Pruebas finales para el primer helicóptero marciano.
Si no se suspende el lanzamiento, cosa que no hay que descartar dada la situación de los EEUU con respecto a la pandemia, este Verano despegará hacia el planeta rojo el que ahora conocemos como el rover Perseverance. Será la misión a la superficie marciana más ambiciosa jamás afrontada, un paso adelante con respecto al igualmente enorme Curiosity, con el que comparte un aspecto familiar, pero dotado de un equipo superior, y en este caso, lo que representa el verdadero motor de su existencia, con la idea de buscar señales de vida, si no de forma directa, si detectando su huella química.
Nunca un vehículo tan poderoso recorrió las rojas tierras de Marte, y su instrumental es ciertamente impresionante. Pero si algo llama la atención de todo lo que transportará, aunque técnicamente sea un añadido menor, es el pequeño helicóptero que le acompaña, y que en su momento se separará para iniciar su propia aventura, acompañando al rover en su camino ofreciendo una preceptiva única de su aventura. Hemos contemplado "autorretratos" de Curiosity, aunque en realidad no dejan de ser panorámicas creadas a partir de las imágenes tomadas por una de las cámaras situadas en el extremo de su brazo robótico. Pero ahora, si tiene éxito, veremos realmente imágenes de un explorador recorriendo Marte desde cierta distancia. No deja de ser emocionante, si uno piensa en ello.
Como parte de los preparativos, recientemente se completaron las últimas pruebas antes de ser acoplado de forma definitiva a Perseverance, durante las cuales movió sus alas por última vez en nuestro planeta, con las hélices girando a unos 50 revoluciones por minuto dentro de la esclusa de aire de la PSHF (Payload Hazardous Servicing Facility), en el centro espacial Kennedy. Después de superar este último testo, el pequeño helicóptero será encapsulado para su integración.
Este pequeño explorador aéreo tendrá, en principio, una vida corta, quizás 4 o 5 vuelos de unos 3 minutos de duración, durante los cuales podría recorrer 300 metros en cada uno de ellos y elevarse hasta los 10 metros de altura, siendo completamente autónomo y comunicándose con la Tierra a través de Perseverance. Dotado una cámara de alta resolución, cartografiará la zona donde se encuentra el rover, lo que ayudará a los directores de la misión a la hora de diseñar la ruta, además de localizar objetivos potencialmente interesantes que pueden ser pasados por alto por las sondas orbitales.
Su éxito podría abrir la puerta a otras misiones similares, siendo la base de una nueva generación de exploradores que se adentren en este espacio desconocido, libres de ataduras terrenales. Hemos alcanzado su órbita, hemos tocado su superficie. Ahora llega el momento de conquistar sus cielos.
Preparando al futuro helicóptero marciano.
Una vista más cercana, que nos permite apreciar su panel solar, en la parte superior, y su dos pares de hélices. En la parte inferior sus 4 patas flexibles, que le deberán permitir un aterrizaje suave. Sus elementos críticos, como la batería y los sistemas electrónicos, están dentro de la caja plateada, un aislamiento térmico que deberá protegerlos de las frías temperaturas nocturnas. Esta dotado de una cámara de alta resolución, así como otras menores destinadas a dotar a su ordenador central capacidad de maniobra autónoma.
Quizás el futuro de la exploración marciana, vehículos capaces de volar en su tenue atmósfera y por ello pudiendo recorrer distancias mucho mayores.
NASA Shows Perseverance with Helicopter, Cruise Stage Testing
martes, marzo 31, 2020
lunes, marzo 30, 2020
El ALMA de todos
Una pequeña visita a este increíble complejo astronómico.
Durante mucho tiempo el Universo fue aquello que podían ver nuestros ojos, lo que veíamos en el firmamento y, con el progreso tecnológico, aquello que eran capaces de vislumbrar los primeros telescopios. Pero ese mismo avance científico también nos hizo darnos cuenta de cuan limitada era esa ventana, y que más allá de lo que éramos capaces de ver, que era muy poco, existía un espectro electromagnético mucho más amplio. Por ello llegarían otros observatorios, desde los espaciales, abiertos a los rayos gamma, invisibles desde la Tierra, y a los infrarrojos, hasta los radiotelescopios, que, como su nombre indican, se adentran en las ondas de radio. Todos juntos, de los tradicionales de luz "visible", hasta estos últimos, que se adentran en el espacio invisible, son las llaves que nos abren el Cosmos.
ALMA, con su constelación de radiotelescopios trabajando de forma conjunta, es una de las instalaciones astronómicas más espectaculares que existen, todo un espectáculo para aquellos que desafían las alturas para visitarlos. Y es que desde el llano de Chajnantor, a 5058 metros de altitud, observa las ondas de radio en longitudes milimétricas y submilimétricas (entre el infrarrojo lejano y las ondas de radio) cumpliendo el sueño de los astrónomos de abrir una nueva ventana de exploración del Universo en alta resolución. Un bosque de antenas que resume claramente nuestra determinación para alcanzar las estrellas.
Mucho se podría hablar de ALMA, per dejaremos que sea su gente la que nos explique los elementos claves que debemos saber cuando hablamos de este observatorio único, sus objetivos y los motivos que lo impulsaron, mediante una serie de vídeos tan instructivos como entretenidos. Que los desfrutéis.
Durante mucho tiempo el Universo fue aquello que podían ver nuestros ojos, lo que veíamos en el firmamento y, con el progreso tecnológico, aquello que eran capaces de vislumbrar los primeros telescopios. Pero ese mismo avance científico también nos hizo darnos cuenta de cuan limitada era esa ventana, y que más allá de lo que éramos capaces de ver, que era muy poco, existía un espectro electromagnético mucho más amplio. Por ello llegarían otros observatorios, desde los espaciales, abiertos a los rayos gamma, invisibles desde la Tierra, y a los infrarrojos, hasta los radiotelescopios, que, como su nombre indican, se adentran en las ondas de radio. Todos juntos, de los tradicionales de luz "visible", hasta estos últimos, que se adentran en el espacio invisible, son las llaves que nos abren el Cosmos.
ALMA, con su constelación de radiotelescopios trabajando de forma conjunta, es una de las instalaciones astronómicas más espectaculares que existen, todo un espectáculo para aquellos que desafían las alturas para visitarlos. Y es que desde el llano de Chajnantor, a 5058 metros de altitud, observa las ondas de radio en longitudes milimétricas y submilimétricas (entre el infrarrojo lejano y las ondas de radio) cumpliendo el sueño de los astrónomos de abrir una nueva ventana de exploración del Universo en alta resolución. Un bosque de antenas que resume claramente nuestra determinación para alcanzar las estrellas.
Mucho se podría hablar de ALMA, per dejaremos que sea su gente la que nos explique los elementos claves que debemos saber cuando hablamos de este observatorio único, sus objetivos y los motivos que lo impulsaron, mediante una serie de vídeos tan instructivos como entretenidos. Que los desfrutéis.
domingo, marzo 29, 2020
El Universo que nos llama
Aumentan las detecciones de FRB (Ráfagas rápidas de radio).
Son fugaces, muchas veces del orden de milisegundos, pero tremendamente poderosas, en realidad el fenómeno más energético conocido, y en algunos casos se repiten, lo que las hace incluso más extrañas y desconcertantes. Situadas todas ellas fuera de nuestra galaxia, su origen sigue siendo un enigma, quizás el mayor al que se enfrenta la astronomía moderna después de nacimiento y evolución del propio Universo, y por ello se han construido observatorios como CHIME (Canadian Hydrogen Intensity Mapping Experiment), que desde 2017 rastrea la Bóveda Celeste en su busca.
Fueron descubiertos en 2007, pero la puesta en servicio de CHIME significó un aumento exponencial, y ahora mismo, gracias a estas instalaciones, el número de FRB conocidos alcanza ya los 700, de los que 20 son repetitivas, y de estos últimos 9 de descubrimiento reciente. Esto quizás ayude a esclarecer un poco el misterio, reforzando la idea de que las fuentes de las ráfagas aisladas y aquellas que tiene un ciclo que se repite deben ser distintas, o quizás se producen en entorno diferentes. Lo cierto es que no deja de ser simples ideas, con las que estamos intentando abrir aunque solo sea una pequeña grieta en el muro de desconocimiento que las rodea.
Eso no quiere decir que no haya muchas teorías, que van desde el resultado de la rotación de estrellas de neutrones o colapsos estelares hasta actividad extraterrestre. Esta última se basa en parte en la existencia de esos pocos FRB que se repiten como si fueran un reloj. Ningún fenómeno natural, al menos que conozcamos ahora mismo, puede explicarlo, de ahí la especulación de que podría ser una forma de comunicación. La ausencia de respuestas deja espacio para todo tipo de ideas, por locas que puedan parecernos. Y eso es lo que nos fascina de los misterios cósmicos.
Los FRB en la Boveda Celeste.
CHIME, el observatorio que más contribuye en la "caza" de estas misteriosas señales de radio.
La llamada del Universo.
Even More Repeating Fast Radio Bursts Discovered
Son fugaces, muchas veces del orden de milisegundos, pero tremendamente poderosas, en realidad el fenómeno más energético conocido, y en algunos casos se repiten, lo que las hace incluso más extrañas y desconcertantes. Situadas todas ellas fuera de nuestra galaxia, su origen sigue siendo un enigma, quizás el mayor al que se enfrenta la astronomía moderna después de nacimiento y evolución del propio Universo, y por ello se han construido observatorios como CHIME (Canadian Hydrogen Intensity Mapping Experiment), que desde 2017 rastrea la Bóveda Celeste en su busca.
Fueron descubiertos en 2007, pero la puesta en servicio de CHIME significó un aumento exponencial, y ahora mismo, gracias a estas instalaciones, el número de FRB conocidos alcanza ya los 700, de los que 20 son repetitivas, y de estos últimos 9 de descubrimiento reciente. Esto quizás ayude a esclarecer un poco el misterio, reforzando la idea de que las fuentes de las ráfagas aisladas y aquellas que tiene un ciclo que se repite deben ser distintas, o quizás se producen en entorno diferentes. Lo cierto es que no deja de ser simples ideas, con las que estamos intentando abrir aunque solo sea una pequeña grieta en el muro de desconocimiento que las rodea.
Eso no quiere decir que no haya muchas teorías, que van desde el resultado de la rotación de estrellas de neutrones o colapsos estelares hasta actividad extraterrestre. Esta última se basa en parte en la existencia de esos pocos FRB que se repiten como si fueran un reloj. Ningún fenómeno natural, al menos que conozcamos ahora mismo, puede explicarlo, de ahí la especulación de que podría ser una forma de comunicación. La ausencia de respuestas deja espacio para todo tipo de ideas, por locas que puedan parecernos. Y eso es lo que nos fascina de los misterios cósmicos.
CHIME, el observatorio que más contribuye en la "caza" de estas misteriosas señales de radio.
La llamada del Universo.
Even More Repeating Fast Radio Bursts Discovered
sábado, marzo 28, 2020
11 millones de sueños
Instalado en Perseverance los chips con nombres de personas de todo el mundo.
Es un hecho que la NASA, por encima de otras agencias, tiene muy en cuenta. Y este se resume en que es casi tan importante saber "vender" al gran público una misión espacial como la propia misión en si misma, dado que atrapar su interés y respaldo es básico cuando llega la siempre dura tarea de negociar los presupuestos o hacer frente a los intentos cíclicos de algunos representantes políticos de recortar y anular proyectos por razones económicas. No es extraño esta preocupación por la publicidad, ya que estamos hablando de los EEUU, los maestros en estos temas, y la política de su agencia espacial es hija de esta mentalidad.
El rover Perseverance, que está afrontando sus última etapas de preparación para el lanzamiento (que de momento se mantiene pese a la pandemia), no es ajeno a ello, como no lo fueron sus predecesores. Su mismo nombre fue elegido después de un concurso abierto a todo el mundo, lo que ya sirvió para que miles y miles de personas, especialmente jóvenes, se interesaran por este proyecto. Pero no fue el único ejemplo de ejercicio de relaciones públicas, y recientemente se instaló en su carcasa otro de ellos: El nombre de los millones que se apuntaron al "Send Your Name to Mars".
Su nombre ya lo dice todo. A través de su web la NASA ofreció la posibilidad de que tu nombre viajara a Marte, algo a lo que respondieron casi 11 millones de personas. Estos fueron grabados por un haz de electrones en tres chips de silicio del tamaño de una uña, y posteriormente incluidos en una placa de aluminio que se acopló al rover. Esta última elegantemente decorada con un gráfico que representa la Tierra y Marte, ambos unidos por la luz de esta estrella llamada Sol que nos ilumina a ambos. Su aspecto recuerda ligeramente al que transportar las placas que llevan las Pioneer y los discos dorados de las Voyager.
Como podemos ver es algo que ya esta muy interiorizado y forma parte de una tradición casi tan antigua como la exploración espacial. Aunque tendrán destinos opuestos, unas dirigiéndose a las profundidades interestelares en un viaje sin retorno, esta última a Marte, y por tanto quien sabe si algún día recuperadas, todos ellas son fruto de un esfuerzo por atraer el interés de la gente y hacerles partícipes de estos sueños, algo que Carl Sagan, por ejemplo, supo ver claramente, siendo uno de los impulsores principales de los discos de las Voyager. Y es sin esta complicidad, difícilmente llegaremos muy lejos.
Una vista más en detalle de la placa, con los tres chips acoplado a ella y que podemos ver en la parte superior izquierda, y el gráfico donde podemos ver Marte, La Tierra y el Sol que los ilumina a ambos. Estos primeros contienen 10,932,450 nombres.
10.9 Million Names Now Aboard NASA's Perseverance Mars Rover
Es un hecho que la NASA, por encima de otras agencias, tiene muy en cuenta. Y este se resume en que es casi tan importante saber "vender" al gran público una misión espacial como la propia misión en si misma, dado que atrapar su interés y respaldo es básico cuando llega la siempre dura tarea de negociar los presupuestos o hacer frente a los intentos cíclicos de algunos representantes políticos de recortar y anular proyectos por razones económicas. No es extraño esta preocupación por la publicidad, ya que estamos hablando de los EEUU, los maestros en estos temas, y la política de su agencia espacial es hija de esta mentalidad.
El rover Perseverance, que está afrontando sus última etapas de preparación para el lanzamiento (que de momento se mantiene pese a la pandemia), no es ajeno a ello, como no lo fueron sus predecesores. Su mismo nombre fue elegido después de un concurso abierto a todo el mundo, lo que ya sirvió para que miles y miles de personas, especialmente jóvenes, se interesaran por este proyecto. Pero no fue el único ejemplo de ejercicio de relaciones públicas, y recientemente se instaló en su carcasa otro de ellos: El nombre de los millones que se apuntaron al "Send Your Name to Mars".
Su nombre ya lo dice todo. A través de su web la NASA ofreció la posibilidad de que tu nombre viajara a Marte, algo a lo que respondieron casi 11 millones de personas. Estos fueron grabados por un haz de electrones en tres chips de silicio del tamaño de una uña, y posteriormente incluidos en una placa de aluminio que se acopló al rover. Esta última elegantemente decorada con un gráfico que representa la Tierra y Marte, ambos unidos por la luz de esta estrella llamada Sol que nos ilumina a ambos. Su aspecto recuerda ligeramente al que transportar las placas que llevan las Pioneer y los discos dorados de las Voyager.
Como podemos ver es algo que ya esta muy interiorizado y forma parte de una tradición casi tan antigua como la exploración espacial. Aunque tendrán destinos opuestos, unas dirigiéndose a las profundidades interestelares en un viaje sin retorno, esta última a Marte, y por tanto quien sabe si algún día recuperadas, todos ellas son fruto de un esfuerzo por atraer el interés de la gente y hacerles partícipes de estos sueños, algo que Carl Sagan, por ejemplo, supo ver claramente, siendo uno de los impulsores principales de los discos de las Voyager. Y es sin esta complicidad, difícilmente llegaremos muy lejos.
Una vista más en detalle de la placa, con los tres chips acoplado a ella y que podemos ver en la parte superior izquierda, y el gráfico donde podemos ver Marte, La Tierra y el Sol que los ilumina a ambos. Estos primeros contienen 10,932,450 nombres.
10.9 Million Names Now Aboard NASA's Perseverance Mars Rover
viernes, marzo 27, 2020
Una luz en el oscuro tunel
Presentado NEXT-C, el motor iónico que impulsará a la misión "anti-asteroides" DRAT.
Nuestro mundo está viviendo momentos duros, una situación de alerta sanitaria que atrae toda la atención mundial, cosa tan inevitable como compresible. Pero más allá de la atmósfera se esconden otro tipo de amenazas, que las agencias espaciales se toman muy en serio y que llevan años estudiando para intentar dar forma a una estrategia viable que permitiera hacer frente a la peor de los escenarios, la de un gran asteroide cuya trayectoria le llevara a una futura colisión con la Tierra.¿Es posible desviar algo así, con la tecnología de la que disponemos hoy día? Eso es lo que intentará responder la misión DART (Double Asteroid Redirection Test), que deberá partir en 2021.
Bajo este nombre se esconde una sonda "suicida", cuya meta final será estrellarse contra el asteroide doble Didymos, y más concretamente contra el más pequeño de sus dos componentes, Didymos B, de unos 160 metros de diámetro, el tamaño medio de los asteroides que amenazan regularmente la Tierra. No es el caso de Didymos, pero este representa un excelente campo de pruebas, y cuando DART se precipite contra su objetivo, bajo la mirada de una serie de cubesats que se separarán antes del impacto y de los observatorios terrestres, sabremos si esto es capaz de cambiar la velocidad orbital de un cuerpo de este tamaño.
No mucho, apenas medio milímetro por segundo, pero sería suficiente para alterar la trayectoria hasta el punto de que un asteroide, si se localiza a tiempo, en ruta de colisión terminaría por pasar lejos de nosotros. Lejos de la idea de lanzarse bombas nucleares y hacerlo detonar, la idea es darle un ligero empujón, mucho más factible y menos peligroso.
Y aquí es cuando entra en escena NEXT-C (NASA’s Evolutionary Xenon Thruster), su nuevo y flamante impulsor iónico, que recientemente hemos podido ver y que está afrontando ya las duras pruebas necesarias para afrontar un lanzamiento lleno de exigencias y un viaje espacial no menos sencillo. Verlo nos recuerda que pese a todo el proyecto sigue adelante, al menos de momento, y la fecha de lanzamiento, mediados de 2021, se mantiene.
Los motores iónicos son una de las apuestas de futuro que intentar dar una alterativa válida al que sigue siendo, desde los principios de la carrera espacial, el método clásico, consistente en la impulsión química, dependiendo del impulso del lanzamiento más el que se pueda lograr en encuentros gravitacionales con diversos mundos para ganar velocidad, lo que hace los viajes extremadamente largos, décadas cuando hablamos del Sistema Solar exterior. Los iónicos plantean la opción de un empuje muy tenue, apenas perceptible incluso su lo tuviéramos en la mano, pero que se puede mantener de forma indefinida, al tener un gasto de gas ionizado (Xenón en este caso) mínimo, y que con el tiempo termina dotando a una sonda, que no debe afrontar ningún tipo de resistencia digna de tal nombre, de un impulso superior.
NEXT-C representa un paso más allá en la evolución de esta tecnológica, y si en esta misión muestra su eficacia, podría tener un papel muy importante en futuras sondas interplanetarias, tanto a cometas, asteroides o otros planetas, como Venus. El éxito de DART no solo nos pondrá un paso más cerca de poder proteger nuestro planeta, sino que abrirá nuevos caminos hacia los confines del espacio.
El tenue resplandor de un brillante futuro. NEXT-C funcionando dentro de la cámara de vacío, generando un impulso apenas equivalente al peso de una hoja de papel, pero que puede mantenerse durante largos periodos de tiempo, y en el espacio, sin resistencia alguna, acelerar una sonda mucho más que una impulsión "tradicional".
DART, una sonda que se sacrificará por nosotros.
Didymos A y B. En Septiembre de 2021 se aproximará a la Tierra, pasando a unos 11 millones de kilómetros de distancia. Será entonces cuando DART, que habrá despegado en Julio, se encuentre con ellos para su cita fatal.
Los paneles solares de DART, conocidos como ROSA (Roll Out Solar Arrays), testeados en la ISS en Junio de 2017.
This Powerful Ion Engine Will Be Flying on NASA’s DART Mission to Try and Redirect an Asteroid
Nuestro mundo está viviendo momentos duros, una situación de alerta sanitaria que atrae toda la atención mundial, cosa tan inevitable como compresible. Pero más allá de la atmósfera se esconden otro tipo de amenazas, que las agencias espaciales se toman muy en serio y que llevan años estudiando para intentar dar forma a una estrategia viable que permitiera hacer frente a la peor de los escenarios, la de un gran asteroide cuya trayectoria le llevara a una futura colisión con la Tierra.¿Es posible desviar algo así, con la tecnología de la que disponemos hoy día? Eso es lo que intentará responder la misión DART (Double Asteroid Redirection Test), que deberá partir en 2021.
Bajo este nombre se esconde una sonda "suicida", cuya meta final será estrellarse contra el asteroide doble Didymos, y más concretamente contra el más pequeño de sus dos componentes, Didymos B, de unos 160 metros de diámetro, el tamaño medio de los asteroides que amenazan regularmente la Tierra. No es el caso de Didymos, pero este representa un excelente campo de pruebas, y cuando DART se precipite contra su objetivo, bajo la mirada de una serie de cubesats que se separarán antes del impacto y de los observatorios terrestres, sabremos si esto es capaz de cambiar la velocidad orbital de un cuerpo de este tamaño.
No mucho, apenas medio milímetro por segundo, pero sería suficiente para alterar la trayectoria hasta el punto de que un asteroide, si se localiza a tiempo, en ruta de colisión terminaría por pasar lejos de nosotros. Lejos de la idea de lanzarse bombas nucleares y hacerlo detonar, la idea es darle un ligero empujón, mucho más factible y menos peligroso.
Y aquí es cuando entra en escena NEXT-C (NASA’s Evolutionary Xenon Thruster), su nuevo y flamante impulsor iónico, que recientemente hemos podido ver y que está afrontando ya las duras pruebas necesarias para afrontar un lanzamiento lleno de exigencias y un viaje espacial no menos sencillo. Verlo nos recuerda que pese a todo el proyecto sigue adelante, al menos de momento, y la fecha de lanzamiento, mediados de 2021, se mantiene.
Los motores iónicos son una de las apuestas de futuro que intentar dar una alterativa válida al que sigue siendo, desde los principios de la carrera espacial, el método clásico, consistente en la impulsión química, dependiendo del impulso del lanzamiento más el que se pueda lograr en encuentros gravitacionales con diversos mundos para ganar velocidad, lo que hace los viajes extremadamente largos, décadas cuando hablamos del Sistema Solar exterior. Los iónicos plantean la opción de un empuje muy tenue, apenas perceptible incluso su lo tuviéramos en la mano, pero que se puede mantener de forma indefinida, al tener un gasto de gas ionizado (Xenón en este caso) mínimo, y que con el tiempo termina dotando a una sonda, que no debe afrontar ningún tipo de resistencia digna de tal nombre, de un impulso superior.
NEXT-C representa un paso más allá en la evolución de esta tecnológica, y si en esta misión muestra su eficacia, podría tener un papel muy importante en futuras sondas interplanetarias, tanto a cometas, asteroides o otros planetas, como Venus. El éxito de DART no solo nos pondrá un paso más cerca de poder proteger nuestro planeta, sino que abrirá nuevos caminos hacia los confines del espacio.
El tenue resplandor de un brillante futuro. NEXT-C funcionando dentro de la cámara de vacío, generando un impulso apenas equivalente al peso de una hoja de papel, pero que puede mantenerse durante largos periodos de tiempo, y en el espacio, sin resistencia alguna, acelerar una sonda mucho más que una impulsión "tradicional".
DART, una sonda que se sacrificará por nosotros.
Didymos A y B. En Septiembre de 2021 se aproximará a la Tierra, pasando a unos 11 millones de kilómetros de distancia. Será entonces cuando DART, que habrá despegado en Julio, se encuentre con ellos para su cita fatal.
Los paneles solares de DART, conocidos como ROSA (Roll Out Solar Arrays), testeados en la ISS en Junio de 2017.
This Powerful Ion Engine Will Be Flying on NASA’s DART Mission to Try and Redirect an Asteroid
jueves, marzo 26, 2020
El eterno espíritu de los exploradores
Nuevos secretos descubiertos en los datos de la Voyager 2.
Uno de los principios de una misión interplanetaria es que el trabajo y los descubrimientos no se limitan a la existencia misma de la sonda, sino que el caudal de información reunido suele dar para años de investigación, a lo que se suma el hecho de que el avance en las técnicas y tecnologías de análisis de datos hace que periódicamente se regrese a ellos, aplicando dichas novedades para localizar cosas que se hubieran pasado por alto anteriormente. La sonda física puede irse, seguir su camino o dejar de existir, pero una sonda virtual mucho más longeva le sobrevive, navegando en un universo virtual.
En 1986 la Voyager 2 se convirtió en la primera (y de momento única) que visitaba Urano, el "gigante tumbado", con su eje de rotación apuntando al Sol y un campo magnético completamente caótico resultado de esta extraña situación, quizás fruto de un gran impacto al principio de su existencia. Han pasado 34 años de ese momento histórico, y por ello podríamos pensar que todo lo que podíamos aprender de los datos enviados ya lo aprendimos. Pero parece que aún guardan cosas, pequeñas sorpresas que se pasaron por alto. El sobrevuelo de Urano, en cierta forma, nunca terminó del todo.
Y es en los datos magnéticos, ahora revisitados y analizados con una profundidad sin precedentes hasta la fecha, trazando nuevos puntos de medición que abarcan menos de dos segundos de tiempo entre cada uno de ellos, donde apareció algo que no se había visto hasta ahora, un abrupto "zigzag" en las lecturas del magnetómetro de la sonda, de apenas 1 minutos de duración. La interpretación de todo ello es que la Voyager 2 cruzó, sin que se percibiera en esa época, lo que se conoce como un plasmoide, una enorme burbuja de plasma incrustada en el campo magnético de un planeta y que con el tiempo se termina desprendiendo como una gota de lluvia, pudiendo drenar los iones de la atmósfera de un planeta, cambiando fundamentalmente su composición.
No era pequeña ciertamente, ya que se estima que tenía unos 204.000 kilómetros de largo, y hasta aproximadamente 400,000 kilómetros de ancho, algo más que la distancia media entre la Tierra y La Luna, y mucho mayor que el propio planeta. Un gigante invisible que la sonda cruzó rápidamente, captando su presencia, aunque nosotros no fuéramos capaces de verlo. Solo ahora, 34 años después, lo hemos hecho. La Voyager 2 ya está muy lejos, rumbo a las estrellas, pero de alguna forma su espíritu sigue explorando esta extraño mundo, tan lejano y desconocido.
La Voyager 2 sobrevoló a 81,433 kilómetros de la cimas de las nubes de Urano, recopilando datos que revelaron dos nuevos anillos, 11 lunas nuevas, temperaturas inferiores a -214 grados Celsius y un caos magnético fruto de su extraña inclinación.
Revisiting Decades-Old Voyager 2 Data, Scientists Find One More Secret
Uno de los principios de una misión interplanetaria es que el trabajo y los descubrimientos no se limitan a la existencia misma de la sonda, sino que el caudal de información reunido suele dar para años de investigación, a lo que se suma el hecho de que el avance en las técnicas y tecnologías de análisis de datos hace que periódicamente se regrese a ellos, aplicando dichas novedades para localizar cosas que se hubieran pasado por alto anteriormente. La sonda física puede irse, seguir su camino o dejar de existir, pero una sonda virtual mucho más longeva le sobrevive, navegando en un universo virtual.
En 1986 la Voyager 2 se convirtió en la primera (y de momento única) que visitaba Urano, el "gigante tumbado", con su eje de rotación apuntando al Sol y un campo magnético completamente caótico resultado de esta extraña situación, quizás fruto de un gran impacto al principio de su existencia. Han pasado 34 años de ese momento histórico, y por ello podríamos pensar que todo lo que podíamos aprender de los datos enviados ya lo aprendimos. Pero parece que aún guardan cosas, pequeñas sorpresas que se pasaron por alto. El sobrevuelo de Urano, en cierta forma, nunca terminó del todo.
Y es en los datos magnéticos, ahora revisitados y analizados con una profundidad sin precedentes hasta la fecha, trazando nuevos puntos de medición que abarcan menos de dos segundos de tiempo entre cada uno de ellos, donde apareció algo que no se había visto hasta ahora, un abrupto "zigzag" en las lecturas del magnetómetro de la sonda, de apenas 1 minutos de duración. La interpretación de todo ello es que la Voyager 2 cruzó, sin que se percibiera en esa época, lo que se conoce como un plasmoide, una enorme burbuja de plasma incrustada en el campo magnético de un planeta y que con el tiempo se termina desprendiendo como una gota de lluvia, pudiendo drenar los iones de la atmósfera de un planeta, cambiando fundamentalmente su composición.
No era pequeña ciertamente, ya que se estima que tenía unos 204.000 kilómetros de largo, y hasta aproximadamente 400,000 kilómetros de ancho, algo más que la distancia media entre la Tierra y La Luna, y mucho mayor que el propio planeta. Un gigante invisible que la sonda cruzó rápidamente, captando su presencia, aunque nosotros no fuéramos capaces de verlo. Solo ahora, 34 años después, lo hemos hecho. La Voyager 2 ya está muy lejos, rumbo a las estrellas, pero de alguna forma su espíritu sigue explorando esta extraño mundo, tan lejano y desconocido.
La Voyager 2 sobrevoló a 81,433 kilómetros de la cimas de las nubes de Urano, recopilando datos que revelaron dos nuevos anillos, 11 lunas nuevas, temperaturas inferiores a -214 grados Celsius y un caos magnético fruto de su extraña inclinación.
Revisiting Decades-Old Voyager 2 Data, Scientists Find One More Secret
lunes, marzo 23, 2020
Al final del camino?
Señales de fragmentación del cometa Borisov.
Saltó a la fama cuando se convirtió en el primer cometa interestelar confirmado, un visitante nacido en otro sistema planetario que se había encontrado con nosotros en su silencioso viaje entre las estrellas, despertando de nuevo después de quien sabe cuantas eras dormido, antes de iniciar su retorno a la oscuridad para ya no volver. Por delante le esperaba la eternidad. O eso parecía, ya que quizás sus días están contados.
Estas últimas semanas Borisov, que ya está en trayectoria de salida, experimentó dos aumentos de brillo inesperados, que los astrónomos identifican como señales de que el núcleo del cometa se está fragmentando. No sería nada extraño, ya que para estos pequeños cuerpos celestes, básicamente una amalgama de escombros helados tenuemente ligados por su gravedad común, cada aproximación al Sol los somete a enormes tensiones frutos del aumento de las temperaturas y la sublimación de dichos hielos, que generan grandes erupciones de gas y polvo. Y en algunos casos, simplemente, la prueba es más de lo que pueden soportar y simplemente se desvanecen.
Quizás esta aproximación a la luz y el calor de nuestra estrella, después de tanto tiempo durmiendo el helado sueño del espacio interestelar, fue demasiado para este visitante. Habrá que seguirle la pista para saber si es solo algo puntual, quizás una fragmentación parcial fruto de la actividad remanente que aún presenta, o el principio de su fin.
La trayectoria de Borisov, que junto con su velocidad permitió determinar que no formaba parte del Sistema Solar y que era un visitante llegado desde las estrellas.
Is interstellar Comet Borisov breaking apart as it leaves our solar system?
Saltó a la fama cuando se convirtió en el primer cometa interestelar confirmado, un visitante nacido en otro sistema planetario que se había encontrado con nosotros en su silencioso viaje entre las estrellas, despertando de nuevo después de quien sabe cuantas eras dormido, antes de iniciar su retorno a la oscuridad para ya no volver. Por delante le esperaba la eternidad. O eso parecía, ya que quizás sus días están contados.
Estas últimas semanas Borisov, que ya está en trayectoria de salida, experimentó dos aumentos de brillo inesperados, que los astrónomos identifican como señales de que el núcleo del cometa se está fragmentando. No sería nada extraño, ya que para estos pequeños cuerpos celestes, básicamente una amalgama de escombros helados tenuemente ligados por su gravedad común, cada aproximación al Sol los somete a enormes tensiones frutos del aumento de las temperaturas y la sublimación de dichos hielos, que generan grandes erupciones de gas y polvo. Y en algunos casos, simplemente, la prueba es más de lo que pueden soportar y simplemente se desvanecen.
Quizás esta aproximación a la luz y el calor de nuestra estrella, después de tanto tiempo durmiendo el helado sueño del espacio interestelar, fue demasiado para este visitante. Habrá que seguirle la pista para saber si es solo algo puntual, quizás una fragmentación parcial fruto de la actividad remanente que aún presenta, o el principio de su fin.
La trayectoria de Borisov, que junto con su velocidad permitió determinar que no formaba parte del Sistema Solar y que era un visitante llegado desde las estrellas.
Is interstellar Comet Borisov breaking apart as it leaves our solar system?
viernes, marzo 20, 2020
El gran asteroide de Abril
Nos visitará en unas semanas, pero sin peligro alguno para la Tierra.
Mientras el mundo centra su atención en la amenaza de la pandemia que estamos viviendo estas últimas semanas, otro tipo de peligro está siempre merodeando en nuestras cercanías. 1998 OR2 es un simple código que esconde lo que los astrónomos denomina una amenaza potencial, y que simplemente es una clasificación que se da a un cuerpo de cierto tamaño que cruce la órbita terrestre a menos de 7.5 millones de kilómetros de distancia. Esto es precisamente lo que ocurrirá el próximo 29 de Abril.
Aunque algunos medios y las redes le han dado un carácter peligroso, como si corriéramos peligro o se acercara (otro) fin del mundo, lo cierto es que este no es el caso. Con un tamaño estimado de entre 2 y 4 kilómetros, ciertamente un impacto directo podría generar daños a gran escala en nuestro mundo, pero en ningún momento estará más cerca de 6.3 millones de kilómetros, dentro del área que se considera potencialmente peligrosa en un futuro lejano, pero sin serlo ahora mismo. Podemos estar tranquilos en este aspecto.
Y es que OR2 no representa tampoco un peligro en un futuro a medio plaza, ya que no se aproximará de nuevo a nuestro planeta hasta 2031, y lo hará aún más lejos, unos 9 millones de Kilómetros. Las siguientes, en 2048, 2062 y 2079, aún serán más lejanas. Pese a los anuncios catastrofistas y los habituales bulos de internet, su visita representa, por encima de todo, una oportunidad para los astrónomos de poder estudiar este tipo de cuerpos celestes.
Dos imágenes del telescopio Elana, del Proyecto del Telescopio Virtual, que muestran a OR2 en el cielo nocturno el 16 de marzo de 2020, aproximadamente a 2045 GMT. Cada imagen es el promedio de 10 exposiciones separadas de 180 segundos. En la imagen superior, el telescopio siguió el movimiento del asteroide, por lo que el asteroide aparece como un punto blanco entre un mar de pequeños rastros de estrellas. Para la segunda imagen, el telescopio permaneció fijo en las estrellas, por lo que el asteroide tiene un pequeño rastro.
Su órbita durante la aproximación a la órbita terrestre. Nuestro planeta, pero, estará a una distancia segura.
El pan nuestro de cada día.
Giant 'potentially hazardous' asteroid will fly safely by Earth in April
Mientras el mundo centra su atención en la amenaza de la pandemia que estamos viviendo estas últimas semanas, otro tipo de peligro está siempre merodeando en nuestras cercanías. 1998 OR2 es un simple código que esconde lo que los astrónomos denomina una amenaza potencial, y que simplemente es una clasificación que se da a un cuerpo de cierto tamaño que cruce la órbita terrestre a menos de 7.5 millones de kilómetros de distancia. Esto es precisamente lo que ocurrirá el próximo 29 de Abril.
Aunque algunos medios y las redes le han dado un carácter peligroso, como si corriéramos peligro o se acercara (otro) fin del mundo, lo cierto es que este no es el caso. Con un tamaño estimado de entre 2 y 4 kilómetros, ciertamente un impacto directo podría generar daños a gran escala en nuestro mundo, pero en ningún momento estará más cerca de 6.3 millones de kilómetros, dentro del área que se considera potencialmente peligrosa en un futuro lejano, pero sin serlo ahora mismo. Podemos estar tranquilos en este aspecto.
Y es que OR2 no representa tampoco un peligro en un futuro a medio plaza, ya que no se aproximará de nuevo a nuestro planeta hasta 2031, y lo hará aún más lejos, unos 9 millones de Kilómetros. Las siguientes, en 2048, 2062 y 2079, aún serán más lejanas. Pese a los anuncios catastrofistas y los habituales bulos de internet, su visita representa, por encima de todo, una oportunidad para los astrónomos de poder estudiar este tipo de cuerpos celestes.
Dos imágenes del telescopio Elana, del Proyecto del Telescopio Virtual, que muestran a OR2 en el cielo nocturno el 16 de marzo de 2020, aproximadamente a 2045 GMT. Cada imagen es el promedio de 10 exposiciones separadas de 180 segundos. En la imagen superior, el telescopio siguió el movimiento del asteroide, por lo que el asteroide aparece como un punto blanco entre un mar de pequeños rastros de estrellas. Para la segunda imagen, el telescopio permaneció fijo en las estrellas, por lo que el asteroide tiene un pequeño rastro.
Su órbita durante la aproximación a la órbita terrestre. Nuestro planeta, pero, estará a una distancia segura.
El pan nuestro de cada día.
Giant 'potentially hazardous' asteroid will fly safely by Earth in April
jueves, marzo 19, 2020
Una galaxia que se tambalea
¿Cuál es el origen de la curvatura de la Vía Láctea?
Aunque no es sencillo conocer su forma y estructura mirando desde el interior, poco a poco hemos ido desvelando el aspecto de nuestro hogar galáctico, lo que se conoce como una espiral barrada. Y con ello hemos visto que la imagen clásica que teníamos antes, aunque más o menos cierta en su conjunto, presenta variables inesperadas. Entre ellas que su disco, lejos de ser plano, está "torcido", bamboleándose a medida que gira sobre si misma. Vista desde el exterior, ciertamente nuestro hogar tendría un aspecto algo extraño.
No es un hecho descubierto recientemente, ya que se conoce desde mediados del siglo pasado, pero sin datos más precisos sobre la velocidad en que esta distorsión se mueve alrededor del centro era difícil de descubrir su origen. Desde efecto del campo magnético intergaláctico hasta influencia del el hipotético halo de materia oscura que rodea la Vía Láctea, muchas eran las ideas, pero pocos los medios para probarlas. Hasta que la llegada de Gaia, que nos está ofreciendo el mejor mapa en tres dimensiones de nuestra galaxia jamás creado, puede haber dado con la solución.
Esta se encuentra en la velocidad con la que se mueve esta distorsión y su estabilidad. En el primer caso se estima que tarda unos 600 millones de años en completar un giro, mucho más lento que las estrellas individuales (el Sol tarda unos 220), pero aún así más rápido de lo que se podría esperar si el magnetismo o la materia oscura fueran los responsables. Y el segundo es que lejos de ser estática, esta ola cambia de orientación con el tiempo, como una peonza cuando gira sobre su eje. Todo eso, junto, permiten apuntar ya un culpable del irregular aspecto de la Vía Galaxia: El impacto con alguna de las galaxias enanas que la rodean.
Los astrónomos aún no saben cual, y cuándo comenzó la colisión. Uno de los aspirantes es Sagitario, que orbita la Vía Láctea y se cree que ha cruzado a través del disco galáctico varias veces en el pasado. Los astrónomos piensan que con el tiempo será absorbido gradualmente, un proceso que ya está en marcha. La distorsión o "ola" es fruto, por tanto, de una galaxia, la nuestra, que está devorando a otra. Un recordatorio de que vivimos en una estructura vida, cambiante, aunque a una escala de tiempo tal que nos parece ilusoriamente eterna e inmutable.
La distorsionada Vía Láctea.
La galaxia de Sagitario, en proceso de ser devorada por nuestra galaxia, vista por Gaia.
Una forma de entender mejor como se mueve la Vía Láctea.
Milky Way’s warp caused by galactic collision, Gaia suggests
Aunque no es sencillo conocer su forma y estructura mirando desde el interior, poco a poco hemos ido desvelando el aspecto de nuestro hogar galáctico, lo que se conoce como una espiral barrada. Y con ello hemos visto que la imagen clásica que teníamos antes, aunque más o menos cierta en su conjunto, presenta variables inesperadas. Entre ellas que su disco, lejos de ser plano, está "torcido", bamboleándose a medida que gira sobre si misma. Vista desde el exterior, ciertamente nuestro hogar tendría un aspecto algo extraño.
No es un hecho descubierto recientemente, ya que se conoce desde mediados del siglo pasado, pero sin datos más precisos sobre la velocidad en que esta distorsión se mueve alrededor del centro era difícil de descubrir su origen. Desde efecto del campo magnético intergaláctico hasta influencia del el hipotético halo de materia oscura que rodea la Vía Láctea, muchas eran las ideas, pero pocos los medios para probarlas. Hasta que la llegada de Gaia, que nos está ofreciendo el mejor mapa en tres dimensiones de nuestra galaxia jamás creado, puede haber dado con la solución.
Esta se encuentra en la velocidad con la que se mueve esta distorsión y su estabilidad. En el primer caso se estima que tarda unos 600 millones de años en completar un giro, mucho más lento que las estrellas individuales (el Sol tarda unos 220), pero aún así más rápido de lo que se podría esperar si el magnetismo o la materia oscura fueran los responsables. Y el segundo es que lejos de ser estática, esta ola cambia de orientación con el tiempo, como una peonza cuando gira sobre su eje. Todo eso, junto, permiten apuntar ya un culpable del irregular aspecto de la Vía Galaxia: El impacto con alguna de las galaxias enanas que la rodean.
Los astrónomos aún no saben cual, y cuándo comenzó la colisión. Uno de los aspirantes es Sagitario, que orbita la Vía Láctea y se cree que ha cruzado a través del disco galáctico varias veces en el pasado. Los astrónomos piensan que con el tiempo será absorbido gradualmente, un proceso que ya está en marcha. La distorsión o "ola" es fruto, por tanto, de una galaxia, la nuestra, que está devorando a otra. Un recordatorio de que vivimos en una estructura vida, cambiante, aunque a una escala de tiempo tal que nos parece ilusoriamente eterna e inmutable.
La galaxia de Sagitario, en proceso de ser devorada por nuestra galaxia, vista por Gaia.
Una forma de entender mejor como se mueve la Vía Láctea.
Milky Way’s warp caused by galactic collision, Gaia suggests
sábado, marzo 14, 2020
Mundo sin fin en la lejana frontera
Descubiertos más de un centenar de nuevos habitantes de Cinturón de Kuiper.
En no pocas ocasiones una búsqueda lleva a descubrimientos fuera del campo que se estaba explorando, como un inesperado y bienvenido extra a nuestra compresión del Universo. Este es el caso de la Dark Energy Survey (DES), que desde el observatorio de Cerro Tololo (Chile) y mediante una poderosa cámara digital de 570 megapíxeles, lleva desde 2013 estudiando el desplazamiento de galaxias y supernovas para medir con precisión la expansión del Cosmos y determinar la naturaleza de la teorizada energía oscura que está detrás de ella. Eso implica imágenes constantes y de extrema resolución del Firmamento, no solo del espacio lejano, sino, de forma indirecta, de nuestra propia vecindad.
Y buscar estos últimos es lo que hizo un reciente estudio, que se dedicó a filtrar todos los "puntos móviles" registrados por DES, desde galaxias y estrellas hasta objetos pertenecientes al Sistema Solar, especialmente aquellos que, como Plutón, Haumea o Sedna, forman parte del Cinturón de Kuiper. Un trabajo nada sencillo, ya que en total se tenían que manejar hasta 7 millones de estos puntos. Al final, una vez descartando objetos lejanos y todos aquellos cercanos previamente conocidos, se llego a la cifra de 139 "transneptunianos" (TNO) hasta ahora desconocidos.
Se estima que la ubicación de estos nuevos TNO oscila entre 30 y 90 UA (unidades astronómicas), o entre 30 y 90 veces la distancia de la Tierra al Sol. Como referencia Plutón, el más famoso de todos los habitantes de Kuiper, se encuentra a una media de 40 UA.
Con este regalo indirecto de DES el Sistema Solar se expande de nuevo, mostrando que más allá de que no hace tanto tiempo se situaba la frontera se extiende una inmensidad de la que apenas estamos comenzando a ver ligeros trazos. Infinitos mundos, quizás otras Plutón, o puede que mundos incluso mayores quizás nos están esperando en ese gélido reino donde apenas llega la luz del Sol.
La ubicación de los objetos encontrados en los primeros cuatro años de datos DES. El contorno muestra el rango de búsqueda de DES y el color de cada punto muestra qué tan lejos está el objeto en unidades astronómicas.
El ObservatorioVictor M. Blanco, en Cerro Tololo, Chile, con una lente principal de 4 metros y la Dark Energy Camera (DECam).
Over a Hundred New Large Objects Found in the Kuiper Belt
En no pocas ocasiones una búsqueda lleva a descubrimientos fuera del campo que se estaba explorando, como un inesperado y bienvenido extra a nuestra compresión del Universo. Este es el caso de la Dark Energy Survey (DES), que desde el observatorio de Cerro Tololo (Chile) y mediante una poderosa cámara digital de 570 megapíxeles, lleva desde 2013 estudiando el desplazamiento de galaxias y supernovas para medir con precisión la expansión del Cosmos y determinar la naturaleza de la teorizada energía oscura que está detrás de ella. Eso implica imágenes constantes y de extrema resolución del Firmamento, no solo del espacio lejano, sino, de forma indirecta, de nuestra propia vecindad.
Y buscar estos últimos es lo que hizo un reciente estudio, que se dedicó a filtrar todos los "puntos móviles" registrados por DES, desde galaxias y estrellas hasta objetos pertenecientes al Sistema Solar, especialmente aquellos que, como Plutón, Haumea o Sedna, forman parte del Cinturón de Kuiper. Un trabajo nada sencillo, ya que en total se tenían que manejar hasta 7 millones de estos puntos. Al final, una vez descartando objetos lejanos y todos aquellos cercanos previamente conocidos, se llego a la cifra de 139 "transneptunianos" (TNO) hasta ahora desconocidos.
Se estima que la ubicación de estos nuevos TNO oscila entre 30 y 90 UA (unidades astronómicas), o entre 30 y 90 veces la distancia de la Tierra al Sol. Como referencia Plutón, el más famoso de todos los habitantes de Kuiper, se encuentra a una media de 40 UA.
Con este regalo indirecto de DES el Sistema Solar se expande de nuevo, mostrando que más allá de que no hace tanto tiempo se situaba la frontera se extiende una inmensidad de la que apenas estamos comenzando a ver ligeros trazos. Infinitos mundos, quizás otras Plutón, o puede que mundos incluso mayores quizás nos están esperando en ese gélido reino donde apenas llega la luz del Sol.
La ubicación de los objetos encontrados en los primeros cuatro años de datos DES. El contorno muestra el rango de búsqueda de DES y el color de cada punto muestra qué tan lejos está el objeto en unidades astronómicas.
El ObservatorioVictor M. Blanco, en Cerro Tololo, Chile, con una lente principal de 4 metros y la Dark Energy Camera (DECam).
Over a Hundred New Large Objects Found in the Kuiper Belt
viernes, marzo 13, 2020
La larga espera de Rosalind Franklin
El lanzamiento del rover marciano de la ESA aplazado hasta 2022.
Se estaba convirtiendo en un secreto a voces, ya que cualquier señal de problemas en cualquiera de los componentes clave de una misión espacial a solo unos meses de la fecha inicialmente prevista para ser lanzada suele desembocar en un casi inevitable retraso. Fallos en el sistema despliegue de paracaídas durante las pruebas hicieron necesario dar más tiempo para realizar las comprobaciones necearías y ofrecer total seguridad (con el recuerdo funesto del destino de la Schiaparelli). Con el calendario casi echándoseles ya encima todo apuntaba a un aplazamiento, y así fue. Deberemos esperar dos años más, hasta la siguiente ventana de lanzamiento.
Recordemos que la Tierra y Marte solo se alinean de forma adecuada para que una sonda pueda saltar de una órbita a otra cada dos años, momento que los expertos llaman "ventanas". Es por ello que las misiones al planeta rojo, cuando se juntan varias misiones, suelen ir en oleadas, como si se hubieran puesto de acuerdo para viajar juntas. En realidad viajan cuando pueden hacerlo, ni más ni menos. Así ocurrirá este año con el rover Perseverance de la NASA, la misión china y la de los Emiratos Unidos. Rosalind Franklin, como se conoce al rover de la ESA, debía ser el 4º miembro de esta nueva ola. No será así y deberemos tener paciencia.
La actual situación de epidemia parece haber tenido su peso en esta situación, al limitar los movimientos de los expertos tanto de la ESA como de Rusia, pero lo cierto es que ya hacía tiempo que se tenía la sensación de ir contrarreloj. Y aunque tanto el rover como el resto del conjunto parece estar ahora totalmente construidos y operativos, lo cierto es que señalar la necesidad de más pruebas con su software y hardware para tenerlo todo listo indica a las claras que el calendario no pudo cumplirse y que el vehículo dista de estar listo en los niveles de exigencia que implica cualquier misión interplanetaria..
"Queremos asegurarnos al 100% de una misión exitosa. No podemos permitirnos ningún margen de error. Más actividades de verificación asegurarán un viaje seguro y los mejores resultados científicos en Marte", dijo el Director General de la ESA, Jan Wörner."Quiero agradecer a los equipos de la industria que han trabajado a contrarreloj durante casi un año para completar el ensamblaje y las pruebas ambientales del vehículo. Estamos muy satisfechos con el trabajo que se ha realizado para hacer realidad este proyecto único y tenemos un sólido cuerpo de conocimientos para completar el trabajo restante lo más rápido posible".
Siendo como es una misión centrada en la busca de señales de actividad biológica, este retraso es ciertamente decepcionante, aunque no fuera del todo inesperado. Pero así es la exploración espacial. Esperemos que dentro de dos años, ahora si, le llegue el gran momento.
Una vista en 360º del Rosalind Franklin, ya que se encuentra completamente ensamblado, pero que deberá esperar dos años para saltar al planeta rojo.
ExoMars to take off for the Red Planet in 2022
Se estaba convirtiendo en un secreto a voces, ya que cualquier señal de problemas en cualquiera de los componentes clave de una misión espacial a solo unos meses de la fecha inicialmente prevista para ser lanzada suele desembocar en un casi inevitable retraso. Fallos en el sistema despliegue de paracaídas durante las pruebas hicieron necesario dar más tiempo para realizar las comprobaciones necearías y ofrecer total seguridad (con el recuerdo funesto del destino de la Schiaparelli). Con el calendario casi echándoseles ya encima todo apuntaba a un aplazamiento, y así fue. Deberemos esperar dos años más, hasta la siguiente ventana de lanzamiento.
Recordemos que la Tierra y Marte solo se alinean de forma adecuada para que una sonda pueda saltar de una órbita a otra cada dos años, momento que los expertos llaman "ventanas". Es por ello que las misiones al planeta rojo, cuando se juntan varias misiones, suelen ir en oleadas, como si se hubieran puesto de acuerdo para viajar juntas. En realidad viajan cuando pueden hacerlo, ni más ni menos. Así ocurrirá este año con el rover Perseverance de la NASA, la misión china y la de los Emiratos Unidos. Rosalind Franklin, como se conoce al rover de la ESA, debía ser el 4º miembro de esta nueva ola. No será así y deberemos tener paciencia.
La actual situación de epidemia parece haber tenido su peso en esta situación, al limitar los movimientos de los expertos tanto de la ESA como de Rusia, pero lo cierto es que ya hacía tiempo que se tenía la sensación de ir contrarreloj. Y aunque tanto el rover como el resto del conjunto parece estar ahora totalmente construidos y operativos, lo cierto es que señalar la necesidad de más pruebas con su software y hardware para tenerlo todo listo indica a las claras que el calendario no pudo cumplirse y que el vehículo dista de estar listo en los niveles de exigencia que implica cualquier misión interplanetaria..
"Queremos asegurarnos al 100% de una misión exitosa. No podemos permitirnos ningún margen de error. Más actividades de verificación asegurarán un viaje seguro y los mejores resultados científicos en Marte", dijo el Director General de la ESA, Jan Wörner."Quiero agradecer a los equipos de la industria que han trabajado a contrarreloj durante casi un año para completar el ensamblaje y las pruebas ambientales del vehículo. Estamos muy satisfechos con el trabajo que se ha realizado para hacer realidad este proyecto único y tenemos un sólido cuerpo de conocimientos para completar el trabajo restante lo más rápido posible".
Siendo como es una misión centrada en la busca de señales de actividad biológica, este retraso es ciertamente decepcionante, aunque no fuera del todo inesperado. Pero así es la exploración espacial. Esperemos que dentro de dos años, ahora si, le llegue el gran momento.
ExoMars to take off for the Red Planet in 2022
jueves, marzo 12, 2020
Bajo una lluvia de hierro
Visitando uno de los mundos más extremos conocidos.
Hoy día acumulamos ya varios miles de exoplanetas descubiertos, y dado nuestras limitaciones tecnológicas, podemos presuponer que la cifra es inmensamente mayor, quizás tantos como estrellas, quizás aún más numerosos. Y de la misma manera, a partir de lo conocido, que existen de todo tipo, tamaño y condiciones ambientales, ya que incluso en esa pequeña muestra del total que atesoramos los estamos encontrando de todo tipo, entre ellos algunos tan extremos que parecen sacados de la literatura de ciencia ficción.
WASP-76b es uno de esos lugares que parecen fruto imaginación más retorcida y oscura de un escritor, lugares donde ambientar la hostilidad del Universo en todo su esplendor. Y es que en este exoplaneta, según un reciente estudio, realizado mediante los datos del Very Large Telescope (VLT), llueve, pero es una lluvia que no nos gustaría sufrir. Una lluvia de hierro. Literalmente.
Este mundo, situado a unos 640 años-luz de distancia, habita muy, pero muy cerca de su Sol. Como resultado sufre temperaturas que desafían a nuestra imaginación, por encima de los 2.400 Cº, tanto calor que las moléculas se separan en átomos y metales como el hierro se evaporan a la atmósfera. Pero, como nuestra Luna, su rotación está atrapada por las fuerzas de marea, por lo que existe un hemisferio siempre de día y ardiente, y otro siempre de noche y mucho más frío. Concepto este relativo, ya que estamos hablando de 1.500 Cº, pero que no dejan de ser 900 Cº de diferencia, lo que genera vientos que lleva el vapor de hierro hasta la zona nocturna, donde se condensa de nuevo en forma de gotas de hierro, que precipitan en forma de lluvia.
Este ciclo climático explica las curiosas huellas químicas del planeta, con una fuerte firma de vapor de hierro en la zona que separa el lado diurno del planeta de su lado nocturno. "Sorprendentemente, sin embargo, no vemos el vapor de hierro por la mañana", comenta David Ehrenreich, profesor de la Universidad de Ginebra (Suiza), y que dirigió este estudio. La razón, es que "está lloviendo hierro en el lado nocturno de este exoplaneta extremo". "Las observaciones muestran que, en la atmósfera del lado diurno y caliente de WASP-76b, el vapor de hierro es abundante", añade María Rosa Zapatero Osorio, astrofísica del Centro de Astrobiología de Madrid (España)."Una fracción de este hierro se inyecta en el lado nocturno debido a la rotación del planeta y los vientos atmosféricos. Allí se encuentra con ambientes mucho más fríos, se condensa y cae en forma de lluvia".
Un lugar extremo, hostil hasta un punto que desborda la imaginación. Y ese es el mensaje. No importa lo extraño que sean los mundos que soñemos, ahí fuera, en algún lugar, es muy posible que exista realmente.
El cercano baile de WASP-76b y su Sol.
Bailando bajo una lluvia de hierro.
Hoy día acumulamos ya varios miles de exoplanetas descubiertos, y dado nuestras limitaciones tecnológicas, podemos presuponer que la cifra es inmensamente mayor, quizás tantos como estrellas, quizás aún más numerosos. Y de la misma manera, a partir de lo conocido, que existen de todo tipo, tamaño y condiciones ambientales, ya que incluso en esa pequeña muestra del total que atesoramos los estamos encontrando de todo tipo, entre ellos algunos tan extremos que parecen sacados de la literatura de ciencia ficción.
WASP-76b es uno de esos lugares que parecen fruto imaginación más retorcida y oscura de un escritor, lugares donde ambientar la hostilidad del Universo en todo su esplendor. Y es que en este exoplaneta, según un reciente estudio, realizado mediante los datos del Very Large Telescope (VLT), llueve, pero es una lluvia que no nos gustaría sufrir. Una lluvia de hierro. Literalmente.
Este mundo, situado a unos 640 años-luz de distancia, habita muy, pero muy cerca de su Sol. Como resultado sufre temperaturas que desafían a nuestra imaginación, por encima de los 2.400 Cº, tanto calor que las moléculas se separan en átomos y metales como el hierro se evaporan a la atmósfera. Pero, como nuestra Luna, su rotación está atrapada por las fuerzas de marea, por lo que existe un hemisferio siempre de día y ardiente, y otro siempre de noche y mucho más frío. Concepto este relativo, ya que estamos hablando de 1.500 Cº, pero que no dejan de ser 900 Cº de diferencia, lo que genera vientos que lleva el vapor de hierro hasta la zona nocturna, donde se condensa de nuevo en forma de gotas de hierro, que precipitan en forma de lluvia.
Este ciclo climático explica las curiosas huellas químicas del planeta, con una fuerte firma de vapor de hierro en la zona que separa el lado diurno del planeta de su lado nocturno. "Sorprendentemente, sin embargo, no vemos el vapor de hierro por la mañana", comenta David Ehrenreich, profesor de la Universidad de Ginebra (Suiza), y que dirigió este estudio. La razón, es que "está lloviendo hierro en el lado nocturno de este exoplaneta extremo". "Las observaciones muestran que, en la atmósfera del lado diurno y caliente de WASP-76b, el vapor de hierro es abundante", añade María Rosa Zapatero Osorio, astrofísica del Centro de Astrobiología de Madrid (España)."Una fracción de este hierro se inyecta en el lado nocturno debido a la rotación del planeta y los vientos atmosféricos. Allí se encuentra con ambientes mucho más fríos, se condensa y cae en forma de lluvia".
Un lugar extremo, hostil hasta un punto que desborda la imaginación. Y ese es el mensaje. No importa lo extraño que sean los mundos que soñemos, ahí fuera, en algún lugar, es muy posible que exista realmente.
Bailando bajo una lluvia de hierro.
domingo, marzo 08, 2020
En la cima de La Luna
Visitando las altas montañas selenitas.
Cuando imaginamos la superficie lunar, lo más habitual es pensar en cráteres, llanuras y polvo. No es una visión muy alejada de la realidad en términos generales, pero es hasta cierto punto incompleta, ya que nuestra compañera de viaje es más compleja, con formaciones geológicas mucho más notables en su espectacularidad, pero que paradójicamente suelen pasa desapercibidas, al menos para el público general. Y una de ellas son sus altas montañas, algunas de las cuales, especialmente las habitan en el polo sur, pueden rivalizar con las más altas de la Tierra.
Dentro del nuevo programa de exploración lunar de la NASA, y que se enmarca en este nuevo interés por La Luna que están mostrando diversas naciones, se está creando un completo mapa topográfico del polo sur lunar, la región que centra el interés de las agencias espaciales por sus reservas de agua helada, y por tanto posiblemente el mejor lugar para algún tipo de asentamiento o base permanente. Y allí se puede encontrar algo poco conocido fuera de ámbito científico, montañas (o macizos lunares, como de las conoce) que rivalizan con el Everest. Lejos de terrenos lisos o algunas pequeñas pendientes, los futuros selenitas tendrán también retos semejantes a los que afrontan los alpinistas terrestres.
Dos son estos macizos que atraen la atención. Uno de ellos es Malapert, que está en la lista de posibles objetivos de exploración humana, y que conjuntamente con los cráteres que llenan la región, muestra desniveles extremos. Así, entre su cima y el fondo del vecino cráter Haworth, existe una diferencia de hasta 8 kilómetros, dato aún más interesante si se tiene en cuenta que viajar de uno a otro es una de las propuestas de exploración para el futuro. Otro es Leibnitz β, el macizo más elevado de la región, no muy lejos del anterior, por encima de los 6 kilómetros con respecto al nivel medio lunar y que excede de los 10 kilómetros con respecto al fondo de cercano cráter Shoemaker.
La Luna no tiene placas tectónicas, que es la fuerza detrás de las terrestres, por lo que su creación está ligada a grandes impactos. Este parece el caso de nuestras protagonistas, ligadas seguramente a la formación de la inmensa cuenca de impacto Aitken, que condicionó totalmente la naturaleza de esta región. Otras cadenas montañosas, situadas en zonas más ecuatoriales, también parecen estar ligadas a este tipo de cataclismos. Lugares que sin lugar a dudas ofrecerán maravillosas vista a los primeros que las escalen.
Corte topográfico de Leibnitz y Malapert, comparado con el Everest.
Topografía del polo sur luna. En la parte superior derecha se elevan las dos zonas montañosas protagonistas de esta historia.
Los Montes Apenninus, la mayor cadena montañosa de la Luna, con más de 600 kilómetros de longitud y alturas de hasta 5.5 kilómetros. Se cree que son los restos de una inmensa cuenca de impacto, responsable del nacimiento del Mare Imbrium, hace unos 3800 millones de años.
Comparing Mountains on the Moon to the Earth’s Peaks
Cuando imaginamos la superficie lunar, lo más habitual es pensar en cráteres, llanuras y polvo. No es una visión muy alejada de la realidad en términos generales, pero es hasta cierto punto incompleta, ya que nuestra compañera de viaje es más compleja, con formaciones geológicas mucho más notables en su espectacularidad, pero que paradójicamente suelen pasa desapercibidas, al menos para el público general. Y una de ellas son sus altas montañas, algunas de las cuales, especialmente las habitan en el polo sur, pueden rivalizar con las más altas de la Tierra.
Dentro del nuevo programa de exploración lunar de la NASA, y que se enmarca en este nuevo interés por La Luna que están mostrando diversas naciones, se está creando un completo mapa topográfico del polo sur lunar, la región que centra el interés de las agencias espaciales por sus reservas de agua helada, y por tanto posiblemente el mejor lugar para algún tipo de asentamiento o base permanente. Y allí se puede encontrar algo poco conocido fuera de ámbito científico, montañas (o macizos lunares, como de las conoce) que rivalizan con el Everest. Lejos de terrenos lisos o algunas pequeñas pendientes, los futuros selenitas tendrán también retos semejantes a los que afrontan los alpinistas terrestres.
Dos son estos macizos que atraen la atención. Uno de ellos es Malapert, que está en la lista de posibles objetivos de exploración humana, y que conjuntamente con los cráteres que llenan la región, muestra desniveles extremos. Así, entre su cima y el fondo del vecino cráter Haworth, existe una diferencia de hasta 8 kilómetros, dato aún más interesante si se tiene en cuenta que viajar de uno a otro es una de las propuestas de exploración para el futuro. Otro es Leibnitz β, el macizo más elevado de la región, no muy lejos del anterior, por encima de los 6 kilómetros con respecto al nivel medio lunar y que excede de los 10 kilómetros con respecto al fondo de cercano cráter Shoemaker.
La Luna no tiene placas tectónicas, que es la fuerza detrás de las terrestres, por lo que su creación está ligada a grandes impactos. Este parece el caso de nuestras protagonistas, ligadas seguramente a la formación de la inmensa cuenca de impacto Aitken, que condicionó totalmente la naturaleza de esta región. Otras cadenas montañosas, situadas en zonas más ecuatoriales, también parecen estar ligadas a este tipo de cataclismos. Lugares que sin lugar a dudas ofrecerán maravillosas vista a los primeros que las escalen.
Corte topográfico de Leibnitz y Malapert, comparado con el Everest.
Topografía del polo sur luna. En la parte superior derecha se elevan las dos zonas montañosas protagonistas de esta historia.
Los Montes Apenninus, la mayor cadena montañosa de la Luna, con más de 600 kilómetros de longitud y alturas de hasta 5.5 kilómetros. Se cree que son los restos de una inmensa cuenca de impacto, responsable del nacimiento del Mare Imbrium, hace unos 3800 millones de años.
Comparing Mountains on the Moon to the Earth’s Peaks
sábado, marzo 07, 2020
El tenue hilo con las estrellas
Recientemente regresó a su plena actividad después de superar los problemas que la habían dejado temporalmente inoperativa. Y ello significó no solo recuperar el flujo de datos desde el espacio interestelar y dar un merecido descanso a todos los que trabajaron sin descanso para superar el bache, sino que también dar luz verde a la tan necesaria renovación de la antena principal de la estación de Canberra, una de las tres que conforman la red de seguimiento del espacio profundo (DSN) de la NASA, la única que actualmente es capaz de comunicarse con esta sonda y que pedía a gritos una renovación profunda.
Esta red funciona las 24 horas del día, los 365 días del año y se distribuye entre California, España y Australia. Esto permite a los navegadores comunicarse con las diversas misiones interplanetaria en todo momento pese a la rotación de nuestro planeta. Pero la Voyager 2, que se lanzó en 1977, se encuentra actualmente a más de 17 mil millones de kilómetros y viajando en una dirección descendente en relación con el plano orbital de la Tierra, por lo que solo se puede ver desde el hemisferio sur y, por lo tanto, solo se puede comunicar desde la estación en Australia.
Además, se requiere un transmisor especial de banda S para enviarle comandos, uno lo suficientemente potente como para alcanzar el espacio interestelar y en una frecuencia que puede comunicarse con su anticuada tecnología. Y su antena principal de 70 metros (DSS43) es la única de este tipo en el hemisferio sur. Sin embargo, con más de 40 años de actividad a sus espaldas, está quedándose anticuada rápidamente y las señales de envejecimiento de alguna de sus partes más crítica se está dejando notar, por lo que es necesario que afronte una renovación a gran escala para seguir siendo útil en el futuro. Por lo tanto, durante los próximos 11 meses estará "en obras".
Durante este periodo la Voyager 2 quedará incomunicada de la Tierra. No para enviar datos, cosa que si seguirá haciendo con normalidad, pero si para recibir comandos. Es decir, trabajará de forma autónoma sin que nadie le diga nada. Un riesgo necesario, ya que era una renovación que no podía aplazarse más y que no solo beneficiará a la propia sonda, sino que también lo hará para otras misiones presentes y futuras, que tendrán en DSS43 un mejor y más capacitado soporte.
Solo queda esperar que no ocurra ningún nuevo contratiempo que hiciera necesaria la intervención desde la Tierra. Buen viaje, Voyager 2, y pórtate bien.
La DSN sirve para conectarnos con las misiones interplanetarias, especialmente de la NASA, aunque también ofrece su servicio a otras "competidoras", como la ESA o la JAXA.
Que tengas un buen viaje durante estos meses en solitario.
NASA's Deep Space Antenna Upgrades to Affect Voyager Communications
viernes, marzo 06, 2020
Espíritu, oportunidad, curiosidad y perseverancia
Presentando el nombre del nuevo rover marciano de la NASA.
Durante varios años lo hemos llamado Mars 2020, una denominación provisional con bastante poco encanto, más una descripción de su meta que de un nombre como tal. Y aunque pueda parecer algo banal, tratándose, al fin y la cabo, de maquinas, lo cierto es que solemos establecer lazos de interés más sólidos y profundos cuando algo tiene un nombre, y de ahí a dotarlos de cierto "espíritu". Difícilmente Opportunity habría calado tan hondo en nuestros corazones de haber sido simplemente MER-B, como era su denominación técnica. Y es que la NASA sabe muy la forma de conectar con la gente.
Por ello, como en casos anteriores, la elección del nombre fue en forma de un concurso público, donde cualquier persona o institución educativa podía proponer sus propios candidatos, en una carrera decidida por la votación popular a través de la red. De esta forma la lista se fue reduciendo desde los 28.000 iniciales, ronda tras ronda hasta llegar a los 9 finalistas. Y de ellos sale el ganador definitivo. Nos despedimos de Mars 2020, que nos acompañó tanto tiempo, y damos la bienvenida al poderoso rover Perseverance.
Y así será como lo conoceremos a partir de ahora. Espíritu (Spirit) para no rendirse, saber la oportunidad (Opportunity) cuando esta se presenta, tener curiosidad (Curiosity) por lo que nos rodea y la perseverancia (Perseverance) de seguir adelante sean cuales sean las dificultades. Ciertamente los nombres de estos exploradores parecen indicar de forma muy precisa aquello que nos sigue impulsando a alcanzar otros mundos.
Miembros del equipo de prueba y ensamblaje junto al recién bautizado Perseverance.
El joven Alexander Mather, ganador de este concurso, felicitado los Lori Glaze, directora de la sección de ciencia planetaria de la NASA, y Thomas Zurbuchen, administrador asociado, durante el anuncio. Dar espacio para que gente muy joven tenga su oportunidad de hacer historia espacial es una de las formas de hacer crecer el interés de las nuevas generaciones con la exploración espacial.
Perseverance, listo para la acción.
Virginia Middle School Student Earns Honor of Naming NASA's Next Mars Rover
Durante varios años lo hemos llamado Mars 2020, una denominación provisional con bastante poco encanto, más una descripción de su meta que de un nombre como tal. Y aunque pueda parecer algo banal, tratándose, al fin y la cabo, de maquinas, lo cierto es que solemos establecer lazos de interés más sólidos y profundos cuando algo tiene un nombre, y de ahí a dotarlos de cierto "espíritu". Difícilmente Opportunity habría calado tan hondo en nuestros corazones de haber sido simplemente MER-B, como era su denominación técnica. Y es que la NASA sabe muy la forma de conectar con la gente.
Por ello, como en casos anteriores, la elección del nombre fue en forma de un concurso público, donde cualquier persona o institución educativa podía proponer sus propios candidatos, en una carrera decidida por la votación popular a través de la red. De esta forma la lista se fue reduciendo desde los 28.000 iniciales, ronda tras ronda hasta llegar a los 9 finalistas. Y de ellos sale el ganador definitivo. Nos despedimos de Mars 2020, que nos acompañó tanto tiempo, y damos la bienvenida al poderoso rover Perseverance.
Y así será como lo conoceremos a partir de ahora. Espíritu (Spirit) para no rendirse, saber la oportunidad (Opportunity) cuando esta se presenta, tener curiosidad (Curiosity) por lo que nos rodea y la perseverancia (Perseverance) de seguir adelante sean cuales sean las dificultades. Ciertamente los nombres de estos exploradores parecen indicar de forma muy precisa aquello que nos sigue impulsando a alcanzar otros mundos.
Miembros del equipo de prueba y ensamblaje junto al recién bautizado Perseverance.
El joven Alexander Mather, ganador de este concurso, felicitado los Lori Glaze, directora de la sección de ciencia planetaria de la NASA, y Thomas Zurbuchen, administrador asociado, durante el anuncio. Dar espacio para que gente muy joven tenga su oportunidad de hacer historia espacial es una de las formas de hacer crecer el interés de las nuevas generaciones con la exploración espacial.
Perseverance, listo para la acción.
Virginia Middle School Student Earns Honor of Naming NASA's Next Mars Rover