lunes, enero 24, 2011

Entre lo antiguo y lo nuevo

Se cumplen 25 años de la llegada de la Voyager 2 a Urano.

Que la carrera espacial llevó el conocimiento que teníamos de nuestro Sistema Solar hasta límites que antes ni podíamos imaginar es algo evidente y que no necesita mayor demostración que comprobar la visión que se tenia la familia planetaria a principios del Siglo XX o incluso en fechas tan cercanas como la década de los 60 y 70 con lo que sabemos hoy día. La diferencia es abismal. Pero si buscásemos una fecha concreta que pudiéramos considerar que marca un antes y un después, aunque fuera de forma simbólica, en nuestro avance por el espacio, el 24 de Enero de 1986 bien podría ser la elegida. Pues ese fue el día en que la Voyager 2 llegó a su punto de máxima aproximación a Urano.

Que tiene de especial ese momento, dejando de lado, claro está, de que fue la primera sonda (y la única, de momento) que visito este lejano mundo? Al fin y la cabo eso mismo podría aplicarse a cualquier otro planeta, desde Mercurio hasta Saturno.

La respuesta es que Urano era el primer planeta "moderno", el primero descubierto por los avances en la observación astronómica y que, por tanto, no formaba parte de lo "clásicos", conocidos desde la antigüedad al ser visibles a simple vista en la bóveda celeste. Su descubrimiento, el 13 de Marzo de 1781, fue un momento clave para la astronomía terrestre, el día en que se traspasó una frontera que había permanecido inamovible durante milenos. Y por eso mismo, en la mucho más corta historia de la exploración espacial, la llegada de la Voyager 2, del que ahora se cumplen 25 años, también lo fue. Si William Herschel fue el primer en observar un mundo que nunca conocieron nuestros antepasados, esta sonda fue el primer vehículo en alcanzarlo físicamente.

La Voyager 2, que cumplía así su penúltimo encuentro planetario antes de iniciar su camino hacia el infinito, nos envió infinidad de fotografías de Urano y sus lunas, cuyo valor aun era mayor por ser las primeras y últimas que se tomaban desde sus cercanías...ante los "ojos" de la sonda se reveló un nuevo mundo único y extraño, acompañado de toda una serie de lunas que no lo eran menos, en especial la extraordinaria Miranda, de apenas 472 km de diámetro pero con una de las superficies más torturadas y extremas del Sistema solar...

Nadie a vuelto a visitar este mundo lejano y posiblemente nadie la hará en un futuro próximo, pero siempre nos quedará esta histórica (e inicialmente no prevista) visita y todas las fotografías dejó tras de si. Urano, el que marca la frontera entre el viejo y en nuevo Sistema Solar, aquel que la
Voyager 2 tocó por primera vez ahora hace 25 años.

Miranda, un mundo extraño que parece compuesto de piezas de un puzzle mal encajada. Se especula que fué destruida varias veces por grandes impactos y que los fragmentos, bajo la gravedad común, volvieron a agregarse de forma caótica, de ahi su aspecto "bizarro"

20 Kilómetros de caida en vertical, más de dos veces la altura del Everest...así es este acantilado de Miranda, uno de los inumerables formaciones extremas que dan forma a esta luna.

La llegada de la Voyager 2 permitió observar por primera vez los recien descubiertos (se detectaron por primera vez en 1977) anillos de Urano

Ariel, otra de las grandes lunas del planeta también se revelo como un mundo complejo con la superficie más joven entre todas ellas, indicando una antigua actividad geológica mas intensa.

Hasta siempre, Urano...ya alejandose la Voyager 2 miró hacia atrás y fotografió el planeta iluminado en un fino creciente por el lejano Sol. Sería una de las últimas tomadas desde sus cercanías.

Voyager Celebrates 25 Years Since Uranus Visit

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