Marte, tan parecido a La Tierra en ciertos aspectos y lleno de señales de un pasado mucho más habitable, Encelado, con sus grandes plumas de vapor de agua y materia orgánica, y Titán, con su densa atmósfera y un sistema hidrológico semejante al terrestre y que abre las puertas a otras opciones biológicas. Todos ellos son lugares con potencial de disponer o habelo hecho en el pasado, de algún tipo de vida, pero ninguno llega a las espectativas que genera la pequeña Europa, no mucho mayor que nuestra Luna pero que parece esconder, debajo de su helada corteza, un más que posible óceano de agua líquida, deducido por las formaciones geológicas observadas en su superficie por las Voyager y la Galileo como por su órbita, sometida a potbntes fuerzas de marea tanto de Júpiter como de sus compañeras orbitales.
Acceder directamente a este océano, que podría encontrarse a varias Kilómetros por debajo de la superficie es un objetivo que pertenece ya a una futuro extremadamente lejano, con una capacidad tecnológica de la que aún estamos muy lejos ni de tan solo imaginar. Pero aterrizar sobre ella, aunque aún no existen planes para afrontar una misión de este tipo, si que sería posible actualmente, y por ello un nuevo estudio publicado en la revista Astrobiology y escrito por un equipo de definición de ciencia designado por la NASA presenta una lista de las preguntas más importantes que debería afrontar una sonda diseñada para tal propósito.
"Si un día los humanos envían un aterrizador robótico a la superficie de Europa, necesitamos saber qué buscar y qué herramientas debería llevar. Todavía hay mucha preparación que se requiere antes que podamos aterrizar en ella, pero estudios como este nos ayudarán a centrarnos en las tecnologías necesarias para cuando lleguemos allí, y en las datos necesarios para ayudarnos a buscar posibles sitios de aterrizaje. Europa es el lugar más probable para encontrar vida en el Sistema Solar, más allá de la Tierra, y una misión en la superficie sería la mejor manera de buscar signos de su presencia", explica Robert Pappalardo, del JPL y que lideró este estudio.
Las concluisiones, por otro lado previsibles, es que esa hipotética sonda debería tener como prioridad la composición de la superficie, más concretamente de las extrañas manchas y fracturas rojizas que vemos en ella, desvelar que química está teniendo lugar en ellas y si existen moléculas orgánicas. "La esperanza" como señala Chris McKay, otro de los autores de este estudio,"sería que los materiales de la superficie, posiblemente cerca de las grietas lineales, incluyan biofirmas traídas desde el océano".
Por detrás de ese objetivo crítico se establecen otras prioridades, como la mejora de nuestras imágenes de Europa, observar sus rasgos a una escala humana para proporcionar un contexto a las mediciones, así como develar en más detalle hasta que punto es activa la superficie, como reacciona ante las mareas gravitacionales de Júpiter y que nos pueden decir ambos datos sobre el océano de agua líquida que se esconde debajo de ella.
Todo esto, claro está, es simple previsión para un futuro aún por llegar, ya que la exploración del Sistema Solar exterior por parte de la NASA se encuentra en situación crítica, sin proyectos firmes más allá del final de Cassini y Juno, previstos ambos para 2017. Los problemas presupuestarios, la negativa de la actual administración de los EEUU en apoyar ninguna misión a los mundos exteriores y los recortes que quiere realizar a la exploración planetaria en general hacen que actualmente la idea de visitar Europa sea poco menos que una quimera a la espera de tiempos mejores. Pero el primer paso, dejar marcados los objetivos prioritarios de una misión de este tipo, está ya sobre la mesa...ahora nos queda esperar el día en que decidamos por fin avanzar hasta las puertas de un mundo que podría esconder, debajo de su gélida superficie, la respuesta definitiva a la gran pregunta.
Las fracturas y manchas rodeadas de un material rojizo que se observan en Europa serían el objetivo prioritario de una misión a la superficie de Europa, ya que podrían proceder del océano subterraneo y ofrecerían la posibilidad de encontrar señales de actividad biológica.
La estructura interior de Europa, deducida a partir de las imágenes de las estructuras superficiales y su composición química, y su situación orbital, que la hace estar sometida a intensas mareas gravitatorias, fuente de calor interno.
El interior de Europa, quizas una masa de agua sin vida...o quizás no. La respuesta nos espera bajo una capa de hielo que quizás algún día seamos capaces de atravesar.
If We Landed on Europa, What Would We Want to Know?
A estas altura ya hay que enviar una sonda para la superficie de Europa , con orbitadores ya se investigó bastante , enviar más es perder el tiempo más todavía que no esta al alcance de la luna , creo que un punto muy importante será la esterilización de la sonda que se envíe a la superficie de Europa .
ResponderEliminarLas Voyager dieron una visión limitada de Europa, y la Galileo, aunque mejoró de forma exponencial nuestro conocimiento sobre ella, sus propias limitaciones a la hora de enviar datos debido al fallido despliegue de su antena principal hicieron que no se pudiera avanzar tanto como se esperaba. Un obritador a Europa, de forma directa o indirecta alrededor de Júpiter sigue siendo necesario, aunque sea para apoyar una futura misión de superficie.
ResponderEliminarActualmente, con el panorama existente y con una comunidad científica que se decanta por ello, es mucho más probable que en las próximas décadas vemos esto último(como la propuesta sonda JUICE) antes de una sonda que aterrije en ella. Es una lástima, pero posiblemente pasará mucho tiempo antes de que pongamos los pies en Europa.