La región de Tharsis, donde residen los mayores volcanes del sistema Solar, es una de las zonas más extremas y apasionantes de Marte, un gigantesca acumulación de magma que altera en un grado significativo la forma y la distribución de la masa del planeta y que algunos creen que pudo alterar hasta su eje de rotación, con consecuencias devastadoras para un mundo inicialmente mucho más húmedo y acogedor. Desde la cima del Monte Olimpo hasta el Valle Marineris la antaño furiosa actividad geológica dejó tras de si uno de los paisajes más colosales que se conocen, demasiado caótico para poder realizar un aterrizaje seguro y disfrutar de imágenes únicas, pero que las sondas en órbita nos han permitido conocer en detalle desde la órbita.
La formación de algo tan colosal dejó su huella en amplias regiones marcianas, creando gigantescas gargantas, nacidas cuando la corteza, que se fue estirando a medida que Tharsis crecía con la acumulación de magma durante los primeros 1.000 millones de años de la historia marciana, finalmente cedió, fracturándose y colapsando. El ejemplo más espectacular, según muchos científicos planetarios, es el inmenso Valles Marineris, que con sus más de 4.000 Kilómetros de longitud, 200 de amplitud y hasta 11 de profundidad, forma el mayor cañón del Sistema Solar.
Hebes Chasma, aunque se puede considerar parte del conjunto, se encuentra aislada y separada 300 Kilómetros del complejo Marineris, formando una una garganta cerrada de casi 8 kilómetros de profundidad, que se extiende 315 km de este a oeste y 125 km de norte a sur en su punto más ancho. Es un ejemplo perfecto de cicatriz dejada en el resto de Marte por las colosales fuerzas de Tharsis, y por ello un claro objetivo para sondas como la Mars Express, que nos ofrece un mosaico, compuesto por 8 imágenes, que permite observarla en en todo su esplendor, y con un nivel de detalle sin precedentes.
Hebes Chasma tiene características únicas, como una "mesa" plana que se eleva hasta el mismo nivel que las llanuras circundantes y que no se encuentra en ningún otro cañón de Marte, y cuyos orígenes no están del todo claros. Entre sus capas expuestas se encuentran materiales volcánicos así como polvo arrastrado por el viento y sedimentos depositados por el agua con el paso del tiempo, como muestran los datos de Mars Express y de la sonda Mars Reconnaissance Orbiter, que indican la presencia de minerales que solo se podrían haber formado en presencia de agua. Quizás en algún momento del pasado lejano este cañón podría haber sido el hogar de algún gran lago.
Mars Express también nos permite apreciar grandes depósitos de escombros en el fondo de la garganta, señales de grandes corrimientos de tierras que ampliaron esta profunda cicatriz en la corteza, el resultado de las tremendas fuerzas geológicas que un día sacudieron Marte, con su rostro deformado y, finalmente, fracturado, por el fuego de Tharsis.
Cicatrices en Marte
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