jueves, junio 27, 2019

El resplandor de un mundo soñado

Los anillos de Urano, vistos a través de los ojos de ALMA.

Es el primero gran planeta más allá de Saturno, que marca el lugar más lejano donde un enviado de la Tierra a llegado y permanecido durante largo tiempo. Solo la Voyager 2 lo visitó, un encuentro histórico pero cuya misma fugacidad hizo que su éxito fuera limitado y dejara muchos enigmas por responder, antiguos y nuevos. Y desde entonces sigue siendo un lugar lejano y inaccesible, un lugar al que se quiere regresar, aunque de momento sigue siendo un sueño en forma de proyecto que tiene un largo camino a recorrer, si es que se recorren de alguna forma.

De momento solo nos quedan los observatorios terrestres, afortunadamente cada vez más potentes y capaces, y por ello es un mundo lejano, pero no fuera de nuestro alcance. Urano sigue siendo un lugar que explorar, que descubrir, aunque sea desde la distancia. Nunca será lo mismo que hacerlo de cerca, o lo que sería tener el equivalente a una Cassini para este gigante helado, pero poco a poco, pese a todo, avanzamos. ALMA (Atacama Large Millimeter/submilimeter Array) es uno de los últimos gigantes puestos en servicio, y entre sus numerosos objetivos se encuentra también este planeta.

En esta ocasión, y junto con el VLT (Very Large Telescope), su mirada se centró en los anillos de Urano. Hay que recordar que Saturno tiene los anillos más grandes, brillantes y en definitiva hermosos, pero no son únicos. Los 4 grandes planetas tiene anillos, pero en el resto de los casos son estrechos y oscuros, hasta el punto que casi son invisibles desde La Tierra, y los de Urano no son una excepción. En luz visible, pero no en los rangos milimétrico e infrarrojo medio, el campo de ALMA y VLT, y que nos lo desvelan como delicadas formaciones notablemente brillantes.

Esto ofrece información diversa, como su temperatura, que es de unos -196º Celsius, así como la extraña naturaleza del anillo más brillante y denso, Épsilon, que se diferencia completamente de todos los otros sistemas de anillos conocidos dentro de nuestro Sistema Solar, con un rango de tamaño de sus integrantes de pelota de golf o más grande, sin presencia de partículas más pequeñas, como si existen en todos los demás, incluido sus propios compañeros orbitales."Ya sabemos que Épsilon es un poco raro porque no vemos las partículas más pequeñas", dijo Edward Molter,  de la Universidad de California-Berkeley. "Algo las ha estado barriendo o se están juntando. Simplemente no lo sabemos. Este es un paso para entender su composición y saber si todos los anillos provienen del mismo material de origen, o si cada anillo se formó en procesos diferentes".

¿Cuál es el origen de Épsilon y el resto de anillos de Urano? Pueden ser antiguos asteroides capturados por la gravedad del planeta, restos de lunas que chocaron entre sí y se rompieron, restos de lunas que se destrozaron al acercarse demasiado al planeta, o remanentes de la formación hace 4.500 millones de años. No los sabemos, como ocurre con muchas de las extrañas características del planeta.

"Los anillos de Urano son diferentes en composición del anillo principal de Saturno, en el sentido de que, en el rango de lo visible e infrarrojo, su albedo, es decir su capacidad de reflejar la luz, es mucho más baja: son muy oscuros, como el carbón. También son extremadamente angostos. El más extenso, Épsilon, varía de 20 a 100 kilómetros, mientras que los anillos de Saturno tienen cientos o decenas de miles de kilómetros de ancho". La falta de partículas de polvo se observó por primera vez en 1986 cuando la sonda Voyager 2 pasó cerca del planeta. Sin embargo, la sonda no pudo medir la temperatura de los anillos. Hasta la fecha, los astrónomos han contado un total de 13 de ellos, oscuros y estrechos. La majestuosidad de los de Saturno son únicos en este aspecto.

Son solo pequeños trazos de un mundo extraño, junto con Neptuno clasificado como gigante de hielo o helado, un tipo de planeta diferente a los gigantes gaseosos Júpiter y Saturno. Precisamente por ello su exploración es tan deseada. Es un lugar diferente a todo lo que hemos visitado.

Imagen compuesta de la atmósfera y los anillos de Urano tomada con los radiotelescopios ALMA en diciembre de 2017. La imagen muestra por primera vez la emisión térmica de los anillos. Las bandas oscuras delatan la presencia de moléculas que absorben las ondas de radio, en particular Sulfuro de Hidrógeno, mientras que las zonas más brillantes como el polo norte contienen muy pocas de ellas.

La Voyager 2 es la primera y única que visitó Urano, un sobrevuelo histórico pero fugaz que dejó muchos enigmas por resolver.

Los gigantes de hielo vistos por la Voyager 2 y desde la Tierra.

Anillos planetarios de Urano brillan en luz fría

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