sábado, febrero 21, 2015

Un rojo visitante

Un sistema estelar binario se aproximó a solo 0.8 años luz del Sistema Solar hace 70.000 años.

Vivimos en un inmenso río de estrellas, una corriente estelar que se mueve en espiral alrededor del corazón galáctico, un furioso torbellino donde sus componentes siguen, dentro del movimiento global, su propio camino. Y en este viaje sin fin estas se acercan y se alejan unas de otras, en ocasiones rozándose, aunque difícilmente chocando, ya que el vacío en que se mueven es tan vasto y las distancias entre ellas de tal calibre que algo así es casi imposible, incluso cuando 2 galaxias colisionan directamente. Sería como disparar con una pistola contra un enjambre de abejas, quizás lograrías tocar a alguna, pero en grupo permanecería básicamente intacto. Otra cosa, claro está, son las perturbaciones gravitatorias que estos encuentros pueden generar sobre sus compañeros planetarios.

El Sol, como miembro de este río estelar, no es una excepción, y también el a tenido sus encuentros cercanos con otras estrellas, entendiéndose como "encuentro" que pase a solo 1 o 2 años-luz de distancia, lejos de nosotros en términos absolutos, pero que implica el paso por el interior de la Nube de Oort, la inmensa (pero dispersa) nube de cometas que se cree rodea nuestro sistema solar y que se extiende hasta esas distancias, a medio camino de la estrella más cercana, Próxima Centaury, situada a 4.3 años-luz. La más próxima actualmente, claro está, porque como podemos ver es una situación dinámica que cambia rápidamente, siempre hablando de tiempos a escala cósmica. Para nosotros, cuya existencia es tan breve, todo nos parece estático como una fotografía. Una simple ilusión. En realidad cada millón de años al menos una docena de estrellas se aproximan más que eso.

Lo harán en el futuro, y lo han hecho en el pasado, hasta el punto que algunos relacionan estos eventos que algunas extinciones masivas ocurridas en La Tierra, fruto de la lluvia de cometas que la entrada de una estrella en la Nube de Oort, y el caos resultante, habrían provocado.¿Cuando fue la última vez que se produjo uno de estos encuentros? Quizás más cerca en el tiempo de lo que podíamos imaginar, apenas hace 70.000 años. Su protagonista un sistema binario, formado por una Enana roja (la más abundante de todas las estrellas) y su compañera, una Enana Marrón, lo que se considera una "estrella fallida", ya que nunca alcanzó la masa suficiente para iniciar reacciones de fusión en su núcleo. Actualmente se encuentra a 20 años-luz de distancia y se aleja lentamente de nosotros. Pero en algún momento del pasado, en esos 70.000 años mencionados, estuvo mucho más cercan, quizás a solo 52.000 U, o lo que es lo mismo, a 0.8 años-luz. Literalmente a las puertas de casa.

Conoocida como Estrella de Scholz, tiene una mezcla poco usual de características que llamó la atención de los astrónomos: A pesar de estar muy próxima muestra un movimiento tangencial (su movimiento a través del cielo) muy lento, mientras que se mueve casi directamente alejándose del Sistema Solar a una velocidad considerable. "La mayoría de las estrellas a esta cercanía muestran un movimiento tangencial mucho mayor", explica Mamajek, profesor asociado de física y astronomía en la Universidad de Rochester. "El pequeño movimiento tangencial y la proximidad indicaron inicialmente que la estrella estaba muy probablemente moviéndose hacia un encuentro cercano futuro con el Sistema Solar, o que se había acercado ‘recientemente’ al Sistema Solar y que se estaba alejando. En efecto, las mediciones de la velocidad radial eran consistentes con que se estaba alejando de la vecindad del Sol, y nos dimos cuenta de que debe haber tenido un paso cercano en el pasado". Las posibilidades de que así fuera se situan, según los descubridores, en un 98%.

A pesar de ello seguramente pasó desapercibida para nuestros antepasados, ya que al ser tan pequeña (apenas con el 8% de la masa del Sol) y tenue, nunca habría superado la magnitud +10, lo que significa que era unas 50 veces más débil de lo que normalmente podemos ver a simple vista durante la noche. No obstante este tipo de estrellas pueden protagonizar puntuales explosiones de actividad, haciendo que durante un tiempo breve aumenten su luminosidad miles de veces. Scholz no es una excepción, así que quizás algún destello rojizo se hiciera presente en el firmamento terrestre.

¿Provocó esta estrella una lluvia de cometas? Las simulaciones parecen indicar claramente que no, ya que no pasó por la región interior de la nube, situada a una distancia de unas 10.000 UA, donde la densidad de población es suficiente alta como para poder provocarla en caso de una "incursión" estelar. Pero no es algo de lo que debemos preocuparnos. Las distancias son tan colosales que un cometa de la Nube de Oort que empieza a caer hacia el Sol tarda entre 2-3 millones de años en alcanzar la zona que habitan los planetas. Si Scholz desencadenó una tormenta cometaria hacia La Tierra no lo sabremos hasta dentro de varios millones de años.

El paso del sistema Scholz por las cercanías del Sistema Solar hace 70.000 años, adentrándose en la parte externa de la Nube de Oort.

La estructura del Sistema Solar más lejano. El Cinturón de Kuiper, en el que se integra Plutón, y la Nube de Oort, que se extiende mucho más allá.

Las evolución de la distancia de las estrellas cercanas más conocidas, desde 20.000 años en el pasado hasta 80.000 en el futuro. Nada más alejado de la realidad que la idea de las "estrellas fijas". En realidad la galaxia es un lugar dinámico, un río de estrellas siempre cambiante.

A Star Passed Through the Solar System Just 70,000 Years Ago

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