lunes, noviembre 22, 2010

Rastros planetarios

El Telescopio Espacial Spitzer revela Tierra deja tras de si una cola de polvo en su viaje alrededor del Sol.

Pongamos la mano abierta en el interior de un recipiente de agua y la desplazamos lentamente de un lado a otro...si nos fijamos, justo por detras de ella se forman remolinos, una estela que, si existen hojas o otro tipo de restos flotantes, los atrae hacia si, formando un rastro que sigue el camino por el que pasamos momentos antes. Un efecto que es tan válido tanto a una escala humana como a otra mucho más amplia que abarca todo el Cosmos...empezando por la Tierra.

Y es que nuestro planeta, como la mano que se mueve a través del agua, también provoca algo parecido...moviendose casi a 30 Kilómetros/Segundo alrededor del Sol, la Tierra barre un espacio que, como sabemos, esta lleno de partículas (causantes de la luz zodiacal), creando un vaciou que, como ocurre en el ejemplo anterior, genera remolinos que atraen hacia si el polvo circundante, creando asi una especie de cola estirada por la propia gravedad del planeta.

Asi, aunque nuestro mundo no sea polvoriento, para cualquier observador externo, situado en otra estrella, posiblemente eso sería lo primero (y segun su nivel tecnológico, lo único) que vería de nuestro mundo, pues resultaría mayor y más facilmente detectable ese rastro que no el propio planeta que lo genera.

Y a la inversa? Si esto ocurre en nuestro Sistema Solar, nada impide que mundos situados en otras estrellas hagan exactamente lo mismo...en especial aquellos que por su tamaño, parecido al nuestro, resultan muy dificiles de ver, pero cuyo rastro podría delatar con claridad: "En algunos discos de polvo de las estrellas hay protuberancias, combas, anillos y desplazamientos que nos indican que los planetas se encuentran interaccionando con el polvo. Así que podemos 'seguir el polvo' hacia los planetas. Hasta el momento, hemos visto cerca de 20 discos de polvo en otros sistemas solares. Y en alguno de esos casos, ya se han producido buenos resultados gracias a que seguimos el polvo", explica Mark Clampin, del Centro Goddard para Vuelos Espaciales, de la NASA.

De hecho es un metodo que ya ha cosechado algunos éxitos...este es el caso de la brillante Fomalhaut, donde se localizó un anillo de polvo que escondía pistas que delataron la presencia de un compañero, tal como explica Clampin:"Sospechamos que el filoso borde interior del anillo se había formado cuando un planeta limpió gravitacionalmente los escombros circundantes. Rastreamos a ese planeta siguiendo esta 'huella' en el polvo". Asi se encontró y fotografió a Fomalhaut b.

Los mecanismos que rigen la forma en que los planetas y estrellas interaccionan con su entorno son iguales en todas partes, sea aqui o en otro sistema planetario situado al otro lado de la galaxia, por ello estudiar La Tierra desde la distancia y como tanto ella como los otros planetas de nuestro sistema interactua y moldea el entorno representa también una forma de descubrir mundos lejanos, demasiado pequeños (al menos con la tecnología actual) para verse directamente. Como si detectives espaciales se trataran, los buscadores de exoplanetas podrían seguir estos rastros, pistas que les llevarían, finalmente, al encuentro de los responsables...entre ellos, quízas, lugares no tan diferentes a nuestro hogar.


Una simulación informática de la cola/anillo de polvo de la Tierra, tal y como sería visto desde el exterior de nuestro sistema solar. Los colores en la imagen indican la densidad: el violeta es la densidad mínima, el rojo es la densidad máxima.

Una imagen del Telescopio Espacial Hubble que nos muestra el material polvoriento que rodea a la estrella Beta Pictoris...la existencia de un segundo anillo ligeramente inclinado con respecto al principal delata la presencia de un planeta.

Fomalhaut b, planeta compañero de la estrella Fomalhaut, situada unos 25 años-luz de la Tierra...su efecto sobre el anillo de polvo que la rodea revelo su existencia, y posteriormente permitió fotrografiarlo a lo largo de varios años, plasmando su movimiento orbital.

La cola de polvo de la Tierra apunta hacia planetas alienígenos.

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