jueves, marzo 20, 2014

Esquivando la furia del Sol

A finales de Julio de 2012 se formó una tormenta solar que habría sumido a nuestro planeta en un completo caos de haber sido alcanzado.

En 1859 nuestro mundo afrontó el impacto del conocido como "Evento Carrington", la mayor tormenta solar de la que se tiene constancia en tiempos modernos, un auténtico tsunami de partículas cargadas que golpeó con una potencia nunca vista nuestro campo magnético, el cual cedió ante semejante embestida. Como resultado no solo los cielos nocturnos se iluminaron con la presencia de espectaculares auroras, que alcanzaron latitudes nunca vistas, sino que la naciente civilización moderna fue testimonio de como sus aún primitivos sistemas eléctricos fallaban por completo, como por ejemplo los sistemas telegráficos, declarándose diversos incendios a causa de los cortocircuitos que se produjeron en las líneas de comunicación.

No fueron daños graves, principalmente porque en ese momento estas tecnologías aún estaban en sus comienzos y las consecuencias, por eso mismo, muy limitadas incluso en el peor de los escenarios. De haber ocurrido hoy día, donde tenemos una dependencia casi total por estas, empezando por los sistemas de comunicación y posicionamiento por satélite, la situación habría sido caótica, y las pérdidas económicas, y puede que incluso de vidas humanas como efecto colateral de su caida, enormes. Ocurrió una vez, volverá a pasar, y ese momento, para el cual deberíamos estar más preparados de lo que estamos realmente, pudo haber llegado a mediados de 2012, cuando La Tierra tuvo la suerte de encontrarse en el lado opuesto de su órbita y esquivar una gigantesca CME (coronal mass ejection) que, de forma inesperada para los astrónomos, se generó el día 23 de Julio.

Los investigadores creen que esta "tormenta perfecta" nació de la interacción entre 2 tormentas independientes, apenas separadas en el tiempo por entre 10 y 15 minutos, que terminaron convergiendo para dar lugar a una gigantesca CME de unas proporciones y velocidad que cogió a todos por sorpresa (unos 2.900 Km/Segundo), y que se vió además favorecida por una CME ocurrida hacia 4 días que "limpió" el camino, además de alterar las líneas del campos magnéticos de un patrón en espiral a otro más recto, permitiendo así una mayor libertad de movimiento. En definitiva una suma inesperada de factores que desencadenaron algo que de alcanzar a La Tierra con una potencia equivalente al Evento Carrington, pero con unos daños aumentados de forma exponencial, ya que podría haber tumbado nuestra red eléctrica y de satélites, dejándonos sumidos la oscuridad, sin comunicaciones ni GPS, durante mucho tiempo. 

Una de las elementos más importantes señalados de este nuevo estudio sobre la gran tormenta de 2012 es que estaba incluso orientada de tal forma que hubiera incluso amplificado nuestro propio campo magnético, tal como explica Janet Luhmann
, investigadora del UC Berkeley y una de las autoras de este estudio: "una de las razones por las que fue potencialmente tan peligrosa, además de por su alta velocidad, fue porque produjo un campo magnético de orientación Sur y de muy larga duración. Esta orientación es la que genera las tormentas magnéticas más grandes cuando alcanzan la Tierra porque el campo Sur se fusiona de forma violenta con el Norte de la Tierra en un proceso conocido como reconexión. Tormentas que generalmente solo descargarían su energía en los Polos, lo hacen en su lugar en los cinturones de radiación, la ionosfera y la parte superior de la atmósfera, creando auroras hasta los trópicos". 


En definitiva, a finales de Julio de 2012 podríamos haber sido testimonio de como el firmamento se iluminaba ante nuestros ojos como ninguno de nosotros podría ni tan solo soñar, como si un cielo en llamas se hubiera extendido hasta latitudes extremadamente bajas. El brillante principio de una epoca de oscuridad, de la que solo habríamos salido salir pagando un enorme precio. Es la historia de algo que pudo haber ocurrido. Ese día el destino llevó a La Tierra lejos del peligro. Quizás la próxima vez no lo haga. De nosotros depende aprender los secretos del Sol, conocer y adelantarse a la formación de las grandes tormentas solares y, por encima de todo, estar preparados para minimizar los daños. Nuestra estrella no da segundas oportunidades.

La gigantesca tormenta solar desatada el 23 de Julio de 2012 vista por el observatorio espacial STEREO-A.

El Evento Carrington de 1859 cubrió el firmamento de auroras, que llegaron hasta latitudes tan bajas como la de la Península Ibérica o incluso más allá. El colapso del campo magnético debido al impacto de la tormenta quedó registrada como un aviso para el futuro. 

NASA's STEREO Studies Extreme Space Weather

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