domingo, febrero 09, 2014

Post Vintage (80): Un destino entre tinieblas

Un Eclipse de Luna que selló el distino de Atenas.

Que las raices de occidente en su conjunto llegan hasta la Grecia clásica es algo poco discutible. Primero los helenos con sus colonias y despues los romanos, que adoptaron y extendieron la cultura de la Helade, las semillas de esa sociedad singular se extendieron por todo el Mediterreno y buena parte de Europa, y de ella, posteriormente, al continente americano. Su herencia, aunque posteriormente enriquecida por el contacto con otras civilizaciones, sigue siendo la base de lo que somos, y por ello la historia de Grecia, tanto sus logros como sus fracasos, es sin duda una de las que más nos atrae.

La que actualmente llamamos "Guerra del Peloponeso" (aunque en realidad estuvo dividida en dos etapas) fue sin duda uno de sus momentos cumbre, un estallido que marcó el final de la era de esplendor nacida de la victoria contra los persas y la caída en una espiral de guerras de un siglo que agotarían las fuerzas de las polis y facilitaría el camino para su conquista a manos de la Macedonia de Filipo y Alejandro. Y dentro de ella la campaña de Sicilia es posiblemente el momento más decisivo de todos, pues en ella Atenas y su imperio sufrirían una desastre de enormes proporciones que, a la larga, decidiría su destino final.

La historia detras de esta aventura siciliana es muy extensa y no es el tema que nos ocupa. Resumiendolo de forma esquemática Atenas envió una expedicion enorme para lo que era su capacidad humana a la conquista de Siracusa, la mayor polis de Sicilia, comandados por Nicias, Alcibíades y Lámaco. Tras toda una serie de batallas de suerte cambiante y acontecimientos, entre los que estuvo la deserción de Alcibíades, la muerte de Lámaco, una epidemia en el campo ateniense y la llegada de una segunda expedición de refuerzo a cargo de Demóstenes y Eurimedonte, se decidió que no podría lograrse el objetivo y que era necesario retirarse para evitar un desastre.

Y aqui un fenómeno celeste marco no solo los acontecimientos del momento, sino el futuro y por extensión, quizás, el curso de la historia, un eclipse de Luna. No hace falta recordar que para los antiguos todo acontecimiento natural escondía un significado, un indicio de los deseos de los dioses, y eso era especialmente así para Nicias, extremadamente religioso, que detentaba el mando de la expedición. Como resultado de este evento, interpretado como de mal augurio, y ante la desesperación de Demostenes, mucho más racional y que reclamaba una evacuación rápida antes de que fuera demasiado tarde, Nicias decidió suspender fatalmente cualquier salida hasta que hubieran pasado "tres veces nueve días", tal como le aconsejaron los adivinos que le acompañaban, aunque sus dudas sobre lo que le esperaría de regresar a Atenas con el estigma de la derrota posiblemente también pesaron de forma decisiva.

Su destino estaba sellado. Atrapados por los Siracusanos y Espartanos en el puerto e incapaces de superar una trampa que no hubiera existido de no haberse retrasado la salida, ya no hubo escapatoria. Unos 40.000 hombres atenieses y aliados fueron muertos o esclavizados, y tanto Nicias como Demóstenes, que tanta razón tenía, fueron capturados y ejecutados.

Era el principio del fin. Sus adversarios Espartanos y peloponesis, ante lo ocurrido y las perdidas atenienses, acabaron con la siempre incomoda la tregua instaurada de la
Paz de Nicias, pues el fue su máximo implusor y, paradojas de la vida, fue una expedición que le toco comandar a pesar de estar en contra de ella la que terminó por destruirla. Quizás lo más sorprendente de todo fue que Atenas, a pesar de unas perdidas tan devastadoras y la ayuda Persa a sus enemigos, aguantara 10 años antes de rendirse.

El resto ya es historia. Atenas perdio su imperio y momentaneamente su democracia, Esparta demostro su incapacidad de asumir el vacío dejado por la primera y pronto muchos de sus aliados se dieron cuenta que la "libertad" que prometían los espartanos aun era peor que el domino Ateniense, por lo que acabaron volviendo al lado de aquella contra la que se habían revelado, parcialmente recupara pero ya nunca con el poder que tuvo antes, y la Helade se sumio en una espiral de guerras sin fin, alimentadas ademas por el oro Persa. Paradojicamente fue un momento de gran esplendor intelectual (Platón, Socrates, Aristóteles, ect..) y cultural, posiblemente porqué era una forma de evasión de la triste realidad.

Es tentador, cuando estudiamos la historia, buscar siempre "el momento", el punto en que esta cambia en una dirección u otra, lo que es ciertamente peligroso pues suele haber una serie de factores acumulados, siendo después un acontecimiento puntual la chispa que termina por generar el cambio, más que ser dicha chispa el motivo en si mismo. Sin embargo es dificil no pensar que fue una noche de hace casi 2.500 años, cuando la Luna se cubrió de tinieblas, que el destino cambió de forma inexorable.


La batalla naval en el golfo de Siracusa, en el 413 antes de nuestra era, selló el destino de la expedición y con ella la de Atenas en la guerra del Peloponeso, aunque aun resistiría 10 años antes de rendirse. De no haber sido por el Eclipse de Luna, la flota habría partido mucho antes y regresado sin muchos problemas a casa.

La Guerra del Peloponeso división el mundo griego en dos bloques, y por extensión, abarco buena parte del Mediterraneo...Esparta lideró una coalición con la promesa de "devolver la libertad a los Helenos" ante las prácticas cada vez más imperialistas de una Atenas que imponía su voluntad por la fuerza a muchas polis e islas de la Helade, por lo que desde el punto de vista de muchos contemporaneos los espartanos eran "los buenos de la película", lo que le ganó muchos apoyos y deserciones en el bando ateniense. Sin embargo, como descubrieron después desengañados, sería peor el remedio que la enfermedad.

Teñida con un color que recuerda a la sangre, los eclipses de luna eran vistos como señales de mal fortuna. Cuando esto ocurrió ante los ojos de los atenienses de Sicilia, la reacción mayoritaria, incluida la de Nicias, fue de temor y de realizar ceremonias religiosa para recuperar el favor de los Dioses, aplazando la partida de la flota. El retraso sería fatal.

La Liga de Delos 7

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