miércoles, septiembre 25, 2019

El Venus que pudo ser

Podría haber mantenido su habitabilidad durante varios miles de millones de años.

Se le considera el gemelo de la Tierra, aunque ese título honorífico solo refiere a su tamaño y masa es casi idéntica a la de nuestro mundo, solo ligeramente inferior. Sin embargo, y gracias a los datos reunidos por las sondas que lo han visitado, tenemos cierta seguridad de que en tiempos pasados ese titulo era mucho más apropiado, suficientemente templado como para disponer de océanos de agua, como los terrestres, que quizás cubrieron buena parte de la ahora tórrida superficie. En algún momento parece que su biosfera que quebró, y Venus se precipitó al infierno planetario que es hoy día.

La pregunta es evidente: ¿Por cuento tiempo? La respuesta es trascendental, ya que significa saber por cuanto tiempo fue habitable, por cuanto tiempo fue capaz de albergar vida. En que momento todo se vino abajo? Demasiado pronto para que esta surgiera? O quizás suficiente para su aparición, y por ello para que ojos que quizás ni podemos imaginar asistieran al final de su mundo?

Una posible respuesta nos llega desde la  Reunión Conjunta 2019 del Congreso Europeo de Ciencia Planetaria (EPSC-DPS), donde un nuevo estudio, basado en cinco simulaciones que aplican distintas superficies oceánicas, además se sumar el paulatino aumento de la luz solar (El Sol va aumentando su brillo a medida que envejece), propone unas escalas temporales realmente integrantes, ya que implicaría que Venus pudo ser habitable mucho tiempo, varios miles de millones de años, y pone la frontera entre el mundo que fue y el que es hoy día, muerto y tórrido, muy cerca, apenas 700 millones de años en el pasado. Si es así las opciones de que la vida naciera en Venus, que los "venusianos", aunque fuera en formas vivas simples, existieran, es una posibilidad real.

Todas estas simulaciones, con sus parámetros variables, llevan al mismo sitio: El planeta habría podido mantener temperaturas estables, desde un mínimo de 20 grados Celsius hasta un máximo de 50, durante aproximadamente 3.000 millones de años. Y con una atmósfera que quizás no difería mucho de la terrestre actual, de nitrógeno con trazas de CO2 y metano.

¿Qué causó entonces su caída? Aunque el aumento de la radiación solar sin duda puso en aprietos al planeta los científicos creen que se debió principalmente a un evento geológico que causó que el mayor parte del planeta sufriera una reconfiguración superficial, con gigantescas corrientes ascendentes de magma liberan cantidades masivas de CO2 a la atmósfera, que después no pudo ser reabsorbido al solidificarse ese primero antes incluso de alcanzar la superficie, creando una fatídica barrera. El resultado fue una atmósfera 90 veces más densa que la de la Tierra (92 bar en comparación con 1 bar), principalmente de CO2, y que arrastró a Venus a las llamas con un efecto invernadero fuera de control.

Ese nuevo escenario se enfrenta a la idea tradicional de que este mundo está actualmente fuera de la zona habitable, pero sus autores señalan que aunque "Venus tiene actualmente casi el doble de radiación solar que nosotros, todos los escenarios que hemos modelado hemos encontrado que aún así podría soportar temperaturas superficiales susceptibles de agua líquida". Un escenario hipotético pero plausible y con bases sólidas, y que de ser cierto significaría que el gemelo de la Tierra un día, en un pasado no tan lejano como creíamos, fue realmente merecedor de ese título.

Uno de los modelo climático para mostrar cómo las nubes de tormenta podrían haber protegido a la antigua Venus de la fuerte luz solar.

El Venus actual, un mundo infernal.

Venus pudo ser habitable tiempo suficiente para que surgiera vida.

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