¿Por qué Marte continua recibiendo tanta atención?
MAVEN, Magalyaan, Curiosity y Opportunity, Mars Express, Mars Odysey y Mars Reconnaisancce Orbiter continúan explorándolo. El pasado nos lleva a recordar el éxito, entre otros, de la Mariner 9, de las Vikings, de la Mars Phoenix y de los rovers Soujurne y Spirit, y el futuro nos depara nuevos visitantes, como la ExoMars, InSight y Curiosity 2020, mientras China también se sumará en pocos años a esta "invasión". Es con diferencia el planeta del Sistema Solar (dejando lógicamente La Tierra a un lado), que más atención recibe de la Humanidad.
¿Cual es el motivo? Existen otros lugares igual o quizás más interesantes, como Titán, Encelado o Europa, especialmente desde el punto de vista biológico, explorados por sondas como Galileo y Cassini, pero muy lejos de recibir la atención que sin duda merecerían. A pesar de ello el punto de mira sigue clavado en Marte, y es evidente que el interés por por el planeta rojo por parte de la comunidad científica no es gratuito. Veamos las razones que explican tanta actividad a su alrededor.
1) "Canales" y señales de vida: La fascinación por Marte se remonta por lo menos un siglo atrás, a las observaciones del astrónomo Percival Lowell, que se pasó mucho tiempo estudiando el en ese momento distante y desconocido planeta a finales del siglo XIX y principios del XX, convenciéndose a si mismo de que existían "canales" en la superficie del planeta, estructuras que creía construidas por una civilización inteligente. Esta idea se popularizó aún más cuando publicó libros como "Mars and Its Canals" (1906) y "Mars as the Abode of Life"(1908).
Los canales de Lowell eran una ilusión, fruto de llevar al límite las capacidades de aumento de los telescopios del momento y la tendencia de la mente humana en buscar formas familiares en lo que no era más que una mancha borrosa, pero la suposición de que podría ser capaz de soportar la vida se demostró no estar lejos de la verdad.
De hecho, las observaciones de Spirit, Opportunity, Curiosity y otras sondas marcianas han mostrado que el planeta fue, en largos periodos o en momentos puntuales, mucho más cálidos y húmedo, con lagos, ríos y, tal vez, océanos, disponiendo de ambientes biológica mente acogedores. Una razón de peso para seguir avanzando en su exploración.
Precisamente la misión de MAVEN es ayudar a los investigadores a determinar cómo y por qué el clima de Marte ha cambiado tan drásticamente con el tiempo, lo que resulta también tremendamente interesante para los científicos. La sonda estudía la atmósfera superior del planeta, en busca de pistas sobre el destino de toda esa agua, si se retiró al interior de la corteza planetaria o se perdió en el espacio, siendo la primera de estas opciones, ahora mismo, la más probable.
2) Caminando sobre el planeta rojo: Marte es, ahora mismo y con la actual tecnología disponible, la mejor y casi única opción para la Humanidad para pisar la superficie de otro planeta, e incluso soñar asentarse en ella. Venus es básicamente un horno y Mercurio un mundo sin atmósfera sometido a la furia del Sol, mientras que las lunas Jovianas, por no hablar ya de Titán, Encelado y más allá, están ahora mismo demasiado lejos para que enviar una misión tripulado. Quizás en un futuro a largo plazo, pero no actualmente.
Por ello, cuando se habla de misiones tripuladas a otros mundos el primer objetivo es el planeta rojo, al igual que es el único escenario en que ahora mismo nos imaginamos colonizado por la Humanidad. Es un mundo duro, hostil, pero en comparación más acogedor y accesible que cualquier otro.
3) Cercanía: Una sonda lanzada desde La Tierra, utilizando los sistemas de impulsión actualmente disponibles, tarda entre 6 y 10 meses en alcanzar Marte. Una enviada a Júpiter o Saturno necesita años. Así, por ejemplo, la futura JUICE, destinada a la exploración de las lunas jovianas y que despegará en 2022, no llegará a destino hasta 2030. Puede que un día dispongamos de tecnología capaz de reducir el tiempo de viaje, pero ahora mismo el Sistema Solar exterior es un lugar muy, muy lejano.
Por eso mismo, enlazando con el punto 2, un viaje tripulado actual solo podría ser posible hacia Marte, ya que misiones a Europa o Titán implicaría viajar años, casi media vida, sin tener en cuenta los problemas de suministros, radiación y convivencia entre sus integrantes. Nuevamente solo parece existir una opción realista.
4) Accesibilidad: Europa es el lugar con mayor potencial para la vida, pero también uno de los lugares más hostil a ella en la superficie, gélida, sin atmósfera y sometida a una radiación extrema. El océano se encuentra escondido bajo Kilómetros de corteza helada, y aunque se podrían obtener mediciones indirectas a partir del hielo lo cierto es que actualmente atravesar algo así forma parte de una tecnología que apenas podemos soñar. No mucho mejor es la situación para Ganímedes, y aunque Encelado tiene sus géisers igualmente las posibilidades de exploración serían limitadas a no ser que alcanzáramos directamente el agua líquida que se esconde en su interior.
Titán, en comparación, resulta mucho más sencillo en este aspecto, pero aquí la distancia marca el límite.
5) Concentración de recursos: A pesar de que el espacio ya forma parte inseparable de la civilización, su exploración científica en profundidad sigue siendo vista como algo secundario, no como la prioridad que debería ser. Se siguen llevando adelante nuevos proyectos de exploración planetaria, pero los presupuestos son ajustados, incluso recortados de forma preocupante en algunos casos, hay que sacar partido de cada euro/dolar, y aunque algunas sondas terminan siendo una realidad muchas otras caen en el olvido sin haber superado la fase de planificación.
Ante esta situación centrar una parte mayoritaria de recursos en un objetivo para explorarlo en profundidad, en lugar de dispersarlos en diversas direcciones para alcanzar más lugares pero de forma mucho más superficial, parece una opción razonable.
Así podríamos resumir los motivos por el cual la exploración robótica se sigue centrando especialmente en el planeta rojo, a pesar de existir otros posibles objetivos tan o más extraordinarios. A todos sin excepción, incluidos la mayor parte de la comunidad científica, nos gustaría ver una flota de sondas orbitales y de superficie explorando, por ejemplo, Titán, o aproximándose a los géisers de Encelado, pero la situación actual impone unas limitaciones que es muy difícil superar y que obliga a una valoración realista de los posibilidades.
Vivimos en la "era de Marte", ya que este es el mejor y único camino realista que ahora mismo tiene la Humanidad para expandirse, dejando a La Luna y asteroides de lado. Cada nueva sonda marca un nuevo paso en este camino, que deberá desembocar, tarde o temprano por problemas económicos y políticos que existan, en nuestra huella directa sobre su roja superficie. Por ello tantas lo han visitado en el pasado, tantas lo hace en el presente y otras tantas llegarán en el futuro.
La "invasión de Marte", desde sus inicios hasta Curiosity, un camino lleno de éxitos como de fracasos.
The Lure of Mars: Why We Keep Going Back
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