Elegidas las dos finalistas para convertirse en la próxima misión interplanetaria de la clase New Frontiers.
Eran 12 en el campo de batalla, una lucha entre diversos sueños, maravillosos cada uno a su manera. Pero tristemente no hay recursos para todas, ni tan solo para varios. Por ello el momento de de cerrar las puertas a tantas de ellas, cada uno con un equipo humano que lleva tiempo volcando tiempo y esfuerzo para hacerlas realidad, es siempre duro. Y aunque dicho con buenas palabras, al fin y al cabo significa decir "no" a toda esa gente, decirles que han llegado al final del camino sin haber tenido siquiera la oportunidad. Así es la exploración interplanetaria, un lugar al que solo llegan unos pocos.
Este pasado 20 de Diciembre se escenificó otro de estos dramas. 12 propuestas, de las cuales solo 2 pasarían el corte final. Una penúltima etapa antes del enfrentamiento definitivo, ya en 2019, entre las dos supervivientes para recibir luz verde para ser una realidad, convertirse en la siguiente misión de la clase New Frontiers (a la que pertenecen sondas como New Horizons y Juno). Y al final ya conocemos cuales serán: Dragonfly y CAESAR (Comet Astrobiology Exploration SAmple Return). La lucha final está servida. Vamos a conocerlas un poco mejor
DragonFly: Sin lugar a dudas la que más llama la atención por representar algo nunca visto hasta la fecha, y motivo por lo cual su selección por parte de una NASA que suele ser bastante conservadora en este aspecto (es decir, más proclive a conceptos ya probados anteriormente). Y es que la idea de enviar a Titán lo que podríamos considerar el primer helicóptero a otro mundo, un módulo de superficie equipado de ocho rotores que le permitirían, una vez concluidos los análisis, despegar de una zona para desplazarse a otra, no puede ser más atrayente.
Si fuera finalmente la elegida despegaría a mediados de la próxima década, y llegaría a la anaranjada luna de Saturno en 2034. Sacando partido de su densa atmósfera, Dragonfly, equipado con un generador termoeléctrico de radioisótopos o RTG, podría recorrer Titán durante años, cubriendo decenas o centenares de kilómetros, examinando hasta donde llegó la química biótica en este mundo gélido, e incluso asomándose a sus lagos y mares si aterrizara lo suficientemente cerca. Sin duda es la misión que nos roba el corazón a todos y la favorita de todo el mundo.
CAESAR: Comparada con su rival resulta mucho menos arriesgada y rompedora, y quizás por ello puede tener ventaja en la votación final. Pero no por ello resulta menos interesante, porque representaría regresar a 67P/Churyumov-Gerasimenko, allí donde duermen para siempre Rosetta y Philae. En este caso la sonda intentaría extraer muestras del cometa y enviarlas a la Tierra para su análisis. Teniendo en cuenta que se considera a estos cuerpos celestes fósiles de la creación de Sistema Solar, puede que incluso la fuente de los bloques básicos de la vida y parte del agua de nuestro planeta, la posibilidad de tener una muestra en cantidades apreciables (unos 100 Gramos) es uno de los sueños de los astrobiólogos.
En su caso el ya mencionado conservadurismo de la NASA podría jugar a su favor por partida doble. Por un lado ya existe amplia experiencia en la delicada tarea de aproximarse a un pequeño objeto, asteroide o cometa, y coger muestras, como hizo la JAXA con la Hayabusa y en pocos años veremos de nuevo con la Hayabusa 2 y Osiris-Rex. Y por otro que se trataría de visitar algo ya explorado por Rosetta, y por tanto ya se sabría por adelantado las condiciones que le espera y donde sería más adecuado intentar la extracción. Y en el tema de la cápsula de muestras la JAXA podría encargarse del diseño. Por todo ello quizás es la que objetivamente tiene más opciones. Si se selecciona, las muestras podrían llegar a la Tierra a finales de 2038.
Por el camino se han quedado otras igualmente integrantes, entre ellas varias a Venus, a La Luna y una destinada a buscar señales de vida en Encélado. Para todas ellas las puertas se han cerrado, aunque no del todo. Quizás en el futuro las veamos regresar de nuevo, quizás rediseñadas, en nuevas batallas.
Pero eso ya es otro historia. El futuro a medio plazo pertenecerá a DragonFly o CAESAR. Una de las dos, ya en 2019, será la agraciada con un lugar en la clase New Frontiers. Y aunque lo justo sería decir que gane la mejor, sería engañarnos a nosotros mismos. La idea del explorador volando por los cielos de Titán es demasiado poderosa para poder decir otra cosa.
DragonFly, un vehículo capaz de elevarse y volar de una zona a otra de Titán, alimentado con un RTG que le garantizaría unos años de actividad.
CAESAR, una sonda para regresar al cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko y traer muestras a la Tierra.
NASA Shortlists Titan Quadcopter, Comet Sample-Return Concepts for 2020s Mission
prefiero un millón de veces Titán pero lastima que no se explorarán los lagos de metano(mejor es una barcaza que un dron) de todas formas será una ultima oportunidad de volver a ver a Titan en el resto de nuestras vidas esperemos que la Nasa corriga en parte la metida de pata hecha en el pasado al desechar la mision TIME(y no aprovechar una alineación planetaria que involucraba a Jupiter y que hubiera acortado el viaje a tan solo 6 años!!!!) para darle prioridad a la misión Insight misión esta que se pudo haber lanzado en cualquier otra ventana ya que Marte se aproxima a la Tierra cada 2 años en cambio para la mision Time fue una oportunidad única perdida.
ResponderEliminarYo también quiero a la DragonFly. Pero si tuviera que apostar dinero, quizás me inclinaría más por CAESAR por lo dicho del conservadurismo de la NASA.
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