El 15 de Febrero de 2013 recibió la mayor advertiencia sobre los peligros que rodean a nuestra planeta desde el acontecimiento de Tunguska. Primero en forma de noticias confusas sobre "algo" que había ocurrido en una ciudad situada en la remota Siberia, después ya en forma de imágenes y vídeos que mostraban más claramente ladetonación de un objeto a gran altura, así como la llegada de una onda expansiva que rompió puertas y ventanas, además de lanzar gente al suelo. Un espectáculo digno de una película de ciencia-ficción pero que ocurrió realmente.
Lo efectos directos del meteoro de Chelyabinsk, que se identificó a partir del análisis de las imágenes como un pequeño asteroide que penetró en la atmósfera terrestre a unos 18 Kilómetros/Segundo y se desintegró a unos 22 Kilómetros de altura, desaparecieron con rapidez, pero la enorme pluma de partículas generada tuvo una vida mucho más larga, expandiéndose por la Estratosfera. Era una oportunidad única, el satélite de observación atmosférica y oceánica de la NASA Suomi NPP se encontraba en una posición adecuada para seguir su evolución, y los encargados de esta misión decidieron intentarlo, aunque no se sabía si sus instrumentos serían capaces de detectarlas. Al fin y al cabo estábamos ante un acontecimiento celeste de una magnitud que no se había visto desde hacia más de 100 años.
El resultado no pudo ser más positivo, ya que pudo captar la pluma de partículas y su evolución a lo largo de los días y meses, lo que se convirtió en la primera observación en un amplio periodo de tiempo del rastro de un meteoro desde el espacio.
Cerca de 3,5 horas después de la explosión inicial Suomi NPP detectó la pluma en la alta atmósfera a una altitud de unos 40 Kilómetros, moviéndose rápidamente hacia el Este a unos 300 Kilómetros/Hora. El día después la pluma continuó su rápido movimiento "jet" y alcanzaron las islas Aleutianas. En ese momento las partículas más pesadas perdieron altura y velocidad, mientras que las más pequeñas y ligeras se mantuvieron estables, lo que es compatible con las variaciones de velocidad del viento en las diferentes altitudes.
Para el 19 de Febrero, 4 días después de la explosión, la parte más rápida y alta de la columna había rodeado por completo en todo el Hemisferio Norte y estaba de vuelta sobre Chelyabinsk. Pero la evolución de la pluma continuó: 3 meses más tarde una banda detectable de polvo cósmico rodeaba el planeta. La combinación entre las mediciones del satélite con los modelos atmosféricos permitieron simular como evolucionó la forma de la pluma a medida que la corriente de chorro estratosférico la arrastró por todo el hemisferio.
Se calcula que cada día alrededor de 30 toneladas de polvo interplanetario se precipita hacia la Tierra, quedando en suspensión en la alta atmósfera, por lo que al medir con mayor precisión partículas de este tipo los científicos deberían ser capaces de proporcionar una mejor estimación de la cantidad de polvo cósmico que entra en la atmósfera y como estos desechos podría influir en las nubes estratosféricas y la Mesosfera.
Suomi NPP nos permite ahora seguir el "después" de la detonación y observar como sus consecuencias, lejos de afectar solo a la zona del impacto, se extendió por todo el hemisferio Norte en pocos días, y permaneció durante meses. Los ecos de Chelyabinsk, lejos de extinguirse poco después de la llegada de este visitente interplanetario, siguieron resonando en nuestro mundo durante largo tiempo.
Aunque el metoro se desintegró casi por completo, algunos pequeños restos llegaron a la superficie ocasionando daños en un edificio de la ciudad y rompiendo la corteza helada de un lago cercano, situado al Oeste de la ciudad.
Satellite Watches Dust from Chelyabinsk Meteor Spread Around the Northern Hemisphere
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