jueves, junio 20, 2019

La balada de la sonda solitaria

Lunar Reconnaissance Orbiter cumple 10 años.

Se lanzó como primer paso para el retorno de astronautas de los EEUU a la superficie lunar, y debía preparar el camino levantado un completo mapa de nuestro satélite, tanto de su orografía como de sus recursos, especialmente el gran tesoro que representan las reservas de agua helada que se esconden en sus polos. El primer paso y también el último, ya que el programa Constellation fue cancelado por la administración Obama. La LRO quedó como un viajero solitario, sin nadie más que siguiera su camino. La personificación de lo que pudo ser y no fue.

Fue un fracaso en su meta original, pero pese a ello se convirtió, y lo sigue siendo, en el más completo explorador de La Luna, a la que sigue estudiando y enviando un caudal inmenso de datos para mayor disfrute de los astrónomos. Después de 10 años, sigue siendo un elemento clave de la ciencia lunar. Aún hoy sus imágenes son las más detalladas de la superficie de nuestro satélite, tanto que son capaces de captar los lugares de alunizaje de los Apolo, y el resto de instrumentos son igualmente insuperables.

LRO es un "barco" espacial lleno de poderosos instrumentos, como por ejemplo un espectrógrafo ultravioleta, un telescopio de rayos cósmicos que mide los niveles de radiación y un radiómetro para explorar por debajo del espeso polvo lunar. Además no llegó sola, sino acompañada de la pequeña LCROSS, que sería estrellada de forma intencionada contra La Luna, cuya detonación reveló que el cráter de Cabeus, en el polo sur, contiene grandes cantidades de hielo de agua, hallazgos que fueron confirmados por observaciones posteriores de la propia LRO, hasta el punto que se considera Cabeus como un lugar que podría ser más que apropiado para misiones tripuladas, incluso hipotéticas bases permanentes.

Son 10 años cumplidos en buena salud, pero no por ello libre de amenazas, como los eclipses, cuando la sonda se adentra en la sombra de La Luna y deja de recibir luz solar. En esto los hábitos han cambiado con el tiempo. La LRO "joven" se arriesgaba a seguir tomando datos, como mapear los cambios térmicos en la superficie lunar y por debajo de ella, pero actualmente, ya veterana, sus encargados son más cuidadosos, y sus equipos no esenciales son desconectados durante estos eventos para ahorrar energía. Y para cuidarla, ya tiene una edad.

Plenamente activa, bien cuidada por sus encargados en tierra y regalándonos más y más maravillas científicas. Ha cumplido y sigue cumpliendo su deber sin que se le pueda reprochar nada. Su solitaria canción sigue sonando desde La Luna.


El polo norte lunar en toda su extensión, fruto de la larga duración de la misión LRO. Tanto aquí como el polo sur son las zonas más viables para una futura base permanente, ya que sus reservas de agua helada permitirían una notable autosuficiencia.

Las "cuevas" lunares, posiblemente antiguos tubos de magma cuyos techos se hundieron en ciertos tramos. Una puerta de entrada al subsuelo así como posibles refugios, protegidos tanto de los meteoritos como de la radiación externa.

LOCROSS acompañó a la LRO, y su impacto en el polo sur permitió revelar la presencia de hielo de agua.

Cabeus, un lugar marcado como el más prometedor para una base habitada.

La potente cámara de la LRO permite revelar detalles tan históricos como los lugares donde descansan los restos de las Apolo.

La misión china a la cara oculta no se escapa de los ojos de la LRO.

NASA's Lunar Reconnaissance Orbiter Turns 10, with Lessons for Moon Missions 

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