domingo, julio 03, 2016

Post Vintage (191): Corazón de titanio

Conociendo la principal defensa de Juno pasa sobrevivir al terriblemente hostil que rodea a Júpiter.

Es un planeta enorme. Colosal. Su corazón lo forma, o al menos eso creemos, una masa rocosa quizás no mucho mayor que la Tierra, rodeada de una enorme región de hidrógeno metálico líquido, que al girar genera un potente campo magnético. Como ocurre con nuestro planeta, en este caso gracias a su núcleo externo de hierro líquido, pero a una escala infinitamente superior,tan grande que si fuera visible a simple vista aparecería en nuestro firmamento con un tamaño aparente superior al de La Luna. Un enorme escudo deflector contra el viento solar, al mismo tiempo que una trampa para muchas de sus partículas, que se ven atrapadas en un frenesí casi a la velocidad de la luz. Un torbellino de la radiación es capaz de aniquilar cualquier forma de vida, y cualquier vehículo electrónico, que cometa la imprudencia de aproximarse demasiado y  demasiado tiempo. Explorarlo, así como sus lunas más cercanas, es un ejercicio de resistencia.

No es algo que se tome en broma. Las Voyager hicieron un paso rápido y no salieron del todo intactas, Galileo se mantuvo siempre que pudo a una distancia prudencial, realizando "zambullidas" de corta duración para poder estudiar Io y Europa, JUICE entrara en órbita alrededor de Ganímedes y no de Europa, entre otros motivos, para evitar las zonas de mayor peligro, y la sonda de la NASA a esta última realizará una serie de sobrevuelos, en lugar de ser una misión orbital, para evitar tener que permanecer demasiado tiempo en lo más profundo de los campos de radiación jovianos.

Juno, que llegará a Júpiter en Julio de 2016, no es una excepción. Y por su propia misión, destinada a orbitar el planeta para estudiarlo en profundidad, le obligará a enfrentar este fuego radioactivo de frente y sin posibilidades de escapatoria. Evidentemente su elíptica trayectoria alrededor del gigante se planificó para intentar evitar lo máximo posible sus mortales campos de radiación, no podrá hacerlo totalmente si quiere cumplir sus objetivos..

Las parte más vulnerables de Juno son, como es fácil imaginar, sus componentes electrónicos, el corazón (y el cerebro) de la nave espacial. La radiación podría devorarlos rápidamente. Por ello los diseñadores, después de muchas pruebas y opciones, decidieron dotarla de un cámara de titanio, en cuyo interior permanecerán protegidos del hostil exterior. Es la primera vez que se utiliza este elemento como protector de la delicada electrónica de las sondas interplanetarias. Será el escudo que deberá permitirle sobrevivir al implacable ataque del furioso padre de los dioses.

Pero no para siempre. De hecho, algunos de sus componentes no se espera que sobrevivan hasta el final mismo de la misión. La radiación degradará lentamente el titanio, al sufrir el impacto de partículas de alta velocidad, que perforarán agujeros microscópicos. Poco a poco, la radiación irá abriéndose paso, como una letal enfermedad, destruyendo sus sistemas, uno por uno. Juno irá deslizándose lentamente hacia un estado de muerte cerebral, antes de precipitarse finalmente contra Júpiter. Será el precio a pagar para poder adentrarnos en los secretos de este planeta, clave para poder entender la formación misma del Sistema Solar. Su corazón de titanio le dará el tiempo necesario para ello, no demasiado, pero esperemos que el suficiente.

Pero Juno no morirá en vano. Se responderán a preguntas importantes sobre el núcleo (o su ausencia) de Júpiter, su composición atmosférica, evolución, magnetosfera, auroras polares, campo gravitatorio, y más. La cámara a bordo de la nave espacial, Junocam, también promete capturar impresionantes imágenes de Júpiter. Pero más allá de todo eso, nos mostrará hasta donde llega actualmente nuestra tecnología a la hora de proteger a una nave espacial de campos de radiación extrema. Lo que aprendamos de ello servirá para preparar el camino de aquellas que la seguirán, hacia Europa, pero también Ganímedes y Calisto, sumergidas todas ella en uno de los entornos más hostiles para la vida que se conoce, pero al mismo tiempo, paradójicamente, uno de los lugares con mayor posibilidad de encontrarla.

Construyendo el corazón de Juno, recubierto de titanio para proteger sus sensibles sistemas electrónicos de la mortal radiación de Júpiter. Al meno durante un tiempo.

Una vez atrapada por la gravedad joviana, la sonda quedará fijada en un órbita muy elíptica y polar. Aunque esto le llevará lejos de los terribles campos de radiación durante la mayor parte del tiempo, no podrá evitar tener que sumergirse en ellos, lo que terminará matándola, a un ritmo que dependerá de lo mucho que resista su escudo de titanio. Se espera que logra aguantar unas 34 órbitas, de 14 días terrestres cada una.

Los curiosos pasajeros de Juno: Una placa de homenaje a Galileo, que descubrió las 4 grandes lunas, y 3 figuras lego, representando a este, Júpiter y su esposa Juno.

La órbita de Juno.

Protecting Juno’s Heart

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