El 4 de Julio de 2005 forma parte ya de uno de esos días señalados dentro de la historia de la exploración espacial, esos momentos fugaces en que el público y los medios de información, que no suelen darle toda la atención que se merecería, centraron su atención a una pequeña sonda interplanetaria que afrontaba una misión única, nunca antes realizada, el aproximarse y lanzar un proyectil contra el nucleo de un cometa, con el objetivo de poder estudiar su composición interna pero también para demostrar que la tecnología actual tenía la capacidad de realizar una operación tan extremadamente precisa como es alcanzar un cuerpo tan pequeño.
Y así ocurrió. La enorme pluma de partículas, que se elevó desde la superficie de Temple 1 ya forma parte de la galeria de las imágenes más icónicas de la carrera espacial. Deep Impact había completado su extraodinaria aventura, pero seguía en perfecto funcionamiento y lejos de dar por concluida su actividad siguió adelante, ahora bajo el nombre de EPOXI, afrontando nuevos retos, que tuvo en su encuentro con el cometa Hartley 2 un nuevo momento de esplendor y ejemplo de como una sonda espacial puede ser "reciclada", una vez alcanzados sus objetivos primarios, y avanzar hacia nuevos horizontes.
Pero en el espacio, con ingenios que dependen de un perfecto funcionamiento de sus sistemas para seguir operativos y en comunicación con La Tierra, nada es seguro, en especial para aquellos que han superado ya sus espectativas. Opportunity o las Voyager nos tienen mal acostumbras, pero lo cierto es que para ellas cada día es un regalo. Y para la Deep Impact estos se agotaron el pasado 8 de Agosto, cuando se comunicó por última vez. Y después el silencio.
Después de perder contacto los controladores de la misión pasaron varias semanas tratando de enviar comandos para reactivas sus sistemas, pero sin éxito. Aunque no se conoce la causa exacta de este final inesperado, los primeros análisis indican un posible problema potencial en el "reloj" del ordenador coentrar, que podrían haber dado lugar a la pérdida de control de la orientación de Deep Impact, y con ella la de sus antenas de radio y, fatalmente, la de sus paneles solares, impidiendo así que la nave espacial consiguiera acumular suficiente energía y provocando un descenso de la temperatura interna que resultó fatal para sus sistemas y baterías. Aunque quizás nunca sabremos exactamente lo ocurrido, es un recordatorio que la exploración interplanetaria nunca es sencilla.
Aunque el final de cualquier misión de forma inesperada y aún con objetivos por delante (la observación del cometa ISON) es siempre una triste noticia, Deep Impact superó ampliamente sus metas, alcanzado éxitos más allá de los esperados y por ello, con su final ya confirmado y a la hora de hacer balance no puede ser más positivo, tal como manifestó Lindley Johnson."A pesar de este inesperado final logró mucho más que nunca se imaginó. Cambió completamente lo que pensábamos que sabíamos acerca de los cometas y también proporcionó un tesoro de la ciencia planetaria adicional que será fuente de datos para la investigación en los próximos años".
Después de casi 9 años y 7.580 millones de Kilómetros después la Deep Impact viaja ya en completo silencio, en un sueño del que nunca volverá a despertar, pero sus imágenes y datos enviados a La Tierra siguen y seguirán asombrando, tanto como lo hicieron esa noche en que, a través de sus ojos, fuimos testigos de la primera ver como un objeto humano alcanzaba el corazón de un cometa. Y esa es el mejor prueba de su éxito imperecedero.
Por todo ello, gracias y hasta siempre, pequeña viajera.
Un instante para la historia. La cámara situada en el proyectil lanzado por la Deep Impact envió imágenes hasta pocos segundos antes del impacto, mientras la propia sonda registró la colisión.
La maniobra de aproximación y sobrevuelo a Tempel-1 representó todo un ejercicio de precisión, durante el cual la sonda avanzó directamente al encuentro del cometa para desviarse justo después de lanzar el proyectil.
Aunque la Deep Impact no pudo ver directamente el cráter que generó, ya que la cantidad de restos levantado fue superior al previsto, la sonda Stardust pasó cerca del cometa 6 años después y pudo confirmar la presencia de la huella, aunque apenas visible, de lo ocurrido.
La historia de la Deep impact estará ligada para siempre a este momento.
Entre el 28 y 29 de Mayo de 2008 la Deep Impact, que se encontraba a solo 50 millones de Km de distancia, observó el tránsito de la Luna por delante de La Tierra.
En su viaje alrededor del Sol la Deep Impacto tuvo la oportunidad de realizar observaciones lejanas, como esta de M51, conocida como la galaxia remolino por razones evidentes.
El cometa ISON, que la Deep Impact tenía planeado observar desde la distancia en su viaje hacia el Sol, debería haber sido su siguiente y quizás último objetivo, fotografiado a principios de 2013.
An Unexpected Ending for Deep Impact
NASA's Deep Space Comet Hunter Mission Comes to an End
La verdad que esta sonda fue un éxito a pesar de algunos problemas iniciales , pero nos demuestra que haciendo las cosas bien y una planificación meticulosa se puede hacer mucho ,además de las bellas imágenes del impacto del impactador sobre el cometa Tempel , esa una demostración de que hay que invertir siempre en ciencia que en otras cosas ....
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