Que una misión exploradora siga durante mucho tiempo en activo tiene inumerables ventajas, entre ellas poder observar los cambios que se producen en los mundos visitados, especialmente aquellos fruto del paso de las estaciones a medida que completan su viaje orbital alrededor del Sol, lo que permite profundizar en su conocimiento no solo en el espacio sino también en el tiempo, logrando una visión global que una misión más corta, por equipada que estuviera en sus capacidades científicas, jamás podría ofrecer. De ahí el interés y esfuerzo en lograr que aquellas que ya han completado sus objetivos sigan adelante mediante sucesivas extensiones de su misión, a pesar de que eso, evidentamente, significa un gasto económico en absoluto despreciable. Lejos de ser un "capricho" de los científicos es una postura lógica que continuamente prueba que es correcta, como demuestran casos como los de Opportunity, Mars Odyssey o Cassini, por decir solo algunos.
Mars Reconnaissance Orbiter es otra de estas veteranas que viven una existencia que hace tiempo superó el periodo inicialmente previsto. El resultado es posiblemente una de las misiónes más productivas de la historia de la exploración interplanetaria, y que hoy día sigue mostrando nuevas facetas de Marte y como este evoluciona al ritmo de las estaciones. Pero también una testigo de excepción de acontecimientos concretos tan o más espectaculares que siguen hoy día redibujando el rostro del planeta. Y uno de ellos ocurrió muy recientemente.
El 19 de Noviembre de 2013 la cámara HiRISE (High Resolution Imaging Science Experiment) de esta sonda nos ofreció imágenes de un cráter de unos 30 metros de diámetro, con espectaculares trazas radiales expandiéndose en todas direcciones, revelando que estábamos ante algo de reciente formación. En si nada notable, ya que se estima que cada año se producen unos 200 impactos meteóricos, que forman cráteres de al menos 4 metros de diámetro. Lo interesante es que este, de gran magnitud y que lanzó restos hasta distancias de 15 Kilómetros, ocurrió en algún momento entre Julio de 2010 y Mayo de 2012 y la MRO captó el antes y el después de ese momemento.
Fueron precisamente señales de cambios en la zona detectada por la CTX (Context Camera) en las imágenes tomadas en ambas fechas lo que hicieron dirigir la atención de la HiRISE, desvelando el espectacular cráter, aquí visto en tonos azulados al mejorar el color, ya que el impacto barrió la mayor parte del rojizo polvo que cubre la región. Un nuevo regalo visual por parte de una veterana que, precisamente por eso mismo, nos sigue asombrando ante la visión de un mundo que, lejos de ser el lugar casi inamovible que en ocasiones imaginamos, es dinámico y cambiante.
La MRO, una veterana que aprovecha ese tiempo extra para mostrarnos un Marte activo y cambiante a lo largo del tiempo.
A Spectacular New Martian Impact Crater
Puede decirse entonces que Marte está completamente cartografiado? A ese nivel de resolución?
ResponderEliminarOtra pregunta: Sería posible enviar un orbitador similar para alguna de las lunas de Saturno o Júpiter? Por qué no se plantea algo así?
Si sumanos lo logrado por la MRO y otras, como la Mars Express, podemos decir que si. En cuanto a las de mayor nivel de resolución, como son estas, creo que abarcan amplias zonas del planeta, pero no totalmente.
ResponderEliminarY sobre lo segundo...gran pregunta. La respuesta, por desgracia como siempre, son las limitaciones presupuestarias en este campo, especialmente complicada con la tendencia de la actual administración de los EEUU de querer recortar siempre de ahí.
Lo más cercano es la Jupiter Icy Moon Explorer (JUICE), que sería lanzada en 2022, y la Europa Clipper de la NASA, quizás tambien por estas fechas, aunque en este caso aún está a la espera de aprobación.