Noviembre de 2021, cuando termine la "fase de crucero" y inicie su misión propiamente dicha, que tendrá su primer gran momento en Marzo de 2022, cuando se sitúe a un tercio de la distancia entre el Sol y nuestro planeta, un primer paso al que seguirán otros aún más cercanos. No es como la Parker, pero como es la ideal para sus objetivos.

Un elemento clave es la fuerte inclinación de su órbita. Además no será fija, sino que los parámetros orbitales se irán cambiando para ampliar el rango de exploración, utilizando para ello Venus, al que la sonda visitará cada pocas órbitas para aprovecharse de su tirón gravitatorio para modifica su trayectoria, aumentando su inclinación en cada uno de los encuentros, cambiando con ello la perspectiva con que observe al Sol. Se espera que una vez la inclinación supere los 33º con respecto al plano de la eclíptica (donde se sitúan los planetas principales) la Solar Orbiter tenga visión directa de los polos, uno de sus objetivos principales.

Aunque no afrontará la prueba extrema (y finalmente mortal) de la Parker, soportará temperaturas máximas de 520 grados centígrados, complementado con regalo de un aluvión de radiación intensa,  por lo que el cuerpo principal de la sonda y sus instrumentos más sensibles estarán protegidos detrás de un escudo de titanio, que siempre mirará hacia el Sol. Será un encuentro cada cinco meses, unos 180 días terrestres, y sus datos, combinados con los de la sonda de la NASA, se espera que ayuden a comprender mejor los mecanismos que rigen nuestra estrella, entre ellos, y vital para nosotros, como se desencadenan fenómenos como las fulguraciones solares o los eyecciones de masa coronal.

Se inicia la cuenta atrás para que el segundo viajero del Sol, un nuevo paso en nuestro camino para comprenderlo. Y es que pese a todo, aunque sea la brillante fuente de vida para la Tierra, muchas son las sombras que le siguen rodeando.

La Solar Orbiter mantendrá una estrecha relación con Venus, al que visitará en numerosas ocasiones para ir cambiando su órbita y aumentando su inclinación.

La Solar Orbiter, construida por Airbus, en sus pruebas finales antes del lanzamiento.

El laborioso despliegue de la sonda una vez lanzada.

Camino al Sol.

Flying solo 

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